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La universidad se moviliza por los alumnos y profesores ucranios: “La prioridad es que vean que no los dejaremos colgados”

La guerra deja a decenas de docentes y estudiantes de este país varados en España. Los campus salen a su auxilio y acogen campañas de recogida de ayuda

Mykola Prikhodko, profesor ucranio, frente a la Huerta de San Vicente, casa de Federico Garcia Lorca, en Granada.
Mykola Prikhodko, profesor ucranio, frente a la Huerta de San Vicente, casa de Federico Garcia Lorca, en Granada.Fermin Rodriguez

El profesor Mykola Prikhodko, de visita una semana en la Universidad de Granada, tenía previsto volver a Kiev el pasado viernes, pero en la madrugada comenzó la guerra. “Los rusos han invadido Ucrania y no puedo reunirme con mi familia. Tengo un pantalón y una camisa y, gracias a la universidad, una residencia y pensión completa”, explica exasperado, en un perfecto español. Las universidades están empezando a poner en marcha iniciativas de ayuda para estudiantes y profesores ucranios que se encuentran en alguno de los campus españoles de forma temporal y ven cómo el conflicto ha truncado sus planes de volver a casa. Aunque no existe una cifra oficial de afectados, el intercambio de profesores y estudiantes entre ambos países es relativamente fluido: el Ministerio de Universidades calcula que unas 1.200 personas de la comunidad universitaria ucrania participaron en alguna actividad el pasado curso en España. Ucrania está en el programa Erasmus como Estado asociado y muchos estudiantes se acogen a otro tipo de proyectos de movilidad.

Las universidades catalanas han sido de las primeras en activarse, con la puesta en marcha de un protocolo de emergencia para dar respuesta a las urgencias y necesidades de los afectados. El Departamento de Universidades de la Generalitat ha creado un comité específico con las 12 universidades catalanas (públicas y privadas) para desplegar la ayuda. “Teniendo en cuenta la experiencia con los refugiados de Siria y Afganistán, pensamos que no podíamos ir a remolque si estallaba otro conflicto. Así que decidimos hacer un plan común con el departamento de Acción Exterior para facilitar el retorno de los estudiantes catalanes, atender los alumnos extranjeros que no pueden volver a casa y acoger a los alumnos o profesores refugiados que quieran venir”, explica el presidente del comité y rector de la Universidad de Vic, Josep Eladi Baños. Ahora todavía trabajan en una primera fase para cuantificar el número de afectados, que ronda el centenar. Y lo mismo harán con otros países bálticos y Polonia, además de Rusia y Bielorrusia, “por si se extiende el conflicto”, admite.

Dos chicos temían que les llamaran para coger las armas”, cuenta el vicerrector de la Universidad de Lleida

En el resto de España, aunque el ministerio está recopilando datos, las universidades están poniendo en marcha iniciativas individuales que van desde la recogida de material de ayuda y servicios de traducción, hasta intermediación con los trámites administrativos y la ayuda psicológica a los que no pueden volver a su país. Pero también están dando los primeros pasos para acoger a estudiantes y profesores refugiados.

La presencia de alumnos ucranios no es extraña en la Universidad de Lleida (UdL), próxima a Guissona, donde vive la mayor comunidad de este país eslavo en Cataluña. Acoge a una veintena de estudiantes de esta nacionalidad, seis erasmus, y el rectorado se reunió con ellos la semana pasada. “La máxima prioridad era que vieran que no los vamos a dejar colgados”, explica Antoni Granollers, su vicerrector de Internacionalización. “Dos chicos temían que les llamaran para coger las armas. Todos nos dijeron que querían pedir asilo, ya que sus familias les han dicho que se queden aquí porque están seguros”.

“El día empieza cogiendo el teléfono y viendo cómo han ido los bombardeos y si la familia y los amigos están bien. No me despego del teléfono”, relata Anastasia Onikiienko, estudiante de un máster artístico en la Politécnica de Valencia. “Tengo la cabeza aquí, pero la mente allí. Tengo que concentrarme en mis estudios, pero es muy difícil”, añade. Llegó hace tres semanas a España y espera quedarse hasta junio. Admite que es una “privilegiada” porque luego seguirá el posgrado en Eslovaquia, donde tiene a parte de su familia. Yuliia Volianska, de 26 años, también finaliza este año un máster sobre paz y desarrollo en la Universidad Jaume I de Castellón. Optó por estos estudios porque sentía “que hay demasiado miedo y odio en el mundo y en las redes sociales”. Ahora, admite sentirse “impotente” ante lo que sucede en su país.

Daria Talavira, estudiante ucrania en la Universidad de Salamanca.
Daria Talavira, estudiante ucrania en la Universidad de Salamanca.D. T.

La Universidad de Salamanca es siempre polo de atracción de estudiantes extranjeros y eso explica que albergue a 17 alumnos ucranios. Como en Oviedo, Murcia o la Politécnica de Madrid, los alumnos están poniendo en marcha campañas de recogida de enseres para mandar al país invadido. “Los contactos en la frontera nos dicen que tienen muchas mantas y ropa, que sobre todo se necesitan medicamentos”, cuenta una estudiante en la treintena que pide anonimato. Llegó hace 20 años de Ucrania y ya se siente española. Este jueves, ella ha contactado por primera vez con una alumna desamparada, Daria Talavira, de 22 años. Esta última fue tan feliz de erasmus en Almería, que ahora cursa un máster económico en Salamanca. Orgullosa, cuenta que ha aprobado todo pese a ser la única sin el español como lengua materna. “Me gustaría estar allí, pero mi madre está feliz de poder despreocuparse de mí”, cuenta. Su familia vive en una zona calmada, pero su novio ha sido llamado a filas en Kiev.

Nos pidieron que presionemos a los Gobiernos para que ayuden a su país a en el ámbito humanitario”

En la Autónoma de Barcelona hay una treintena de estudiantes y profesores ucranios en programas de movilidad y se han reunido con ellos. “Nos pidieron que presionemos a los Gobiernos para que ayuden a su país a en el ámbito humanitario y militar, con los trámites administrativos, con los visados... y nos piden más sensibilización en el campus”, asevera Màrius Martínez, su vicerrector de Relaciones Internacionales. Mientras tanto, se preparan habitaciones en la residencia de estudiantes.

El Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (Sepie) ha anunciado que se ampliará la beca Erasmus a los ucranios que lo necesiten. Es el caso de un estudiante de un máster de Ingeniería Informática en la Universidad de Málaga al que suspendieron el avión de vuelta la pasada semana. Por el contrario, otros dos alumnos de ese posgrado acababan de llegar a la ciudad andaluza. Otros cuatro ucranios estudian en la Universidad de Vigo y quizás en abril habrá que aplicarles la medida de fuerza mayor de Erasmus para que se queden. Mientras tanto, el rectorado les ofrece apoyo psicopedagógico y la posibilidad de hacer llamadas a sus familiares.

Concentración en la Universidad de Granada el miércoles contra la guerra en presencia de tres profesores ucranios que estaban de paso.
Concentración en la Universidad de Granada el miércoles contra la guerra en presencia de tres profesores ucranios que estaban de paso.UGR

Pero el conflicto no solo ha atrapado estudiantes. También ha sucedido con investigadores o profesores visitantes. Entre 1999 y 2007, Mykola Prikhodko, hoy profesor de la Universidad Nacional Técnica de Ucrania, impartió clase de traducción de ucranio en el departamento de Lenguas Eslavas de Granada hasta que su asignatura desapareció. “Ahora solo se enseña ruso, polaco y checo, una lástima”, se lamenta por teléfono desde el rectorado. A su lado, otros dos profesores compatriotas, que también aterrizaron en Granada en el marco del programa Erasmus, aguardaban este jueves la llegada del ministro Joan Subirats, con el que se iban a entrevistar. La familia de Prikhodko espera cerca de Kiev a los rusos con voluntad de combatir. “Hay defensa territorial con cañones, carros de combate...”, relata.

Más suerte familiar que Prikhodko ha tenido el treintañero Andrii Kravchenko, experto en Filología Inglesa de la Universidad Nacional Tarás Shevchenko de Kiev. Le despertó su mujer con el anuncio de la guerra cuando él pasaba una estancia de una semana en la Universidad Granada con su hijo de 10 años. Organizaron rápido su salida y 48 horas después pudo reencontrarse con su esposa y su niña de dos años. El campus trata ahora de traer a la familia de Svitalana Fedoreko, también varada en Granada.

Retornará vía Polonia y su intención es defender su país junto a los hombres de su familia”

A diferencia de estos investigadores, Vasyl Mamrai, jefe del departamento de Relaciones Internacionales de la Zhytomyr State Technological University, planea volver a su país al final de esta semana. Tenía que haberlo hecho el pasado domingo, tras pasar siete días en la Universidad de Córdoba. Retornará vía Polonia y su intención es defender su país junto a los hombres de su familia. “No soy militar, pero hay todo un movimiento civil organizado y algo podré hacer”, relata. En Córdoba hay también tres estudiantes pasando el trimestre que no se han movido.

Kateryna Hryhoryeva, estudiante ucrania, en la Universidad de Barcelona en 2021.
Kateryna Hryhoryeva, estudiante ucrania, en la Universidad de Barcelona en 2021.K. H.

Kateryna Hryhoryeva lleva desde 2018 en Barcelona, donde estudia un máster en Internacionalización. En todo este tiempo, cada dos meses viajaba a Ucrania para ver a la familia. “Tenía como dos residencias”, apostilla. La guerra le pilló con unos amigos en Dubai y ya tenía el billete para, de allí, viajar a su país el sábado pasado. “Mi familia me dijo que mejor no fuera, que no era un sitio seguro”. Entonces alquiló con una amiga ucrania un piso en Hungría, cerca de la frontera. “Decidimos venir aquí a esperar a los amigos que huyan de Ucrania; esta noche debe llegar una amiga”, cuenta por teléfono. El conflicto ha truncado su rutina, pero asegura que espera volver a Barcelona en un mes para acabar sus estudios. Después, sus planes pasan por hacer prácticas en una empresa internacional. De momento, asevera, no tiene problemas económicos porque las transferencias bancarias funcionan bien. En todo caso, la Universidad de Barcelona ya ha contactado con ella ofreciéndole ayuda. “Siento su apoyo, pero ahora mismo no me pueden ayudar. Lo que necesito es que la guerra termine”.

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