_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Qué le pasa

¿Qué le pasa a un presidente que sale por la puerta de atrás, rehúye las preguntas de los periodistas y no comparece en el Parlamento?

Elvira Lindo

Una de las pruebas más duras a la que tienen que enfrentarse los alumnos de música es a tocar en público. Los nervios no se curan jamás, incluso es bueno que no desaparezcan, pero se aprende a que no arruinen un oficio que sólo tiene sentido si alguien escucha. De acuerdo, existió un Glenn Gould, que a partir de un cierto momento sólo consintió tocar en grabaciones, aunque a través de ellas se comunicaba con la audiencia. También el trabajo del actor se mide con público. Hay actores que pierden la vista en la noche del estreno, pero la experiencia les dice que la niebla desaparecerá en cuanto el diálogo fluya. Conozco escritores que dicen escribir para sí mismos, pero aún no he conocido a ninguno que no quisiera ver su trabajo publicado. Existió un Salinger, sí, pero las manías de aquel viejo maniático no estaban reñidas con la preocupación enfermiza por que su obra se editara primorosamente. El presentador de radio comienza su carrera con temblores en la voz y con el tiempo aprende a disfrutar ante un micrófono. De igual manera, el columnista tiene que encontrar el goce en este oficio tan expuesto. Y el profesor no lo es del todo hasta que no se prueba delante de una clase de criaturas distraídas.

No somos nadie si nadie nos escucha. Dependemos del público. Lo tememos y lo amamos, buscamos su respeto y nos espanta que nos ignore. Estamos expuestos a su crítica. Quien no lo entienda así, ha de dedicarse a otra cosa. Y no hay oficio más obligadamente expuesto que el de presidente del gobierno. Se sobrentiende que quien lo practica tiene gusto por la oratoria y por la exposición. ¿Qué le pasa entonces a un presidente que sale por la puerta de atrás, rehúye las preguntas de los periodistas y no comparece en el Parlamento? Puede que no haya sido adiestrado en su oficio o que no le guste demasiado. O las dos cosas.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Elvira Lindo
Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Su último libro es 'En la boca del lobo'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_