Actrices condenadas a ser amas de casa
Por ROSANA TORRES La actriz María Jesús Valdés falleció el sábado pasado y a la hora de repasar su vida lo más llamativo era que, como ella decía una y otra vez, había tenido tres vidas. La primera como grandísima actriz del teatro español, la segunda como esposa y como madre, y la tercera cuando pudo volver a su oficio primigenio al quedarse viuda.
Se da la circunstancia de que la Valdés, (como se la llamaba al igual que a las grandes, solo con el artículo delante) desarrolló su profesión en un medio en el que nunca ha habido paridad, pero en el que esta desigualdad no iba en detrimento de las mujeres, sino de los hombres. Algo realmente insólito en nuestra sociedad occidental. Pero el teatro siempre ha sido así.
Desde el siglo XVII y XVIII, actrices como María de Lavenant (inventora de las subvenciones), La tirana, La Baltasar, La Caramba y otras compañeras suyas has sido las que en los primeros tiempos del oficio escénico en España impulsaron el teatro donde ellas eran las grandes ecónomas y productoras en este oficio. La cosa fue en aumento y sobre todo en el siglo XIX y XX es donde emergen donde nombres fundamentales de nuestra escena, que aún hoy se recuerdan, a pesar de lo efímero del teatro, como María Guerrero, Margarita Xirgu, Aurora Redondo y otras más contemporáneas como María Jesús Valdés y Nuria Espert. Todas ellas además apoyaron a nuevos y jóvenes autores que en esas épocas eran aún desconocidos, ya que en la autoría si brillaban más los hombres. Como dice Andrés Peláez, director del Museo Nacional del Teatro, “este siempre ha sido un país de grandes primerísimas actrices y buenos secundarios”.
También había otros casos populares, como el del matrimonio del jugador del Real Madrid, Pirri, con la actriz Sonia Bruno, que se retiró totalmente de la interpretación, algo que según la leyenda exigió a la pareja el mismísimo Santiago Bernabeu.
Cincuenta años después la situación es muy otra y casi produciría risa que un hombre exigiera a su mujer que se retirara de su profesión tras contraer matrimonio. Pero lo cierto es que la discriminación de la mujer ha robado a muchos españoles la satisfacción de poder ver a una María Jesús Valdés desarrollar su profesión a lo largo de toda su vida.
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