17-O
Cientos de miles de personas en todo el mundo salimos a la calle el pasado sábado para pedir un #cambioglobal, una democracia más participativa, más cercana a la ciudadanía y menos controlada por Los Mercados. Caminando por la calle Alcalá sentí de nuevo la sensación de las semanas posteriores al 15M. “Estábamos dormidos. Despertamos”: Es una de mis frases favoritas surgidas de este movimiento, y creo que refleja muy bien lo que muchas personas sentimos en un principio. Resulta que había más gente a la que este sistema no le gustaba. Resulta que éramos muchos los que creíamos que se puede construir un mundo mejor, los que sentimos que la sociedad al fin se había despertado, cansada de pasar cuatro años en el banquillo entre unas elecciones y las siguientes. En mi opinión, el 15M y lo que le siguió ha cambiado muchas cosas, sobre todo a nivel de símbolos. Nos importa lo que está pasando. No nos gusta. Sabemos lo que hacéis. Pero tras las primeras semanas de euforia colectiva, y largas reuniones de grupos y asambleas, reconozco que me asaltaron algunas preguntas para las que no tenía respuesta: ¿Y ahora qué? ¿Cómo convertimos esa voluntad de cambio, esa rabia, esa sensación de empoderamiento, en cambios reales y soluciones a los problemas económicos y sociales?
No es sencillo. Sé que son muchas las personas que ponen en duda la eficacia del activismo online, pero yo soy una firme defensora del potencial de cambio de las nuevas tecnologías, y me gustaría nombrar algunas de las iniciativas que más me gustan y que podrían aportar ideas para canalizar las ganas de cambio.
En septiembre de 1998 dos emprendedores de Silicon Valley, hartos de las interminables batallas políticas en Washington D.C. ante el impeachment al Presidente Clinton, lanzaron una petición online titulada “Censuren al Presidente Clinton y pasen a ocuparse de los verdaderos problemas del país”. En pocos días cientos de miles de personas se unieron a la petición, y hoy en día Moveon.org es una plataforma que ayuda a más de 5 millones de personas a que sus voces sean oídas por políticos y empresas, o, como ellos mismos se definen, impulsando lademocracia en acción. En el Reino Unido, 38 Degrees es una plataforma similar.
Un paso más allá van iniciativas que, como Change.org, buscan dar herramientas a personas individuales para que ellas mismas puedan generar cambios en su entorno. En esta línea, también en EEUU, el New Organizing Institute pretende, en sus propias palabras "ayudar a las personas a construir un verdadero poder democrático, un poder suficiente para superar los rifirrafes políticos, la inercia y el criticismo”. Para ello ayudan a generar estrategias de organización a grupos locales y comunitarios, y proporcionan a las personas formación, herramientas online y tecnología para ayudarles a organizarse y generar cambios en su entorno. Entre otros proyectos uno de los que más me ha gustado es el Candidate Project, que busca apoyar y dar información y herramientas a personas y activistas que quieran presentarse a las elecciones locales para mejorar su ciudad o su barrio.
Por desgracia, fuera del mundo anglosajón he visto muy pocas iniciativas en este sentido, a excepción de Actuable en España. ¿Por qué? ¿Ahora que en occidente nos parecemos tanto en todo, resulta que nuestras culturas políticas son tan diferentes? Para esto tampoco tengo respuesta. Ayúdenme.
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