¿Pero se puede saber quién paga?

Hace pocos días descubrí que la Iglesia católica, en España, no es la única que disfruta del lujo de no pagar el IBI (impuesto por los bienes inmuebles). Este impuesto que grava a cada poseedor de un inmueble un determinado monto de dinero, y que suele ser bastante alto, resulta ser evadido por la aún existente (y creciente) aristocracia española. Pero eso ya lo sabíamos: personajes conocidos como la duquesa de Alba y sus descendientes no evaden solo ese impuesto, sino la mayoría, todo por el mero hecho de pertenecer a una estirpe de privilegiados.

El motivo por el que les escribo no radica en el impago de la aristocracia o de la Iglesia, que deberían pagar, sino en el hecho de que asociaciones “benéficas” seculares, de sangre roja y no azul, resultan estar excluidas escandalosamente del pago del IBI. Así, sin ningún bulo aparentemente coherente que les ampare. Hablo de las fundaciones benéficas del FC Barcelona, de la del RC Espanyol o de la Fundación La Caixa.

Tampoco se habla del impago de este impuesto que hacen sindicatos y partidos políticos. ¿Qué se habla de fundaciones dedicadas a la cultura y el desarrollo? Muy bien, las universidades se dedican aún más plenamente a la educación y son las que parecen estar costeando el desbarate económico que sufre nuestro país. O pagamos todos o que no pague ninguno.— Álvaro Castro Forcadas.