Prisión incondicional para el hombre que asesinó al conductor que había atropellado a su hija
Ricardo S.A exculpa del crimen a su mujer y asegura que "estaba completamente borracho" cuando abrio fuego contra Gaspar García
Una juez de Sevilla ha decretado hoy prisión incondicional para Ricardo S.A, autor confeso de la muerte a tiros de un hombre de 64 años que atropelló en Sevilla a su hija de siete, que resultó herida leve. En su declaración ante la juez, el padre de la pequeña ha exculpado a su esposa del crimen pese a que ésta está también imputada en el caso por abrir la puerta del coche de la víctima y facilitar el tiroteo.
Ricardo S.A. ha alegado que, cuando abrió fuego contra el conductor, "estaba completamente borracho" y, además, lo confundió con un miembro de otra familia de etnia gitana rival, con la que hacía unos días había mantenido un enfrentamiento.
Ricardo ha manifestado, igualmente, que la pistola con la que mató a Gaspar García la había encontrado unos días antes en un contenedor de basura y que no recuerda dónde la tiró, ya que estaba borracho. También ha confirmado que estaba alojado en el Albergue Juvenil de Sevilla, en contra de las informaciones que aseguraban que sólo estaba de visita en el lugar, donde el Ayuntamiento de Sevilla había alojado a 25 miembros de su familia.
El imputado ha exculpado a su esposa María Luisa C.J., que cumple prisión preventiva desde el pasado día 12 como cómplice, y ha dicho que fue él mismo quien primero vació un cargador de la pistola sobre Gaspar García, luego abrió la puerta de su automóvil y le vació un segundo cargador. Sin embargo, un testigo protegido ha declarado a la Policía que la esposa abrió la puerta del coche para facilitar la segunda ráfaga de disparos y que ni Ricardo ni su esposa se preocuparon de atender a la niña hasta que la víctima quedó abatida con siete disparos mortales, cinco de ellos en la cabeza.
La declaración del acusado ha servido a su abogado para solicitar la libertad bajo fianza de María Luisa, que mañana deberá comparecer de nuevo ante la juez para ratificar la designación de su letrado. El imputado también ha reconocido que no llegó a ver la cara de su víctima, un celador de 64 años del hospital Virgen del Rocío que se dirigía a su trabajo, y que le confundió con un miembro de la familia rival. La juez instructora ha ordenado al forense hacer la prueba del cabello al imputado para comprobar su alegación de que ese mismo día había bebido, aunque los letrados han precisado que esa prueba sólo detecta el consumo de drogas pero no de alcohol.
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