El grado de Periodismo languidece: “Los chicos prefieren oír a Ibai Llanos que el telediario”
El número de alumnos ha caído un 18,4% en siete años por el desencanto y el recorte de plazas en algunas facultades tras la saturación del mercado laboral
El grado de Periodismo ha dejado de ser atractivo para los jóvenes que ingresan en la Universidad. No es una percepción. Lo constatan los datos: ha perdido el 18,4% de su alumnado desde 2015 (de 19.000 a 15.500 alumnos). En la Universidad pública los inscritos han menguado un 24% (cuando la bajada media de las titulaciones es de un 6%) mientras en las instituciones privadas, por su parte, han caído en ese período un 15,1% los matriculados, pese a que la carrera se ha implantado en dos campus más.
La nota de acceso a Periodismo en la Complutense (UCM) ha bajado del 9 al 6 (sobre 14) en un año, mientras que los estudios de Comunicación Audiovisual o Publicidad se han mantenido en el 11. Su decano, Jorge Clemente, presidente de la conferencia de Ciencias de la Información, reconoce que otras facultades españolas han experimentado el mismo descenso. Cuando él llegó al decanato, en 2017, decidió mantener los ocho grupos de Periodismo, pero con la mitad de alumnos: de modo que han pasado en cuatro años de 120 alumnos por aula a 50. A menos oferta de plazas, la nota de ingreso tendría que haber subido a igual demanda y no ha sido así, hay desencanto.
En la UCM eran conscientes de que “el mercado no puede absorber a tantos profesionales y menos cuando con la crisis estaban cerrando muchas empresas de comunicación” y, además, había que ofrecer una docencia más personalizada. “Es lo que queríamos, para hacer mejores redacciones periodísticas, mejores informaciones en los platós, mejor uso de los laboratorios [audiovisuales]...”, enumera. En estos cuatro años la Complutense ha dejado de ingresar a 2.000 alumnos, incluyendo también en el tijeretazo a los grupos de Comunicación Audiovisual y Publicidad.
¿Por qué desilusiona el grado de Periodismo? Un 67% de los encuestados en el Informe Anual de la Profesión Periodística 2021, de la Asociación de la Prensa de Madrid, estimó que la titulación “no cubre de manera razonable las necesidades del futuro del periodista”. José Francisco Serrano Oceja, catedrático de la Universidad CEU-San Pablo y miembro de la junta directiva de la APM, cree que el desencanto se produce por “el salto de una concepción romántica del periodismo a la vida real”. En el marco de un contexto difícil, con una industria en profundo cambio, no solo tecnológico ―del papel al online―, sino del modelo de negocio, vivir del periodismo no es fácil.
Clemente argumenta: “La labor informativa del periodista ha perdido prestigio. Casi cualquiera puede emitir noticias. Los chicos hoy consumen entretenimiento. Esas cosas que ocurren en las plataformas, Ibai Llanos, Twitch. Esas nuevas generaciones no quieren oír las noticias en la radio o la televisión, ni leer el periódico. Prefieren oír a Ibai Llanos que el telediario”. El negocio de quienes se dedican a contar en distintos formatos —mediante vídeos, directos, imágenes o texto— sus experiencias o habilidades superará en 2024 los 67.400 millones de euros ―por encima del producto interior bruto (PIB) anual de países como Croacia o Lituania―, según un informe del banco estadounidense Citi.
La Encuesta de inserción laboral de los titulados universitarios 2019, del Instituto Nacional de Estadística (INE), ofrece otro dato preocupante. Apenas el 40,2% de los graduados en Periodismo volvería a matricularse en la misma carrera. Solo hay cinco carreras con porcentajes menores de satisfacción y dos están relacionadas con las ciencias de la información: Publicidad (repetirían el grado un 38,3%) y Comunicación Audiovisual (volverían a cursarla el 37,2%).
Para ofrecer calidad se necesita, además de aulas y profesores especializados, recursos para hacer prácticas, como un estudio de radio, un plató de televisión o una redacción en pequeño formato. Serrano Oceja “valora” las adaptaciones que están haciendo las facultades a los nuevos tiempos, con la creación de nuevas asignaturas y el cambio del contenido de otras, por ejemplo, para acercarse a la inteligencia artificial. Clemente relata ―sin querer entrar en detalles― que desde que llegó al decanato en la UCM buscan una “renovación absoluta de las titulaciones y crear otras”, pero la pandemia y la lentísima burocracia de las universidades ha ralentizado los planes.
El catedrático Serrano Oceja, que fue decano de Humanidades y Ciencias de la Información en CEU-San Pablo, sostiene que el natural relevo de profesores ―se jubilan ahora muchos de los que empezaron cuando se abrieron las facultades― “va a facilitar la adaptación de las clases a las nuevas realidades de la empresa periodística”. Oceja explica que los docentes más jóvenes están más familiarizados con la información online, las redes sociales o el periodismo de datos.
Los datos de empleabilidad proporcionados por el INE indican que, de los 3.870 graduados hace cinco años en Periodismo, el 87% tiene trabajo, pero solo el 67% está relacionado con su área de conocimiento, aunque en el 75% de los casos se ajusta a su nivel de estudios. Su sueldo no es alto ―solo un tercio supera los 1.500 euros― frente a, por ejemplo, los ingenieros (por encima de los 1.500 euros más del 80%). Muchos son trabajadores autónomos, aunque se abre ahora una nueva vía de empleabilidad en servicios en estrategia de redes sociales, periodismo de datos, pódcast y televisión digital.
Los periodistas ya no trabajan solos. Un 56% de los periodistas contratados encuestados por la APM manifestaron que colaboran habitualmente con analistas de datos, diseñadores, matemáticos, editores de vídeo o ingenieros. El periodismo no es una profesión regulada ―como abogados, psicólogos clínicos o profesores de instituto―, de forma que puede ejercer cualquiera. De hecho, los socios de la APM con otro grado van creciendo ―del 9% al 11%― y para acceder a los másteres que ofrecen conjuntamente las universidades con los grandes medios se exige un título, pero no el de Periodismo.
“El mejor camino, y más válido, para ser director de comunicación sigue siendo sin duda el grado de Periodismo. Es una disciplina que siempre se tiene que poder estudiar en una sociedad democrática porque el periodismo es uno de sus pilares”, sostiene José Fernández-Álava, director general de Dircom (Asociación de Directivos de la Comunicación), que agrupa a 1.100 profesionales. Y centrado en su área, Fernández-Álava, que ha sido profesor en la Universidad de Navarra y ahora imparte clase en la Universidad Europea, añade: “Y en el periodismo corporativo, el que se hace desde las compañías ―que también tiene que ver con la generación de contenidos y con informar a la sociedad―, las facultades lo hacen bien, porque están cada vez más especializadas y existen, además, programas que te ayudan a formarte como directivo después de unos años de desempeño profesional”.
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