Conmoción en Mordor
Smith ha descubierto con horror que los bancos son despiadados
El mundo financiero es mazdeísta. El bien, simpático pero inoperante, tiene a Barack Obama como arcángel. Otros candidatos al puesto, que un día prometieron acabar con el “desorden financiero”, han enmudecido. Angela Merkel era una de esas voces. El mal, la tierra de Mordor donde se extienden las sombras, obedece como un solo orco al banco de inversión Goldman Sachs y a su consejero delegado Lloyd Blankfein. Goldman se ha opuesto a la política de Obama, ha defendido la autorregulación financiera (uno de los orígenes más claros de la crisis de las hipotecas basura y de la recesión mundial) y se conchabó con Grecia para engañar a los incautos (para según qué cosas) dirigentes europeos, incluido el BCE. Mordor, o sea Goldman, manipula los poderes públicos; sus ejecutivos suelen convertirse en altos funcionarios del Tesoro (Friedman, Rubin, Paulson) y uno de sus tentáculos ha cruzado el Atántico. Un goldman, Mario Draghi, gobierna el Banco Central Europeo (BCE).
Así es el universo financiero sintetizado para espectadores de Sálvame de luxe: simple y sin resquicios. Hasta ahora. Porque un empleado del departamento de derivados de Goldman, Greg Smith, vio la luz en su camino particular a Damasco y envió una carta a The New York Times en la que denuncia que el ambiente de trabajo en el banco es “tóxico y destructivo”. Se duele porque ha visto a “cinco directores generales distintos referirse a sus propios clientes como marionetas, a veces en correos electrónicos internos”. Y no se resiste al golpe de efecto de la mirada directa: “Supe que era el momento de irme cuando no pude mirar a los ojos [¿a Blankfein?] y decirles lo fantástico que era trabajar en la firma”. Como desahogo sentimental, no tiene precio; como información al mercado, aunque pobre, le costó cara a Goldman. Su cotización cayó el 3%.
Smith ha descubierto con horror que los bancos son despiadados (bienvenido al club Capra), prefieren su beneficio al de sus clientes y que, además, está desapareciendo la cultura de gloriosos camaradas dominante en la firma cuando el 100% del capital era de los socios. Ahora controlan el 25%. ¿Significa esto que Mordor, es decir, Goldman, está en decadencia?
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