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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

Torres Blancas revisitado

Anatxu Zabalbeascoa

 FOTOS: Asier Rua

El edificio Torres Blancas, junto a la salida de Madrid hacia Zaragoza y Barcelona, forma parte de la memoria colectiva de los arquitectos españoles, de los madrileños y también de quienes, llegando desde el aeropuerto, se han acostumbrado a entrar en la ciudad por la Avenida América. Brutalista, rotundo y curvilíneo, el edificio que Francisco Javier Sáenz de Oiza finalizara en 1969 representa una extraña mezcla entre ideales progresistas y organización doméstica burguesa. El racimo de torres es, en realidad, un único edificio de 21 plantas y continúa la estela sembrada por otras torres con muros semicirculares como las legendarias Marina Towers, que Bertrand Goldberg terminó en 1964, con forma de mazorca de maíz, frente al río Chicago.

El pasado otoño, los diseñadores del estudio Tako con k iniciaron la reforma de uno de los pisos de Torres Blancas, en la planta decimosegunda, para transformar la antigua agencia de modelos que lo ocupaba en residencia. La idea era potenciar, con materiales y soluciones arquitectónicas, todo lo que evocara el espíritu brutalista en el que nació el edificio. Pero los diseñadores Pepa Segovia, Juan Carlos López Jiménez y Marco Pardo también querían construir para su cliente una vivienda para el siglo XXI.

“Una de las características de estos pisos es que, salvo por la columna monumental que se abre como un árbol en el capitel para sujetar las terrazas, los pisos apenas tienen columnas”, explica la interiorista Pepa Segovia. Muchas de las particiones son estructurales y están marcadas por muros semicirculares de hormigón. Por eso los nuevos diseñadores repitieron, junto al recibidor, la partición curva que ideara Oiza. Levantaron un muro curvo de ladrillo y lo cubrieron de hormigón. También los baños nuevos llevan la marca del pavés anaranjado original, reconvertido ahora en gresite o alicatado. Finalmente, una celosía de madera junto al recibidor no habla de Oiza sino de la segunda vida del piso, cuando fue transformado en una agencia de modelos. Medio siglo de historia da para eso y más.

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Comentarios

La buena arquitectura se recicla, reutiliza y actualiza mucho mejor.
Pues a mí me parece super kitch, feo, presuntuoso, franquista y de un mal gusto, tipo nuevo rico. Ya desde su construcción, cuando yo era un adolescente me horrorizaba.No es Bauhaus, no pega en el entorno, daba una pésima imagen al visitante al llegar a la ciudad con las manzanas de enfrente tipo cuarteleras, y si ya uno se fija que, a continuación está lo que ahora es la sede de UGT es como para pensar que está entrando en Tirana o en Skopje.En fin, horroroso.Saludos, abajo el feismo, el minimalismo y todos los ismos aborrecibles.Bartulik.
En el erial de cuarenta y tantos años que “disfrutó” este país, había anormalidades que por su incidencia en la vida de los ciudadanos aportaban un oxigeno de inteligibilidad reveladora. El franquismo era ante todo “chato”, mientras el mundo diseñado y construido sobre la base de la guerra fría se hacia en altura. La ciudad moderna era el centro del universo de las sociedades más avanzadas y el automóvil, como una nueva secuencia de la movilidad, establecía los principios rectores de la espacio y el tiempo. Oiza lo sabía. Por lo tanto, fue ante todo un gran productor intelectual de una contemporaneidad trascendente en esta línea en el erial franquista. Su obra tanto docente como de arquitecto indagaba en el estímulo de las ideas renovadoras que sucedían en la arquitectura como forma de repensar la ciudad. Por eso, al ver un edificio como Torres Blancas, que tiene una vida de treinta y dos años , hay que buscar ese contexto casi oculto del proyecto. Lo inmediato, lo aparente es seductor pero a veces afónico con la Historia. Es muy importante que los nuevos arquitectos no pierdan la estela del gozo intelectual del Maestro Oiza. La Historia no los absolverá nunca por muy seductoras que sean sus ideas.
Una intervención maravillosa, con mucho esfuerzo y dedicación, al menos por unas partes mas que otras... me gustaría aclarar una errata cometida en el articulo, donde se cita al Estudio de Interiorismo Tako con K como autores del proyecto, cuando realmente los autores han sido Pepa Segovia, Marco Pardo y Juan Carlos López.
Has visto el entorno? yo borraba antes el entorno, que es lamentable. De epoca franquista no hay duda, ahora lo de que es franquista me cuesta verlo...
La verdad es que los aledaños de Torres Blancas son terribles. La M30 pasando justo debajo no es lo que desearía para mi hogar. Sin embargo, creo que el edificio a envejecido muy bien. Me gustan sus formas, el material... No deja de ser una estructura muy original, cosa que se agradece en las grandes ciudades.
Uno de los mejores edificios españoles acaba de ser "reformado". Un par de pastiches (muros de ladrillo "cubiertos" de hormigon o de papel pintado, me da igual, para acompañar a la proeza estructural originales de Huarte y Oiza) y gresite de color naranja "recordando" el pavés naranja original. Corren malos tiempos para el patrimonio, casi preferiría que corriera la misma suerte que la pagoda de Fisac...Imaginemos que "reformamos" un cuadro de Antonio López, el de la Gran Via, por ejemplo, añadámosle un par de paseantes, un autobus... recordando a los originales.Respecto al señor Bartolomé, no perdamos tiempo ("no es bauhaus, es franquista) ¿de que habla?
Un edificio fascinante y que me obsesiona. Me encantaría ver más fotos de la reforma, de los baños y cocina. El piso es un auténtico sueño, el edificio es lo mejor que tenemos en Madrid.No metan al dictador en esto y si quieren hablar de él métanse con El Valle de los Caídos, que hay para rato...

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