Iberoamérica en un clic

Centro Sarah en Rio de Janeiro de Lelé

 Los mejores proyectos iberoamericanos de los últimos tres años pueden conocerse y analizarse visitando la página web de la bienal iberoamericana de arquitectura y urbanismo, donde es posible descargarse, gratuitamente, las 350 páginas del catálogo de la VII BIAU, Medellín, Colombia'2010, en formato pdf.

El lema de la pasada Bienal era Arquitectura para la integración ciudadana y la lectura amplia que se hizo de esas palabras revela un panorama plural, complejo y tan rico en propuestas como en talento y, por supuesto, interpretaciones. ¿Qué arquitectura contribuye más y mejor a la integración ciudadana? ¿Qué hace más porque los ciudadanos sientan y cuiden el lugar como propio?

La Bienal reunió tanto espacios ganados al deterioro para el disfrute de los ciudadanos (el Espaço público do Cacém, en Portugal o la Integración paisajística del Tram de Alicante) como edificios sociales, (el Hospital Sarah en Rio de Janeiro). Fueron premiados programas de mejora de viviendas en Bolivia, inmuebles respetuosos con el paisaje (como el Museo Cao en Perú) o construcciones de lo que, en principio, podría parecer difícil de alcanzar: que una comunidad costera de Ecuador tenga una escuela o que en Uruguay hoy se levante una terminal de aeropuerto con tecnología punta, coste reducido y la huella arquitectónica de los mejores aeródromos de los años cincuenta.

La interpretación de un lema tan ambicioso como ambiguo –la integración ciudadana- fue uno de los asuntos más debatidos el pasado otoño en Medellín, donde se presentó la exposición sobre las mejores obras iberoamericanas, que ahora puede verse en la Arquería de Nuevos Ministeriores (en el Paseo de la Castellana) de Madrid.

Partiendo del desconocimiento y la diferencia extrema, varios países manejaban el precio medio de 300 dólares el metro cuadrado como presupuesto habitual para sus construcciones. Aunque había también diferencias drásticas entre los 5’5 dólares de la Escuela Nueva Esperanza en Ecuador y la media de la Bienal cercana -por arriba y por abajo- a los 1.000 dólares el metro cuadrado. La exposición y el catálogo demuestran que no todos los arquitectos revelan sus cifras de la misma manera que no todos explican sus ideas con sus obras. Con todo, la Bienal, como la exposición, la justificación de las obras seleccionadas y la lectura del catálogo son una oportunidad excepcional para aprender cómo hacer de la necesidad virtud.

Así, los colegios con capacidad para transformar un barrio, las recuperación de márgenes de ríos y de trazados viarios, la invención de arquitecturas capaces de convertir un territorio hostil en un asentamiento espectacular o la maestría de poner al día oficios manuales del pasado muestran cómo el talento de los mejores arquitectos combina las ideas y la voluntad de cambio con el cuidado, la dedicación y el pragmatismo para convertir esas ideas en una realidad palpable, útil y, por lo tanto, transformadora. La próxima Bienal de arquitectura Iberoamericana se celebrará en Cádiz en 2012. Los proyectos que se analizarán entonces se están construyendo ya.

 

 Escuela Nueva Esperanza, en Ecuador, de David Barragán y Pascual Gangotena