No se olviden de Haití
Esta entrada ha sido escrita por Lucila Rodríguez- Alarcón y Gonzalo Fanjul, editores de este blog.
Fotografía,premio Ortega y Gasset, fue tomada el 4 de febrero de 2010 por CRISTÓBAL MANUEL
“Dos años después del terremoto deHaití, más de 519.000 personas viven todavía en tiendas de campaña y bajo lonas en 758 campamentos, principalmente en el área metropolitana de Puerto Príncipe; la mitad de los escombros siguen sin haberse recogido; el cólera se ha cobrado miles de vidas y representa una amenaza muy importante para la salud pública; pocos haitianos tienen acceso a servicios básicos; la mayor parte de la fuerza laboral está desempleada o subempleada; el 45 por ciento de la población se enfrenta a la inseguridad alimentaria; y las elecciones, seguidas de una confrontación política entre el presidente electo y el Parlamento, han impedido que avance la reconstrucción.”
Este párrafo demoledor es parte delinforme que hará público hoy Intermón Oxfamcon motivo del segundo aniversario del terremoto de Haití, que se cumple el 12 de enero.UNICEF presentó el suyoa principios de esta semana y otras organizaciones como Acción Contra el Hambre lo harán en los próximos días. Cada uno de estos informes es un recordatorio de que, a pesar de los esfuerzos de Forges, el mundo ha olvidado a Haití casi por completo.
Los informes recuerdan que hacen falta más fondos para hacer frente a las “necesidades humanitarias inmediatas”. Según datos de la ONU, los donantes solo han entregado el 43 por cierto de los fondos comprometidos en 2010 y 2011 para las labores de reconstrucción. De hecho, el último año ha conocido una caída importante de los recursos destinados a prioridades como el refugio o el agua y el saneamiento. Por si fuera poco, la “República de Puerto Príncipe” concentra la mayor parte de los fondos en detrimento de otras regiones fuertemente castigadas.
Pero no todo son malas noticias. Se han invertido muchos esfuerzos en rescatar a Haití y esos esfuerzos han tenido sus frutos:
- Gracias al apoyo de UNICEF, más de 15.000 niños con desnutrición han recibido asistencia vital en 314 programas de alimentación terapéutica y 95 comunidades rurales han emprendido nuevos programas de mejora del saneamiento.
- La respuesta de emergencia de Oxfam y sus programas del cólera han alcanzado a un millón de haitianos. En muchas zonas del país, esta y otras organizaciones están listas para pasar de la fase emergencia y rehabilitación a la de los programas de desarrollo a largo plazo (como la creación de empleos).
- Tras una primera etapa caótica, el Gobierno ha firmado el Convenio de la Haya sobre Adopción Internacional, que protege los derechos de los niños, de sus padres biológicos y de los padres adoptivos, estableciendo unos estándares básicos para las adopciones.
¿Cómo se pueden replicar estas historias de éxito y situar a Haití en la senda de la reconstrucción y el desarrollo? Oxfam apunta directamente a la responsabilidad del Gobierno haitiano, e indirectamente a la de los donantes internacionales. La debilidad de su liderazgo, las zancadillas políticas de la oposición o, sencillamente, la corrupción y la desigualdad que han asolado al país durante siglos deberían ser una prioridad en el trabajo de la Autoridad para el Desarrollo de Haití. Este organismo -que agrupa al Gobierno, a la sociedad civil y a los donantes- ha fracasado hasta ahora en su esfuerzo por garantizar un proceso de reconstrucción eficaz.
Como tercer donante bilateral a Haití (con un compromiso de 346 millones de euros para el período 2010-2013), España es un participante privilegiado en este proceso. Ha tenido voz y voto en las comisiones de reconstrucción y debe jugar un papel relevante junto con otros grandes donantes. De hecho, una estrategia leal y eficaz en Haití constituye un buen ejemplo de los retos a los que deberá hacer frente la mermada Cooperación Española.
Porque, como recuerda UNICEF, no se trata simplemente de la foto fija. La mayoría de los más de 4 millones de niños menores que viven en Haití aún tienen opciones limitadas para su supervivencia, desarrollo y protección. En otras palabras, el terremoto pesa todavía como una condena sobre las futuras generaciones de el país.
Para cerrar recordamos esta viñeta del siempre profético Forges...
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