Contra la mala austeridad

Francia y Grecia, mañana Holanda y, si pudiéramos, hoy mismo los españoles, según se ha hecho ya en Andalucía y Asturias, votaríamos contra una mala austeridad: la que nos viene impuesta al dictak de la hija de un pastor protestante, reliquia seudoreligiosa del viejo racismo alemán, para castigarnos, “por trabajar poco”, obligándonos a una pésima y contraproducente austeridad, que nos está hundiendo en la miseria y la lucha social.

Por supuesto, es necesaria de inmediato una mucho más fuerte austeridad, pero contra quienes con su codicia e incompetencia nos han sumido en esta crisis, como demasiados bancos y multinacionales. Y, a medio plazo, una no menos imprescindible y muy distinta “austeridad”: en realidad, una recuperación de los verdaderos valores de la vida: la cultura, la amistad, el amor, el ocio, la naturaleza, la salud, el deporte —personal, no espectáculo politizado—, etcétera. Es decir, todo lo natural, que rescataremos al desenmascarar el descerebrado consumismo hoy imperante, que daña hasta nuestra salud, destruye nuestro planeta e incluso genera hambrunas entre una parte creciente de la humanidad.— Martín Sagrera.