La euforia por las encuestas lleva al PP a hacer exhibición de unidad interna
Los barones defienden el Estado autonómico y acusan a Zapatero de despilfarro
A los marianistas les cuesta disimular su entusiasmo. En política no hay amigos, o muy pocos, y por eso tampoco hay reconciliaciones. Hay acercamientos y alejamientos por intereses. Y si en 2008, o incluso en 2009, en la última convención de Barcelona, el sector crítico y especialmente el aznarismo aprovechaba la debilidad de Rajoy en las encuestas para atacarle, ahora su fortaleza está en esos sondeos.
El líder, señalan en su entorno, está encantado de ver cómo incluso el propio Aznar se pone a su disposición, como hizo el viernes. Pero tiene claro que eso no es una reconciliación, es un ejercicio de realismo político. El mensaje que se traslada en todos los discursos de la convención es uno: el PP va a ganar, no es momento para discusiones internas. Una versión actualizada del famoso "el que se mueva no sale en la foto" de Alfonso Guerra.
Con ese mensaje en el ambiente político de los pasillos, y relajado con los jóvenes de Nuevas Generaciones, el líder del PP se sinceró y resumió en dos frases la situación política de su partido. Rajoy recordó su vía crucis tras la derrota de 2008, y dejó claro que son otros tiempos. "El camino no ha sido fácil, y no lo va a ser en el futuro", les explicó, "pero ya está encauzado, ya los objetivos están claros y ya el PP está absolutamente unido. Estoy muy contento".
En otra pregunta, sobre la familia, el líder del PP dejó caer una visión de la vida que cobra mayor valor precisamente ahora, tras el espaldarazo de Aznar del viernes, que culminó con un abrazo de ambos líderes, muy distanciados políticamente pero ahora unidos frente a la posible victoria.
"Cuando te va bien, te salen los amigos por doquier. Cuando te va mal, como decía Pío Cabanillas, un excelente político, deja de sonar el teléfono, y cuando te va regular, algunos dicen, vamos a estar aquí, por si acaso", les explicó Rajoy a los jóvenes dirigidos por Ignacio Uriarte, a quien expresó su apoyo precisamente ahora que el Tribunal Supremo ha confirmado la retirada del carné de conducir y la multa por un accidente de tráfico el año pasado en el que superaba la tasa permitida de alcoholemia.
En este ambiente de unidad, la sombra de Francisco Álvarez- Cascos, al que nadie cita, recorre la convención pero sirve precisamente para reforzar la cohesión. Isabel Pérez-Espinosa, la candidata que Rajoy ha elegido dejando fuera al ex secretario general, recibió el aplauso de todo el auditorio de la convención puesto en pie. "Ha habido momentos duros, pero lo importante es aquella gaviota, para que los ciudadanos puedan confiar debemos demostrar que somos un partido unido y serio", dijo ella.
La organización la había colocado en una mesa precisamente con Esperanza Aguirre, la dirigente que con más fuerza apostó públicamente por Álvarez-Cascos. Aguirre, que en su discurso apoyó sin matices a Rajoy, fue una vez más protagonista porque se marchó a mitad del acto, antes de que hablara Pérez-Espinosa, porque perdía un AVE de vuelta ya que tenía una cita personal. Hoy no acudirá previsiblemente al discurso de Rajoy. Su delegación se marchó entera con ella, algo muy criticado en pasillos.
En esa misma mesa, dirigida por Esteban González Pons, quedó en evidencia la contradicción aparente del PP. Por una parte sus dirigentes nacionales critican el despilfarro de las autonomías y hablan de Estado autonómico inviable, como Aznar, por otra sus barones insisten en que ellos no despilfarran.
Algunos como Alberto Núñez Feijóo, en un completo discurso del que sigue siendo una opción clara como sucesor en el caso ?que nadie en el PP contempla? de que Rajoy sufra una tercera derrota en 2012, trató de resolver esa contradicción. La culpa del derroche, dijo, es de Zapatero. "Ha intentado lavarse la cara con las comunidades autónomas. Pero ninguna tiene como ejemplo al Gobierno de España.
Madrid, La Rioja y Galicia han cumplido la estabilidad presupuestaria en 2009. El Gobierno tiene 10 veces más déficit público que ellas".
Feijóo, que obviamente no se refirió a otras comunidades del PP con cuentas mucho peores, como la valenciana, la más endeudada, o la murciana, con un déficit que le ha forzado a recortar sueldos de funcionarios, defendió el modelo autonómico pero remató culpando a Zapatero de sus problemas.
"El Estado de las Autonomías es mejorable, pero lo que es imprescindible mejorar es el liderazo del Estado de las autonomías". También Alberto Ruiz-Gallardón, alcalde de Madrid, culpó a Zapatero y presumió de haber cerrado su propia televisión local -que él creó- porque le parecía "un despilfarro". Otros barones como José Manuel Soria o la propia Aguirre lanzaron mensajes similares con una idea: el PP propone austeridad, pero no tanta como para poner en riesgo las políticas sociales.
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