Reagan como reliquia
La subasta de unos supuestos restos de sangre del fallecido expresidente de EE UU genera una polémica
Una casa de subastas por la Red basada en un paraíso fiscal en una isla británica del canal de la Mancha ha sacado a la venta un vial con, supuestamente, sangre de Ronald Reagan. Según el vendedor, esta muestra, ahora seca, fue tomada el 30 de marzo de 1981 en el hospital cuando el entonces presidente de EE UU sufrió un atentado en Washington a manos de un perturbado. Comprensiblemente, la noticia ha enfurecido a la familia Reagan —que niega la autenticidad de la muestra—, a su fundación y a la profesión médica estadounidense.
No es la primera vez, ni será la última, que se ponen a la venta reliquias civiles. Como apunta la revista The Atlantic, Estados Unidos carece de esos santos de los que se han guardado supuestos restos a lo largo de siglos en Europa, y de una Iglesia oficial que los ampare. Para su fetichismo han de optar por restos más recientes. Se conservan sábanas manchadas de sangre del asesinado presidente Lincoln o el vestido salpicado que llevaba Jackie Kennedy cuando mataron a su marido en Dallas.
Tampoco los europeos estamos libres de estas manías, no ya por las reliquias de los santos, sino porque aún se conserva el pene de Napoleón Bonaparte y se llegó a vender bien un diente de John Lennon.
El tubito con la supuesta sangre seca de Reagan (fallecido en 2004) ha sido puesto a la venta por el hijo de una empleada, ya muerta, de un laboratorio que trabajaba para el hospital George Washington, donde fue intervenido el presidente. No quiso donar el frasquito con la sangre a la Fundación Presidencial Ronald Reagan, que, según el vendedor, amenazó con alertar al FBI.
"Era un verdadero fan de la reaganeconomía y pensé que el presidente Reagan hubiera preferido que lo vendiera en vez de donarlo”, asegura el vendedor en la página web de la subasta en un texto que acompaña a la fotografía del tubo de cristal. De hecho, ayer, la puja en la subasta que se cierra hoy había subido a más de 11.000 euros, tras una salida a 1.800.
Quizá podría servir en un futuro para clonar al presidente que encarnó el neoliberalismo. A la luz de lo que está ocurriendo, sería una mala idea.
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