Logística viajera: el váter, ese desconocido
“Los váteres son como los hombres, o son una mierda o están ocupados” leí en una ocasión en un lavabo de señoras (no me preguntéis qué hacía allí, no lo recuerdo). “Pero son más importantes”, había escrito alguien debajo. Cierto: resolver las necesidades fisiológicas en los viajes puede ser un obstáculo ante el que algunos viajeros se atascan mientras que otros se ven desbordados.
La llamada de la naturaleza
"When nature calls, even intrepid travelers prefer a comfortable reply" (cuando la naturaleza llama, hasta los viajeros intrépidos prefieren una respuesta confortable). Con esta premisa nació hace 12 años The bathroom diaries (Diarios del cuarto de baño), una web que reúne fichas de 12.000 baños públicos en más de 100 países (aunque la mayoría se encuentran en ciudades de Estados Unidos), comentados y calificados por los internautas para dar respuestas a la imperiosa llamada de la naturaleza.
Los resultados se muestran como marcas de diferentes colores que indican el grado de limpieza del excusado sobre un mapa de Google; también dispone de una app para iPhone llamada ToiletOCity, que se puede descargar por 79 céntimos de euro en la App Store de Apple. En su estela han surgido otras aplicaciones gratuitas para teléfonos inteligentes con sistema Android o Apple como Busca Baño, SitOrSquat o Toilet Finder, entre otras, que se actualizan con la información facilitada por los usuarios.
Volviendo a las metáforas: los aseos públicos son como las novelas, hasta que no las abres y las lees no sabes de qué van. Los hay que dan miedo, con cosas que salen de las paredes, y otros que se muestran tan limpios y perfumados como un capítulo de Mujercitas.
¿Existe algún método para dar con el váter más limpio y bonito? Según los expertos de Wiki Answers, sí: en los aseos múltiples de estaciones, restaurantes, aeropuertos, el cubículo más cercano a la puerta suele ser el más limpio, dicen, por el pudor que nos empuja a buscar la intimidad lejos de la entrada.
Yo tengo una duda para los expertos de Wiki Answers: ¿y qué pasa si todos pensamos lo mismo?
Amor de váter
En su ensayo Elogio de la sombra (1933), el escritor japonés Junichirò Tanizaki (1886-1965) escribe: "un pabellón de té es un lugar encantador, lo admito, pero lo que sí está verdaderamente concebido para la paz del espíritu son los retretes japoneses." Tanizaki se refiere a los váteres de algunos monasterios de Kyoto o Nara “construidos a la manera de antaño, semioscuros y sin embargo de una limpieza meticulosa (…) Siempre apartados del edificio principal, están emplazados al abrigo de un bosquecillo, de donde nos llega un olor a verdor y a musgo”.
No sabemos si a Tanizaki le gustarían los nuevos retretes japoneses high tech, lo último en confort para las nalgas, tronos con un sistema de calefacción incorporada que garantiza un cálido recibimiento para las posaderas y chorros de agua de temperatura y presión graduables, para una higiene impecable y con cosquillitas.
Del iPad al iPoo
Frente a los baños estándar, “que normalmente son difíciles de usar, muchas veces se atascan y en ocasiones no reconocen su culo”, el diseñador Milos Paripovic propone su iPoo Toilet, “un retrete que tiene exactamente la misma función que cualquier otro retrete y solo cuesta el doble.” Un guiño malvado a los diseños de Apple y a la Fuente de Duchamp, un urinario convertido en obra de arte.
Flush-Flush en el avión
En las aeronaves de pasajeros no hay aseos ni retretes, sino Lavatories. El Lavatory es un cuarto de baño compacto en que todo está empotrado como en un mueble de cocina.
Para utilizarlo, hay que tener algunas nociones de programación informática (y saber una pizca de inglés): lock-unlock; occupied- vacant, 0-1, puro código binario.
Como ocurre con los asientos, también entre ellos hay clases.
¿Qué ocurre cuando pulsas el botón donde dice flush o push? Según una leyenda urbana, los residuos sólidos se convierten en aerolitos, pero no es cierto, como se explica en esta web.
¿Se practica sexo en ellos? La respuesta a esa pregunta se la dejo a los miembros del Mile High Club, que saben más que yo.
Incluye capítulos como Anatomía de la mierda (capítulo 1), Excavar el agujero (capítulo 2) y, quizá el más interesante, Cuando no puedes excavar un agujero (capítulo 3) seguido del no menos importante El suplicio del empacador de caca en solitario (capítulo 4).
Y tú, ¿cómo resuelves este aspecto logístico de tus viajes? ¿Dónde has encontrado el váter (excusado, retrete, tigre, toilet, letrina, WC, aseo, cuarto de baño, agujero) más chocante, más limpio o más pringoso? No os olvidéis de lavaros después bien las manos.
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.