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DEBATE SOBRE EL ESTADO DE LA NACIÓN

Discurso inicial de Gaspar Llamazares

Señorías, señor presidente, un viejo refrán dice que cada uno habla de la fiesta según le va en ella. Por tanto, podría considerar normal que al Partido Popular, que se ha visto fuera del poder, el último año le parezca el annus horribilis e, incluso, se podría entender también que al Partido Socialista, que ha llegado al Gobierno, el año le parezca un paseo triunfal. En nuestra opinión, no se trata de eso, no se trata de cómo le ha ido al Partido Socialista o al Partido Popular; se trata de cómo le ha ido a los ciudadanos.

Nosotros, que nos hemos comprometido con la recuperación democrática y el cambio político en esta legislatura; nosotros que consideramos que se han producido avances democráticos, sociales y de libertades; nosotros no podemos decir a la gente -podemos decírselo a nuestro partido, pero no a la gente- que en un año este país ha pasado de la oscuridad a la luz; que en un año lo que estaba mal está totalmente bien, porque, señorías, eso no es cierto. Como de lo que se trata es de debatir del país, de los ciudadanos y no de los partidos ni de los debates de la clase política, queremos hablar del desempleo y también del empleo; queremos hablar del Estado social, de las medidas que se han tomado y de las que quedan por tomar; queremos hablar del medio ambiente, del federalismo, de todo eso, convencidos de que a lo largo de este año se han producido avances y avances importantes, pero convencidos también de que lo más importante queda por hacer. Lo más importante, la regeneración democrática y el cambio político de izquierdas, queda por hacer, y es mejor reconocerlo que aquejar el síndrome del pedestal. Ayer hemos visto que el Partido Popular tiene el síndrome de la caverna; lo sabíamos, llevaban tiempo en el monte lanzando pedradas y además, en una obsesión patriótica, pretenden situarnos a todos los demás en la antipatria y en el radicalismo. Sabemos dónde está el Partido Popular y sabemos también -y ellos lo saben- que vamos a intentar que no logre sus objetivos de desestabilización y de agitación. Triste papel le atribuye la derecha económica a la derecha política para que su único papel en la oposición sea siempre la agitación o la desestabilización; triste papel les atribuye. Estamos convencidos de que no solamente es importante la estabilidad frente a la derecha, sino que es fundamental ser un acicate del cambio que todavía no ha tenido lugar. Decía Manuel Azaña, en un debate sobre el estatuto de Cataluña, que esa obsesión patriótica que se utiliza por parte de la derecha frente a la izquierda es una obsesión estéril, porque se pueden tomar medidas acertadas o no acertadas, pero el patriotismo no es ni un programa político ni un código de conducta. Estoy convencido de ello y por eso pienso que el Partido Popular, estancado en la prepolítica, refugiado en la caverna, tiene muy poco que decir a este país y tiene muy poco que decir en este nuevo periodo que se ha abierto en la política española.

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Pero nosotros, preocupados como estamos de lo que hace la derecha, estamos más ocupados en lo que podemos hacer en la izquierda, en lo que podemos hacer nosotros y lo que puede hacer el Gobierno en esta Cámara. Desde luego, estamos satisfechos de las medidas tomadas, que básicamente significan la recuperación democrática de este país, lo que podríamos llamar la restauración democrática en España; restauración democrática, sí: restauración del papel del Parlamento, restauración de la opinión pública libre y plural, restauración de los derechos democráticos, de los derechos civiles y restauración -por qué no decirlo- de los derechos sociales. Ha habido avances en todas estas materias. en relación con el debate democrático, en relación con la extranjería -consideramos que las medidas tomadas han sido insuficientes, pero acertadas- y en relación con aspectos que tienen que ver con los derechos sociales, como las pensiones, el salario mínimo y tantas cosas que se han dicho en esta Cámara y de las cuales nos sentimos autores; nos sentimos responsables de esos avances que se han producido como consecuencia de una mayoría de izquierdas en esta Cámara.

Pero si bien se ha producido esa restauración democrática, queda lejos la regeneración democrática comprometida. El síndrome del pedestal puede llevar a ver un país sin ciudadanos o bien a ver una obra completa al cabo de un año. Nosotros no estamos aquejados del síndrome del pedestal ni, por supuesto, del síndrome de la caverna. Se han tomado medidas, se ha avanzado, pero prácticamente queda lo más importante por hacer.

Con relación a la regeneración democrática, ha habido un debate en esta Cámara sobre la política de inmigración. El presidente del Gobierno ha defendido la regularización extraordinaria sin fisuras; nosotros creemos que algunas tiene, pero ha sido un proceso muy positivo, ha salido de la clandestinidad laboral y social una parte de la ciudadanía -española también, y eso es importante-. Pero a continuación el presidente del Gobierno ha hablado de aplicar la ley de forma contundente, y yo me pregunto: señor presidente, ¿qué ley? ¿La ley que hemos recurrido ante el Tribunal Constitucional? ¿La vamos a aplicar? ¿Vamos a aplicar esa ley? Estoy de acuerdo no sólo en la aplicación de la ley, que creo que es lo democrático, sino también en los cambios de la ley. Ustedes y nosotros hemos coincidido en que esa ley vulnera derechos fundamentales de los inmigrantes; por lo tanto, señor presidente, además de la regularización extraordinaria, ¿no sería conveniente modificar la ley para reconocer los derechos fundamentales a los inmigrantes, para establecer procedimientos regulares en nuestro país y sobre todo para la integración social y política de los inmigrantes? ¿El presidente del Gobierno no cree que ese sería el camino? El camino no de la restauración democrática, de volver al punto de partida frente a la involución que supuso el Partido Popular, sino de la regeneración democrática de este país.

Con este mismo argumento y con relación a otra cuestión democrática de fondo, me referiré a la política antiterrorista. Ayer asistimos en esta Cámara al certificado de defunción del Pacto Antiterrorista, pero mi grupo y yo decimos: viva el Pacto Antiterrorista. Porque, señorías, aquello era otra cosa, era un pacto mezcla de antinacionalismo y antiterrorismo que ha sido utilizado mecánicamente para manipular y manosear la política antiterrorista en favor de la política de partido. Las últimas reuniones, las últimas peticiones de reunión del Pacto Antiterrorista, son siempre para enredar, para mostrar la diferencia entre las fuerzas políticas democráticas y para demostrar, además, que lejos de lo que dice el texto, las fuerzas políticas democráticas utilizan el terrorismo, sobre todo el Partido Popular, para objetivos políticos y electorales. La pregunta de mi grupo parlamentario, señor presidente, es si también vamos a arar con viejos bueyes, si también vamos a arar la paz con viejas leyes. Nosotros creemos que no. Pensamos que ese pacto es necesario reconducirlo, reconstituirlo; es necesario un pacto de todas las fuerzas políticas democráticas frente al terrorismo, con sede en esta Cámara, que además tenga una relación fluida con las instituciones vascas y que ese pacto no solamente hable de estrategia antiterrorista sino también de estrategia por la paz. No basta, valorándolo positivamente, que el presidente del Gobierno transmita a esta Cámara en cada momento las informaciones con respecto a la estrategia antiterrorista. No queremos ser plato de segunda mesa. Si la fuerzas políticas democráticas tenemos que comprometernos -que nosotros creemos que sí- para acabar con la violencia e iniciar una nueva etapa política en el País Vasco y en el conjunto de España, queremos comprometernos hasta el fondo, estar en la Cámara, pero también en un pacto antiterrorista que comparta la estrategia frente al terror y el proceso de paz. Si el Partido Popular quiere autoexcluirse en la caverna, allá el Partido Popular, porque el resto de las fuerzas democráticas debemos tener un lugar.

Los gobiernos, el Gobierno vasco en particular, deben tener un lugar en ese pacto, en ese acuerdo para lograr la paz en nuestro país. Decía también en aquel debate Manuel Azaña, presidente del Consejo de Ministros, que se esperaba -en aquel caso era el debate sobre el Estatuto de Cataluña- a la izquierda en el desfiladero para lograr acabar con el Gobierno. Señor presidente, yo estoy convencido de que la paz no es un desfiladero. Algunos lo interpretan así, el desfiladero para el Gobierno y para la izquierda. Nosotros pensamos que es una oportunidad y una necesidad para que este país tenga todas las libertades para que sea posible la convivencia y el futuro. Por eso tiene nuestro apoyo en relación con esta estrategia que se puso en marcha en el día de ayer con el autismo del Partido Popular. Señor presidente, además de que todo eso queda en materia de regeneración, le quiero recordar de su discurso de investidura los compromisos de separación de poderes, de reforma de la justicia, de reforma del Parlamento, de reforma del Senado, compromisos que en estos momentos quedan -espero que no ad calendas graecas- para más adelante. Y lo mismo puedo decir con respecto a la radiotelevisión pública, que es verdad que no es la radiotelevisión de un partido, algunas veces no es totalmente pluralista pero no es ya la radiotelevisión de un partido. Pero todavía las reformas anunciadas para primeros de este año para la radiotelevisión pública no han llegado. En todo caso vemos que la orientación en esas reformas puede ser positiva.

Empezaba mi intervención diciendo que lo importante en el debate del estado de la Nación no es cómo le va a los partidos, sino cómo le va al país, a esta nación de naciones o a este pueblo, en definitiva a los ciudadanos españoles. Y usted entraba en una contradicción en su intervención. El síndrome del pedestal es que España va bien pero al mismo tiempo tenemos que entonar el pésame por cuatro trabajadores fallecidos en un reciente accidente laboral. Además, para más inri, esos cuatro trabajadores pertenecen a subcontratas, es decir, sabemos dónde está el problema. Y nos afecta, señorías. No es por una parte la España que va bien y, por otra parte, las lamentaciones del sino o del factum. Señorías, nos afecta y nos afecta como gente de izquierdas. Decía el gran poeta Celaya que la gente de izquierdas nos destacamos por la insatisfacción. Y nosotros, que hemos sido parte y queremos seguir siéndolo de un cambio político en este país, estamos insatisfechos en relación con los temas fundamentales.

Señor presidente, en la investidura dijo usted que el gran handicap de este país era su modelo productivo. Era un modelo económico y social donde la economía se basa en la precariedad de los empleos -véase la accidentalidad pavorosa que hay en nuestro país-, en un sector eminentemente especulativo -la construcción de viviendas- y donde también nuestra economía es insostenible en términos ambientales y sociales. Porque los beneficios de la economía se hacen en buena parte en base al deterioro ambiental y esos beneficios no se redistribuyen de manera suficiente al conjunto de la sociedad. Señor presidente, la economía española y los datos económicos pueden ir bien, pero nuestro mercado laboral es el más precario de la Unión Europea y afecta fundamentalmente a jóvenes y mujeres; la economía puede ir bien, pero nuestra distribución de la renta es la peor distribución de la Unión Europea, somos el país más desigual de la Unión Europea a quince -no a veinticinco-, somos un país profundamente injusto; la economía puede ir bien, pero nuestro país es incapaz de cumplir los compromisos de Kioto, es incapaz de cumplir sus compromisos ambientales porque su modelo de desarrollo es insostenible.

Y esa es una parte de la realidad, señor presidente. Con todo lo que tiene de realidad que ha habido 600.000 contrataciones, no sé si empleos, que se ha producido una mejora del paro, que se ha producido también una mejora del crecimiento económico, todo eso es verdad, pero ¿y los ciudadanos, señoría? ¿Dónde están los ciudadanos? ¿Dónde están los dos millones de trabajadoras y trabajadores españoles que no tienen empleo todavía? En nuestro discurso, en el discurso de la izquierda insatisfecha, tienen que estar. ¿Dónde están los cinco millones, fundamentalmente de jóvenes y mujeres, que tienen empleos precarios, empleos temporales, rotatorios? ¿Dónde están? ¿Dónde está el conjunto de los ciudadanos que tienen dificultades para acceder a una vivienda y que además notan día a día que la distribución de la renta es regresiva? Es decir, que ellos pagan religiosamente sus impuestos, pero que existe una parte de la sociedad española que no solamente no los paga sino que los elude. Esa es la realidad de este país también y esa realidad en nuestra opinión no se ha afrontado todavía.

Me decía usted en una conversación reciente que no se ha afrontado la reforma laboral porque hay una negociación con los sindicatos y yo le reconozco que esa reforma tiene que tener lugar con el acuerdo de los agentes sociales. ¿Qué papel está jugando el Gobierno en esa negociación de la reforma laboral? En nuestra opinión está jugando papel de parte, pero no papel de parte de los trabajadores. Los documentos de los sindicatos demuestran que el Gobierno pretende aumentar la calidad y la estabilidad del empleo disminuyendo el coste del despido, que pretende aumentar la calidad del empleo abordando únicamente la cuestión laboral como tradicionalmente ha hecho la derecha en este país y no abordando el sector productivo que es donde está el problema de la precariedad en nuestro empleo. Muy al contrario, señorías. Mientras nosotros rechazamos a lo largo de la legislatura del Gobierno del Partido Popular la política de privatizaciones, hoy vemos con estupor que el Gobierno y la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales inicia la fase final de las privatizaciones sin preguntarse previamente cuáles han sido las consecuencias de las privatizaciones anteriores, sino que su único objetivo es rentabilizar la SEPI para financiar la situación actual de algunas empresas de la SEPI que están en condiciones difíciles.

Señor presidente, nosotros queremos plantearle claramente varias cuestiones. En primer lugar, es necesario que el Gobierno se ponga las pilas en la reforma laboral y que juegue un papel integrador a favor de una reforma laboral favorable a la calidad del empleo. El Gobierno proponernos una reforma laboral favorable a la calidad del empleo y no ir por ahí hablando de que es necesario trabajar más horas -si en este país se trabajan muchas horas-, ni hablando de que es mejor abaratar el despido cuando esto se ha hecho en reformas anteriores y continúa acrecentándose la precariedad laboral.

En segundo lugar, señor presidente del Gobierno, es necesario también que el Gobierno aclare cuál va a ser su política de privatizaciones, si la política de privatizaciones que condenamos en el Partido Popular ahora es buena en el Partido Socialista y si la política de privatizaciones es la respuesta a la situación de nuestro tejido productivo. Nosotros pensamos que no. Nosotros pensamos que hay sectores estratégicos donde debe estar la iniciativa pública y hay sectores también en condiciones difíciles donde debe haber un compromiso público por parte del Gobierno y sobre todo por parte de un Gobierno progresista.

Lo mismo le diría, señor presidente, en la reforma fiscal que se aplaza sine die. Nosotros esperábamos una reforma fiscal que respondiera a esas inquietudes ciudadanas, a los ciudadanos que ven como pagan religiosamente de su salario y como buena parte de otros ciudadanos no pagan nada, o pagan muy poco. Los que tienen plusvalías, los que tienen impuestos sobre sus beneficios empresariales, pagan muy poco. Sin embargo, hemos visto también con decepción que el Gobierno quiere dar una de cal y otra de arena, quedarse a medio camino en el cambio en relación con la política fiscal. Por una parte, mejorar la contribución de los asalariados a través de las declaraciones en la cuota o en la base y, por otra parte, con la otra mano mejorar la contribución de las grandes rentas, es decir, disminuir el tipo marginal.

Señor presidente, esa reforma ya la conocimos en períodos anteriores; esa contrarreforma fiscal ya la hemos conocido y lo único que ha hecho ha sido disminuir la suficiencia del sector público -al parecer, su reforma va a costar 2.000 millones de euros- y hacer un sistema fiscal que continúe siendo un sistema inequitativo, como es nuestro sistema fiscal.

Hay un tercera cuestión en nuestro tejido productivo que me gustaría comentar con usted, cuestión en la que hemos avanzado debido a algunas medidas adoptadas previamente y en los presupuestos para este año, pero que en nuestra opinión en estos momentos se encuentra en una situación de incertidumbre, y es la relativa al modelo educativo y al modelo de investigación y desarrollo. Señor presidente, hemos tomado medidas con respecto a las becas y a los refuerzos, también hemos tomado medidas en el presupuesto para incrementar el gasto en investigación y desarrollo, pero el sistema de ciencia y tecnología todavía no existe en nuestro país. Un sistema de ciencia y tecnología que, por otra parte, dedica a investigación y desarrollo la mitad de la media europea. Por un lado, la propuesta educativa que han puesto ustedes encima de la mesa no ha logrado el consenso de la comunidad educativa y deja temas en el camino que habíamos abordado en reformas anteriores, como la LOCSE, y la democratización de la escuela, que es una parte muy importante de la calidad de la enseñanza, y, por otro, en esta reforma educativa no aparecen aspectos que hemos visto de manera crítica con respecto a la LOCSE, como es una ley de financiación de la reforma educativa que la haga creíble y permita una mayor calidad y una mayor igualdad a partir de la prioridad de la enseñanza pública. Por eso, señor presidente, en esta Cámara también queremos saber hasta dónde está usted dispuesto a llegar en la respuesta a los cantos de sirena de la derecha en la educación privada y concertada y hasta dónde podemos mantener la prioridad de la enseñanza pública. Estos son aspectos que a nosotros nos interesa tratar en este debate. Señor presidente, nosotros no queremos un debate de guante blando; creo que a usted no le interesa. A usted no le interesa un debate de guante blanco por parte de la Cámara y mucho menos por parte de las fuerzas políticas de izquierda de esta Cámara. A usted le interesa, y le interesa al Gobierno, que la izquierda de esta Cámara tenga proyecto propio y que lo ponga encima de la mesa para que sea posible producir esos cambios de izquierdas en nuestro país.

Le ha hablado de la regeneración democrática, le he hablado del cambio en el modelo productivo, que está por hacer, y además en nuestra opinión se retrasa de forma preocupante, pero también quiero hablarle del modelo social y del desarrollo federal de nuestro país. Modelo social donde nos encontramos con una medida que nosotros respaldamos y creemos que si se lleva a efecto bien puede ser una medida histórica en el estado del bienestar en este país. Lo fue en su momento la configuración del sistema sanitario como un sistema universal y público y en los próximos meses lo puede ser la configuración de un sistema de dependencia universal y público, pero esta cuestión parece que se retrasa. Como decía antes, la restauración democrática avanza en medidas importantes en materia de derechos civiles y sociales, pero el cambio de izquierdas se retrasa y lo hace de manera preocupante.

Se retrasa de manera preocupante la ley de autonomía personal que estaba prevista para el primer trimestre de este año y usted, en su intervención, después de que habíamos pactado que fuera en septiembre, la retrasa al último trimestre del año. Es decir, en unos días hemos visto cómo se retrasa incluso aquello que ya estaba retrasado. Señor presidente, más que los retrasos temporales a nosotros nos preocupa que usted aclare qué tipo de ley de dependencia pretendemos aprobar en esta Cámara: ¿una ley de dependencia que reconozca un derecho universal? ¿Una ley de dependencia que esté financiada en sus aspectos básicos por parte del sector público? ¿Una ley de dependencia que en materia de infraestructuras y equipamientos responda realmente a las necesidades de la sociedad? Porque, hablando de los ancianos y hablando de discapacitados, nuestra red de atención es ínfima; no cubre ni al 5 por ciento de los que pueden necesitar una cobertura por parte de los servicios sociales.

Por eso es tan importante que usted aclare aquí que, además de reformar la financiación de la sanidad -con lo que estamos de acuerdo-, que además de una ley de educación -que en nuestra opinión debe tener una ley de financiación que no tuvo la Logse-, va a haber una ley de dependencia que va a tener esas características: características universales y públicas. Creemos que es el gran reto de la izquierda en esta legislatura en materia social.

Una pregunta, señor presidente. ¿Mantienen ustedes el compromiso de, en dos legislaturas, converger con el gasto social de los Quince? Nosotros le demandamos que en esta primera legislatura, al menos, lleguemos a la mitad del gasto social que tiene la media de los Quince países de la Unión Europea, ahora Veinticinco países de la Unión Europea.

Señor presidente, termino refiriéndome al modelo que tiene que ver con el medio ambiente y al modelo federal. Aunque de estos temas hablará fundamentalmente mi compañero Joan Herrera, sí quería comentar alguna cosa. Señor presidente, el caso del modelo ambiental es muy curioso. En su Gobierno hay una voluntad de desarrollar un modelo sostenible -estamos convencidos-, pero hay contradicciones de fondo entre la política de Fomento y la política de Medio Ambiente, y esas contradicciones llevan, inexorablemente, a que no podamos cumplir el compromiso de Kioto y a que nos quedemos a medio camino en el Plan Hidrológico Nacional. ¿Por qué tiene que ser malo el transvase intercuencas del Ebro y tiene que ser bueno el transvase intercuencas del Júcar-Vinalopó. No lo entendemos. Si hay una nueva política del agua, no hay transvases intercuencas. Esa es la razón de una política ambiental.

En relación con el modelo federal, señor presidente, nosotros consideramos que en nuestro país estamos ante un proceso de segunda transición, de desarrollo federal del Estado, llamémoslo como queramos. En ese proceso, nosotros queremos estar, queremos participar. Estamos convencidos de que el modelo autonómico ha sido el más solidario de la historia de este país y que el desarrollo del modelo autonómico en un sentido federal será más autónomo y más solidario. Estamos convencidos y queremos participar en ese modelo, pero aquí se necesita, además de talante, alguna cosa más. Además de talante, que es imprescindible, porque el talante es una relación abierta con la sociedad, el diálogo deliberativo en democracia, nosotros creemos que es necesaria una línea política y un compromiso. Una línea política compartida, y en la izquierda de esta Cámara puede haber una línea política compartida en el desarrollo del modelo social y del modelo federal, y un compromiso que, además del talante del presidente del Gobierno, es voluntad de diálogo y de negociación del conjunto del Gobierno con la izquierda.

Señor presidente -termino-, para nosotros, ha habido luces en este periodo, por eso hemos estado comprometidos y seguimos comprometidos con la estabilidad frente a la desestabilización de la derecha, pero nosotros creemos que lo fundamental está por hacer y, por tanto, del tiempo de la confianza del primer año pasamos al tiempo de la exigencia; del tiempo de la gracia, en términos del Gobierno de la República, queremos pasar al tiempo de la justicia. Gracia y justicia, todo es necesario en un Gobierno de izquierdas.

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