Camboya, más allá de los templos de Angkor

Esta entrada ha sido escrita por nuestro colaborador en Camboya, Alejandro Boza.

Para muchos de los turistas que llegan a Siem Reap con los paquetes “Sudeste Asiático en quince días”, los templos de Angkor son la única parada en la exótica Camboya. Bajan de su avión procedentes de Vietnam y se vuelven a subir para llegar a alguna playa paradisíaca de Tailandia.

Sin embargo, Camboya ofrece mucho más que los impresionantes templos de Angkor, declarados Patrimonio de la Humanidad en 1992 y orgullo nacional de un pueblo destrozado por los Jemeres Rojos. Para los que se decidan a descubrir otros rincones del país, nos atrevemos a hacerles otras propuestas.

La visita a los templos de Angkor, aparte de ser una experiencia inolvidable, no tiene por qué hacerse en coche con aire acondicionado. Si optas por alquilar una bicicleta, el medio habitual entre la gente del lugar, además de ahorrarte la emisión de CO2 podrás pararte en algunos de los pueblos alrededor de los templos y codearte con los lugareños o hacer un alto en el camino para observar en silencio alguna familia de monos.

Dependiendo del nivel de agua del Tonle Sap, el trayecto en barco a Battambang puede durar entre seis y ocho horas. Desde allí puedes hacer un corto viaje de ida y vuelta en el popular tren de bambú, que con la recuperación de la línea férrea está sentenciado de muerte. Sobre unos ejes de acero, una simple tarima de bambú sirve de acomodo para los viajeros que se atrevan con esta experiencia, a menudo interrumpida por algún tren de bambú en sentido contrario que te obliga a bajar, desmontar la estructura y ceder el paso.

La provincia de Battambang es la que más arroz produce en todo el país, puedes disfrutar del paseo entre los campos de arroz, ver cómo va la cosecha, cómo se trabaja la tierra con los búfalos de agua o cómo la caída del sol marca el final de la jornada.

Lindando con Vietnam, en el noroeste del país, Mondulkiri mantiene todavía las selvas más densas de Camboya, a pesar de la enajenación ilegal de tierras indígenas a favor de intereses comerciales de compañías mineras o empresas de producción de papel y caucho. La recompensa para quien sobreviva a unas nueve horas de autobús será pasear por la selva a lomos de un elefante guiado por un mahout y disfrutar del baño en lagos y cascadas impresionantes. Aunque si lo que prefieres es acercarte a los elefantes para comprender su comportamiento y colaborar en su cuidado, puedes visitar el Elephant Valley Project. Los bunong también pueden acogerte alguna noche en sus poblados si quieres conocer mejor sus comunidades. Eso sí, debes mostrar respeto por sus costumbres y sus condiciones de vida y no convertir un intercambio cultural en una visita incómoda.

Y para terminar la visita al país, puedes descansar en las playas de Kep o Kampot.

No es necesario ir de mochilero para hacer turismo responsable, ni ser mochilero significa necesariamente ser respetuoso con el entorno. Vayas con maleta de ruedas o con tu petate al hombro hay cosas que todos podemos hacer para evitar que nuestro viaje tenga un impacto negativo social o medioambiental.

- Compra con cabeza. Puedes regatear pero no dejes de pagar un precio justo por tus compras, sobre todo por esas artesanías hechas a mano.

- No des dinero a los niños, aunque para ti sea “sólo un dólar” estás promoviendo la mendicidad y contribuyendo al ciclo de la pobreza. Tampoco caramelos, bolígrafos o juguetes que puedan crear conflictos entre ellos. Si quieres colaborar, acude a asociaciones y ONGs que trabajan directamente con ellos.

- Cuidado con las visitas a los orfanatos. Se está convirtiendo en práctica habitual la visita de grupos de turistas a orfanatos para que los niños les canten una canción en su idioma y colaboren con los gastos de mantenimiento con su generoso donativo. Incluso, en algunos casos se trata de orfanatos falsos en los que se está haciendo negocio en connivencia con la familia –o no- utilizando a los niños de reclamo.

- Sé respetuoso con las fotos, a todos nos gusta tener un recuerdo de nuestros viajes pero no podemos abusar de las sonrisas de los niños y de sus circunstancias.

- Hay ciertas normas que hay que respetar en la visita a pagodas y templos: viste prendas que te cubran hasta las rodillas, mejor no llevar camisetas de tirantes, descálzate antes de entrar y, si te sientas, no apuntes con la planta de tus pies hacia nadie.

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