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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

Ishigami: entre el arte y la arquitectura

Anatxu Zabalbeascoa

El arquitecto Junya Ishigami (Kanagawa, 1974) regresó a la universidad donde había estudiado, la de su ciudad natal al oeste de Tokio, para levantar su primer gran proyecto hace tres años. Él tenía entonces 34. Había fundado su propio estudio con 30. Y antes, nada más convertirse en arquitecto, en el año 2000, había comenzado a trabajar con Kazuyo Sejima, en el estudio Sanaa. La voluntad de levantar edificios aparentemente ingrávidos de la premio Pritzker la extremó Ishigami en una búsqueda que trataba de acercar la arquitectura al mundo del arte contemporáneo.

El camino no ha sido fácil. No está siéndolo. Al tiempo que levantaba el Instituto de Tecnología de la Universidad de Kanagawa, con la intención de difuminar las fronteras entre interior y exterior sin romper el perímetro rectilíneo del edificio realizando un ejercicio que permitía cuestionar la verdad de la realidad y la de la apariencia, en Nueva York, el japonés se arriesgaba con un ejercicio de arquitectura conceptual. En Manhattan, en el distrito de Meatpacking, cerca del barrio de galerías alternativas de Chelsea, Isighami firmaba la tienda del modisto Yohji Yamamoto. El establecimiento, un antiguo taller, quedó roto, partido en dos, para ceder paso a una calle peatonal. En un inesperado gesto arquitectónico, Ishigami cortó la estructura original, de ladrilllo rojo para separar la zona de exposición de las oficinas del modisto. El corte confería mayor angulosidad a la boutique, suma de dos partes triangulares, por lo demás tratada con la misma parquedad que el resto de los edificios del barrio. Solo el interior, inmaculadamente blanco, evocaba los otros inmuebles del vecindario: las galerías de arte. Hablo en pasado porque la tienda duró muy poco, apenas se mantuvo un año abierta dejando la duda de si resultan más efímeras las tendencias en el negocio de la moda o en sus escenarios.

Tras firmar el pabellón japonés de la penúltima Bienal de Venecia (2008), algo así como un jardín metido en un tubo de ensayo, la empresa Living Divani contactó con Ishigami para solicitar al arquitecto que introdujera su mano etérea y desestabilizadora en el mundo de las sillas. El resultado fue una mesa cuyo sobre de metacrilato difumina visualmente el perímetro de la pieza y una familia de sillas, la Family Chairs, un grupo de sillas cercanas pero distintas que hablan de identidad y diversidad desde asientos leves y frágiles visualmente que ya se han puesto a la venta.

Investigación para redefinir los límites de la disciplina. Ishigami es uno de esos arquitectos que, en el polo opuesto del espectáculo arquitectónico tradicional, y concentrado en la investigación, precisa de los mismos patronos que quienes buscan levantar una arquitectura de bombo y platillo. Un arquitecto artista o un constructor que investiga en busca, también, de mecenas dispuestos a ver con sus ojos.

Comentarios

pues si el edificio de ladrillo cara vista es del arquitecto que dices, puede que tenga un serio problema de humedades, tanto en la parte superior, junto a una farola, como en la parte inferior. Las eflorescencias lo demuestran. Si tiene suerte, será por mala calidad del ladrillo o el mortero, a los que no le hicieron ensayos suficientes o no leyeron los certificados de calidad del fabricante. Si tiene mala suerte, estaríamos hablando de filtraciones de agua, o sea, mala ejecución del detalle constructivo, o sea, suspenso en la carrera de arquitectura. Y si hay filtraciones de agua, así está por fuera, pero, ¿cómo está por dentro?. No se por qué los arquitectos sólo se etiquetan de buenos con el diseño y nunca con la ejecución. Mi casa no tiene humedades por ningún sitio y es de protección oficial, y al arquitecto no lo conoce ni mi prima. Hay que ser menos chic y más eficiente.
Un edificio etereo quizás es el recuerdo de un lugar en el que has vivido antes. ¿No será una especie de homenaje o monumento a una antigua casa de corte y confección que ha quedado como un monumento en medio de una ciudad de edificios de gran altura?En alguna ciudad o quizás en pueblos que tuvieron más población antaño encuentras solares en los que habían existido viviendas sin cimientos y con la vegetación creciendo por las paredes de los edificios colindantes que aún se mantienen en pie. De todas formas son casas que se han remozado ( no sé si se dice rebozado) por fuera aunque se ven otros métodos constructivos: vigas de madera con tramado de caña que soporta las tejas de barro, paredes de piedra o ladrillo viejo, ventanas pequeñas, sin cornisa, puertas bajas y poca altura en plantas..... quizás los tiempos cambian.Ahora pintan muchas ventanas térmicas, muros de metal y forjados de hormigón, grandes alturas y necesidad de tener sistemas auxiliares de climatización.......es otro concepto.
antonio lopez, estoy de pie ante ese comentario. Al arquitecto se le ha olvidado esa faceta que es crear el detalle y evolucionarlo y mejorarlo para ofrecer mejores soluciones. Ahora lo que mas importa parece ser construir y da igual como. La buena arquitectura tiene que ser completa en la teoría y en la práctica.
Pues a mi me encanta como le han quedado las eflorescencias, oiga! Un cuadro de lo más bonico! Arquitectura y pintura por el precio de uno, eso si que es eficiencia, y no la de Antonio López (me refiero al pintor). ;)
Si tengo que elegir entre el mundo "del edificio de protección oficial supergenialporquenotiene humedades" y el de este proyecto "conceptual" que nos reaviva la consciencia sobre nuestra propia existencia y nuestros propios límites.... pues prefiero estar humedo y consciente, a estar seco e inconsciente
Menos demagogia y más profesionalidad.A todos los arquitectos, como colectivo, se nos debería caer la cara de vergüenza viendo que se publicara como valiosa una obra con tan lamentable aspecto, por muy brillante que sea a nivel de proyecto.Una cosa es el conceptoVSdetalle de Koolhaas y otra cosa es esta apología de la patología galopante."El corte confería mayor angulosidad a la boutique, suma de dos partes triangulares, por lo demás tratada con la misma parquedad que el resto de los edificios del barrio."¿Construir en un entorno miserable justifica una ejecución miserable?¿De qué estamos hablando, Anatxu?De arquitectura, yo creo que no.
Comprendo que no se entiendan estos juegos formales en una época de crisis y escasez. Pero pienso que la investigación y el riesgo siempre tienen un valor en sí mismos. Quizás deberían ver esto: una obra de Junya Ishigami que a mí me llamó la atención por lo sorprendente. http://islasterritorio.blogspot.com/2008/03/junya-ishigami-space-for-your-future_12.html La calificaría como una arquitectura de la levedead.
Paso todos lo días delante de esa cuña, triángulo ó cómo se quiera llamar. Es una porquería de edificio y resuelto mal constructivamente. Conceptualmente, no encaja en el meatpacking, con otra escala y proporciones. Este es chato e insípido. Está vacio por algo. No funciona. Llevo un año viéndolo y me preguntaba quién habría hecho semejante esperpento...

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