Valladolid, la capital de la tapa

Normalmente cuando hablamos de buenas tapas y pinchos la imaginación se nos va a lugares comunes: San Sebastián y el País Vasco, Andalucía con sus tapitas gratis incluidas en la bebida (no en todas las provincias, aclaro)….

Pero hay lugares que te sorprenden. Por ejemplo: Valladolid.

¡Qué bien se tapea en Valladolid! ¡Y qué tradición del pincho hecho con arte existe en la capital vallisoletana! Creo que es la gran desconocida de esta forma de comer epicúrea, minimalista y tan española, donde lo pequeño es grande. Basta dar una vuelta por los alrededores de la plaza Mayor al atardecer para disfrutar del espectáculo de las barras llenas de placeres hipercalóricos para estómagos agradecidos.

Reconozco que tardé en descubrirlo, que me perdonen los vallisoletanos. Pero enmiendo con este post mi error.

En Valladolid los pinchos se hacen para trasmitir sensaciones. Así me lo explicaba Toño Gonzalez, del bar Los Zagales, uno de los imprescindibles en esta ruta de la tapa por la capital castellana. Sensaciones que se aprecien con los cinco sentidos, como su famoso Tierra-mar-aire, una tapa que se huele, se toca, se oye y se saborea. Lleva un chipirón, cocotxas de bacalao, espárrago triguero, piel de cochinillo confitada y pimiento del piquillo; todo en un caldo de vino verdejo caliente al que se añade un trozo de hielo seco cuando se va a degustar.

El resultado es esta especie de elixir sensual de la foto de al lado.

Otra tapa multipremiada de Los Zagales: el Tigretostón, una recreación del pastelito Tigretón de Bimbo, con la misma forma y color, pero hecho con masa de pan de centeno, morcilla, tostón y crema de queso.

¡Si me hubieran dado eso a mi para merendar de pequeño igual hubiera sido más alto (que no más guapo) que Juanma Iturriaga!

Otro clásico del tapeo vallisoletano: La Tahona. José Luis prepara un hojaldre relleno de hongos e ibérico para morirse… de gusto. Otra de sus tapas habituales es el navegante: anchoas maceradas con tomate confitado y queso a las finas hierbas (foto de abajo). O el escabeche de conejo.

En la barra del Villa Paramesa hay que acodarse y probar las carrilleras o la caballa con pepino marinado.

La Criolla es otro de los pioneros y también de visita obligada en toda ruta gastronómica que se precie.

Señorita Malauva es una vinoteca muy original donde se pueden encontrar caldos de las cinco denominaciones de origen que tocan la provincia de Valladolid; además hacen cursos de cata muy didácticos y divertidos.

En La Casa del Gusto encontraréis un espacio gastronómico en el que además de vender delicatessen y materias primas de la comarca, organizanvisitas a productores y maridajes divertidos con sus productos, catas de aceite, charlas gastronómicas y talleres de cocina con los mejores restaurantes de la ciudad.

Además, en noviembre se celebra en Valladolid el Concurso Nacional de Tapas y Pinchos.

Lo dicho. No hay que fiarse de las apariencias. En Valladolid también se tapea de muerte.

José Luis, de La Tahona, en plena acción