China y Vietnam amenazan la libertad de prensa
En la segunda colaboración invitada de esta semana abandonamos las miserias de España para acercarnos a una de las experiencias más fascinantes del Sur del planeta: Vietnam, la del crecimiento rápido, la joya de los economistas y las agencias internacionales. Como nos cuenta Carmen González, que vive y trabaja en este país desde hace algún tiempo, no es oro todo lo que reluce. Vietnam se ha convertido en un nuevo frente del falso dilema entre libertades y desarrollo, que alcanza también a las poderosas redes sociales. Todo resulta demasiado familiar como para no darle importancia. Que lo disfruten.
Los periodistas vietnamitas llevan una semana inquietos. El pasado viernes entró en vigor un decreto que permite sancionar a aquellos que publiquen noticias que perjudiquen “los intereses del país o de su Pueblo” o que no hagan públicas sus fuentes de información. El decreto, según denuncia Human Rights Watch, otorga el poder de imponer estas sanciones a una variopinta y sorprendentemente larga lista de responsables del Gobierno y del Partido Comunista, que incluye desde inspectores del Ministerio de Información y Comunicación, a la policía marítima (sí, leéis bien), o ¡a los funcionarios de aduanas!
Esta medida es otra vuelta de tuerca a la continua y meticulosa fiscalización a la que están sometidos los medios de comunicación en este país. Recordemos que Vietnam ocupa el puesto 165 de 178 en la clasificación del últimoInforme Anual de Reporteros Sin Fronteras. La tijera del partido es generosa al recortar aquello que considera dañino para su interés, descafeinando periódicos y bloqueando Facebook, Twitter y múltiples blogs.
¿Se abre alguna perspectiva de cambio una vez que la Asamblea Nacional confirme al Gobierno resultante del reciente Congreso del Partido? Por el momento las revueltas sociales en los países árabes, y especialmente los ecos de estas en China, han incrementado los apoyos a un mayor control.
Muchos opinan que el contexto en Vietnam es muy diferente y que el nivel de satisfacción de la ciudadanía con el Gobierno es alto (debido principalmente al continuo progreso económico de los últimos años) y por tanto el riesgo de réplica es menor. Sin embargo, el Gobierno ha preferido tomar sus medidas, quizás después de leer a Stephen Walt en Foreign Policy, donde defiendeque en una dictadura los ciudadanos no expresan sus verdaderas preferencias abiertamente y por tanto es imposible saber con precisión el nivel de descontento de la población y la probabilidad de que se produzca una revolución. Tras la entrada en vigor del decreto mencionado, la página web del Partido publicaba esta semana un artículo defendiendo el bloqueo a Facebook por ser un instrumento de la CIA y se identificaban y bloqueaban rutas alternativas utilizadas por los usuarios de Facebook.
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