Dolce & Gabanna se va al mercado
Empujado por la curiosidad, después de observar las estanterías, he entrado a preguntar la razón de tal montaje. Por toda respuesta me han regalado un folleto con la colección "Womens Fashion Show Summer 2012". Una serie de trajes retro, de cinturas estrechas y faldas vaporosas a media pierna, que, en efecto, se inspiran en Pan, amor y fantasía, aquella película de Comencini (1953) con la que empezó a hacerse famosa Sofía Loren. Modelos de temporada cuyos estampados me intrigan. Me consta que los propietarios de la marca, Domenico Dolce y Stefano Gabanna, sienten debilidad por la gastronomía, pero no tengo muy claro si han querido homenajear a las regiones del mezzogiorno italiano o bien a todo el Mediterráneo a través de los ingredientes de un plato. Con ligeras variantes las hortalizas de sus trajes son los ingredientes de la caponata siciliana, el pisto manchego, la ratatouille francesa, la chetchouca marroquí y la samfaina catalana. Fritadas de verduras. Las recetas francesa e italiana así como la catalana contienen berenjenas, mientras que la versión manchega prescinde de esta hortaliza. Lo mismo que el delicioso pisto marroquí, que se elabora solo con pimientos, tomates y ajos.
Durante unos segundos he viajado con la memoria recordando estos platos. La ratatouille provenzal, la misma que inspiró la famosa película de Walt Disney, plato favorito del crítico gastronómico Antón Ego, la asocio a las hierbas aromáticas. La caponata siciliana al sabor del apio, las aceitunas y las alcaparras. De la samfaina recuerdo dos excepcionales, una del cocinero Carles Gaig y otra del padre de Ramón Freixa. La chetchouca ninguna mejor que la que elaboran en La Almounia. Y del pisto manchego acumulo tantos buenos recuerdos que no tengo favorito. Dolce & Gabanna gestiona en Milán el restaurante Gold, donde nunca he estado. Mis colegas italianos no me lo han recomendado y por si fuera poco me echan para atrás los ribetes cursis de su interiorismo, todo en oro. Y presumen de un bar de cócteles Bar Martini, que sí he visitado, donde elaboran combinados de mucha talla. ¿Alguien duda de que entre la gastronomía y la alta costura hay estrechas relaciones?
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