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Reportaje:

Esposado, encapuchado y durmiendo en un coche

Declaración ante la policia francesa del montañero secuestrado por ETA para robarle la furgoneta de la T-4

El montañero al que ETA secuestró para robarle la furgoneta que explotó en la T-4 de Barajas el pasado 30 de diciembre, Iker Laskurain, ha asegurado en su declaración ante la policía francesa que durante dos noches durmió en un coche y que de los tres encapuchados que le secuestraron sólo le hablaba uno y en castellano, para evitar que el montañero localizase el acento de origen. Esta información ha sido difundida por la Cadena SER, que ha tenido acceso a la declaración de Laskurain.

El montañero ha asegurado que se enteró del atentado por una radio que sus secuestradores le proporcionaron al liberarle, la misma mañana del atentado.

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Según esta declaracion, los etarras le ataron de pies y manos a la espalda con esposas y en ningún momento pudo ver las caras de sus secuestradores porque le colocaron una capucha desde el primer momento, capucha que sólo le subían hasta la boca para darle de comer.

Encapuchados, de negro y con guantes

Todo comenzó el miercoles 27 de diciembre a las 21.00 horas cerca de la estación de esquí de Luz Ardiden, en los Pirineos franceses. Tres encapuchados entraron en su Renault Trafic y le pusieron boca abajo. Los tres iban de negro, con pasamontañas, con guantes y uno de ellos llevaba una pistola.

Le quitaron el teléfono móvil y circularon durante una hora en la furgoneta. Después le subieron a un coche y en ese vehículo pasó la primera noche junto con los secuestradores. La segunda noche la pasó en una casa abandonada, sin calefaccion, y la tercera, en el mismo coche que el primer día.

El montañero asegura que durante estos tres días de cautiverio sólo habló con uno de ellos de cosas vanales y nunca de política.

Laskurain ha descrito cómo los etarras se comunicaron entre ellos con silbidos con el fin de evitar que él se enterase de la explosión de la T-4.

La liberación

Le liberaron a las 9.40 horas del 30 de diciembre, aunque él no se enteró del atentado hasta las 10.30 horas de la mañana en un boletín informativo de una emisora de radio que escuchaba en un transistor que le dieron los propios etarras.

La orden era esperar hasta las 11.00 horas de la mañana para empezar a andar y no parar a ningún coche por la carretera. Le soltaron a 3 kilómetros del conocido puerto de Marie Blanque y le explicaron que el pueblo más cercano estaba a 8 kilómetros. Desde allí avisó a su familia.

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