Desarticuladas dos redes de tráfico de personas y explotación sexual en Castilla y León y Cataluña

La Policía ha detenido, en diferentes puntos de Cataluña y Castilla y León, a 61 personas que traficaban con mujeres inmigrantes a las que vendían a clubes de alterne en los que se les obligaba a ejercer la prostitución, según ha informado la Dirección General de la Policía.

En Castilla y León, los agentes del Cuerpo Nacional de Policía, adscritos a la Brigada Central contra las Redes de Inmigración Ilegal detuvieron un total de 41 personas, de nacionalidad española, brasileña, nigeriana y rumana, por delitos relativos a la prostitución y asociación ilícita, estancia ilegal, falsificación documental y tenencia ilegal de armas.

Las personas arrestadas integraban una organización dedicada a la prostitución de mujeres, procedentes de Rumanía, a las que explotaban sexualmente en locales de alterne de Ávila, Salamanca y Zamora. En estos clubes, las ponían en venta a partir de 2.000 euros.

Como es habitual, la organización trasladaba a las mujeres desde Rumanía a España con falsas promesas de trabajo, en labores de cuidado de menores o limpieza, y las engañaba al pintarles un futuro que no les esperaba en España. Cuando llegaban a nuestro país, eran vendidas a los dueños de los clubes. Según fuentes policiales, las víctimas eran intercambiadas cada cierto tiempo entre diferentes locales para evitar que se establecieran lazos de amistad que hicieran posible la huida de las mujeres con sus clientes.

20 detenidos en Cataluña

A su vez, policías de las Comisarías de Tarragona y Tortosa han desarticulado una organización similar dedicada también a la inmigración ilegal y posterior explotación sexual de mujeres. En la operación policial detuvieron a 20 personas.

Los cabecillas de la red introducían ilegalmente en España a mujeres suramericanas, a las que explotaban y prostituían en un club de Alcanar (Tarragona). Por el mero hecho de introducirlas en nuestro país, las mujeres contraían una deuda con la organización por valor de 3.000 euros.

En el club de alterne, los dueños obligaban a las chicas a trabajar 12 horas y a cobrar por cada relación mantenida un mínimo de 53 euros, que se quedaba el club si la mujer no había liquidado la deuda inicialmente contraída. Además, las víctimas debían pagar al responsable del club 50 euros por el alojamiento y la manutención. Si no lo hacían, esta cantidad se añadía a la "deuda", al igual que las "multas" con las que el club sancionaba a las chicas por retrasos injustificados o falta de rendimiento.