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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

Fiesta mayor

Anatxu Zabalbeascoa

Las fiestas de los pueblos y de los barrios duplican la población y ensanchan las calles para nuevos usos en el plazo breve de unos días y solo durante una semana. Esa transformación arquitectónica, y hasta urbanística, encierra una lección que muchos municipios españoles realizan anónimamente y, hasta que llega la banda de música, en silencio.

En el barrio madrileño de Chueca, y en la Gran Vía vecina, el arquitecto Sergio Sebastián Franco tuvo la idea de atenuar la iluminación de la calle para vestir la ciudad de fiesta. Así, dejó caer en algunas de las calles y plazas piezas circulares de plástico coloreado transparente, opaco o translúcido dotadas con partículas fotoluminiscentes es decir: con partículas que reaccionan ante una fuente de luz. Así, los círculos coloreados que -como una falsa celosía recortaba el cielo y decoraban las vistas- y que el arquitecto llamó Confeti, no consumían ninguna energía: reaccionaban con la iluminación habitual de las farolas de las calles. También respondían a la luz que salía del interior de las viviendas, la que se escapaba por las ventanas y la propia del sol durante todo el día.

Pero había más. Este sistema de iluminación y decoración festiva sostenible trabajaba también durante el día. La falsa celosía de confeti producía sombra cuando había sol y coloreaba el falso techo de brillos en movimiento sin ningún consumo eléctrico.

Así, con una ingeniosa buena idea, un acontecimiento temporal también adquirió dimensión espacial, movimiento y alegría para celebrar las fiestas del año. Pero además, fue capaz de enviar un mensaje: se puede deslumbrar sin arruinarse, es posible sorprender sin gastar y la fiesta sabe mejor si el despilfarro en realidad no es tal.

 

Comentarios

Interesante propuesta de iluminación y decoración de una plaza, creo que este proyecto formaba parte de unos concursos que se hicieron hace varios años por el ayuntamiento de Madrid para iluminar plazas y calles.Estas iniciativas son muy recomendables, ya que se consiguen propuestas originales, baratas y muy trabajadas.Un saludo¡
Muy apropiado para esta época de crisis.Consumo cero, gasto en material mínimo, y por el material supondría que mantenimiento cero.Sólo se me ocurre que para lugares con mucho sol pordrían ir mas juntas las piezas, así originarían más sombra.
Bajo coste y originalidad, es lo necesario en tiempos como los que vivimos.http://schaeffers30.blogspot.com/
Pero parece que al final se vio obligado a poner luminarias encima, no? Como idea de partida está bien y el resultado también me parece interesante, pero quizá habría que haberlo mencionado en el artículo... no siempre acaba saliendo como queríamos. Ahí está el monumento al 11-M. O quizá podría ser el germen de una nueva sección: "Otra vez será".
beautiful
Cuando hay que apretarse el cinturón, surge la imaginación. http://periodistayenparo.blogspot.com/
Vistas las fotos el ambiente que consigue tiene un sabor que me lleva a las fiestas de mi infancia, en Gracia (BCN) se han mantenido todos estos años pero ya no son aquella cosa vecinal, casi familiar, que fueron. Es agradable ver que la imaginación sostenible asoma en estos tiempos.Saludos fiesteroshttp://ferranblasco.blogspot.com/
La ciudad, el lugar y la fiesta están indisolublemente unidos. En lo primero y en lo segundo hurgamos con cierta soltura cada día, pero lo tercero, en la fiesta, hay más imprecisiones y mayores laberintos sumergidos por el tiempo. La fiesta es, ante todo, un ritual de estímulos que nos presenta un nuevo decorado escénico Es un lugar, como dice Walser, donde “ las calles tienen la pinta de ser trayectorias caligrafiadas”; y donde al participar de este nuevo paisaje se nos permite temporalmente transformar lo indolente en sublime. La fiesta se convierte en un proceso atávico donde se puede transitar por los desconocidos territorios de las memorias olvidadas.El ornamento de la fiesta "caligrafía" el lugar buscando una nueva atmósfera. !viva la fiesta!

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