José Andrés, el trueno de la cocina española
“Soy el que más gin tonics vende en Estados Unidos”, me comentó. “Pero ¿nos deja algún rédito este combinado que hemos relanzado al mundo? Nada. Las ginebras no son nuestras y las tónicas ya me dirás. Estoy al habla con Rives, a ver si les ayudo”
A José Andrés le obsesiona popularizar los ingredientes y las recetas españolas en Estados Unidos. “El gazpacho es la mejor sopa fría del mundo, pero si no se consumen nuestros tomates de nada nos sirve. Intento que Al Valle, propiedad de Pepsico, se venda con sus bebidas”, asegura.
José Andrés llegó a Estados Unidos con los bolsillos vacíos hace 20 años. En estos momentos, cumplidos los 42 gestiona un imperio. “Tengo abiertos 15 restaurantes: 7 Washington, 3 en Los Ángeles, 3 en Las Vegas y 2 en Miami. El nuevo de Puerto Rico para Diciembre”, me comentó. Y todos ellos con estrellas y altísimas puntuaciones.
A mediados de abril de 2012 -- nadie debería olvidarlo -- la poderosa revista Time lo ha incluido en el puesto 21 de la lista de los 100 personajes más influyentes del mundo. En 2011 la James Beard Foundation lo había declarado el mejor chef del año. Es difícil llegar más lejos en su papel.
En Estados Unidos constituye un icono de la cultura española junto a Antonio Banderas, Pedro Almodóvar y Penélope Cruz.
Incluso a mí, que soy hiperactivo por naturaleza, me sorprende su apabullante actividad.En Zahara, de vacaciones, hace pesca submarina, juega al golf y cocina para sus amigos. Me confirmó que va a preparar una paella gigante para recaudar los 25.000 euros que necesita la parroquia.
Las televisiones americanas lo entrevistan con asiduidad. Aparece en Today (NBC) y “This Morning” (CBS) Supervisa el huerto de la Casa Blanca junto a Michelle Obama; ha cocinado una gran paella en Londres con Gwyneth Paltrow; ayuda a una ONG en Haití a favor de familias depauperadas; ha preparado el menú para la última reunión del G-8 y aún le queda tiempo para jugar al póquer en Los Ángeles con Pau Gassol. A partir de octubre liderará un módulo de cocina española en el Culinary Institute de Nueva York.
Ayer almorzamos en Antonio (www.antoniohoteles.com) de cara al Atlántico mientras dábamos cuenta de un espectacular tartar de gambas, de un soberbio escabeche de atún y una gran fritura de pescado. Entre bocado y bocado me hizo un torbellino de confesiones.
“Si somos la segunda o tercera potencia mundial en turismo, no sé por qué el gobierno no pone las cosas mucho más fáciles a nuestros 25 mejores restaurantes de cocina creativa. Son la imagen de España en el exterior.Durante estas olimpiadas me he sentido olvidado” prosiguió. “Cada vez que un español gana una medalla la Casa Real lo telefonea para felicitarlo. En cambio a mí y otros cocineros nos ignoran si nos dan un premio en Nueva York. Parece que no interesa la olimpiada de la cocina”.
“Tenemos que formar a centenares de americanos para que elaboren platos españoles. Así conseguiremos vender nuestros productos, como hacen los italianos. Solo en “The Bazaar” en Los Ángeles compramos al año 750.000 euros en productos españoles. No te olvides que en cada uno de mis restaurantes recibimos a 800 /1000 personas diarias”.
Yo les invitaría a conocer productos, lechazos, albariños o pimientos del piquillo, por ejemplo. Hasta ahora he sido valorado como empresario de hostelería y pretendo que se me reconozca como cocinero. Mi “Mini Bar” de Washington es el restaurante de cocina creativa más importante de Estados Unidos. Freír un huevo es lo más parecido a torear. ¿Quien lo hace bien? El torero y el toro. El cocinero y el huevo. No es sencillo. La cocina está llena de magia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.