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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un desafío para Obama

En Estados Unidos han nacido por primera vez menos niños blancos que de otras "minorías" no blancas

SOLEDAD CALÉS

Asistimos a un vuelco estadístico en Estados Unidos: por primera vez nacen menos niños blancos que de las “minorías” no blancas. Entre agosto de 2010 y julio de 2011, hispanos, negros y asiáticos aportaron el 50,4% de los bebés, según la Oficina del Censo. El hecho es significativo en una nación fundada por blancos procedentes de Europa —y en la que los negros fueron introducidos a la fuerza como esclavos—, que hasta época reciente ha sido siempre un país de inmigraciones.

La evolución se explica por fenómenos como la mayor juventud de las minorías, el hecho de que entre ellas haya más mujeres en edad fértil o la creciente aceptación social de los matrimonios mixtos y las relaciones interraciales. En conjunto, las minorías no blancas representan ahora el 36,6% de la población, aunque, de continuar la tendencia actual, llegarán a ser mayoritarias entre 2042 y 2050, según las estimaciones de los expertos.

Uno de cada seis ciudadanos estadounidenses desciende de hispanos, cuya edad media es inferior (27,6 años) a la de los negros no hispanos (32,9) y los blancos (42,3). Otra cosa es lo que la minoría hispana puede esperar del ascensor social: la mayoría de las madres blancas y las asiáticas cuentan con un mejor nivel de educación que las hispanas y las negras, según el Pew Research Center. Estos datos, conocidos a seis meses de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, podrían influir en el debate sobre la inmigración, ahora peor vista, sobre todo desde la derecha.

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Barack Obama, símbolo del éxito de las minorías bien integradas, ha parado las redadas masivas de inmigrantes en situación irregular que se llevaban a cabo en la época de su antecesor, George W. Bush. También ha recurrido ante la justicia la ley migratoria de Alabama, considerada la más dura de todo el país. Los republicanos, a su vez, se oponen a la reforma impulsada por Obama para regularizar a un millón de jóvenes indocumentados. Y el drama de la deportación de miles de padres, mientras sus hijos se quedan en hogares sustitutos, es otra muestra de los problemas pendientes. Sin duda, la inmigración pesará en el debate electoral.

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