Radares del subdesarrollo
En el norte de Burgos, en la comarca de Las Merindades (CL 629), la DGT suele colocar radares móviles, por supuesto no señalizados, en pueblos que apenas llegan a diez habitantes y donde la probabilidad de que haya un accidente es muy escasa. La intención recaudatoria resulta evidente, puesto que, de velar por la seguridad vial de los conductores, la DGT se preocuparía por el estado deplorable de la carretera (baches numerosos, líneas borradas en algunos kilómetros). A pesar de las indicaciones de la fiscalía, no parece que la guardia civil haya denunciado a quienes deberían realizar un mantenimiento aceptable de la carretera. Esta actitud, en la que la DGT busca la trampa antes que la confianza de los ciudadanos, ejemplifica perfectamente cómo hemos llegado a lo que hemos llegado en este país.— José Antonio López Hidalgo.
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