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El “colegio milagro” de una pedanía de Sevilla llega a la NASA

Cinco alumnos de primaria del colegio público de Torre de la Reina, con 1.500 habitantes, logran ser recibidos en el Centro Espacial Houston, como culminación de un proyecto educativo

Alumnos del colegio público Nuestra Señora del Carmen de la pedanía Torre de la Reina (Guillena), que viajan a la NASA como parte de un proyecto educativo. De blanco, el profesor Herminio Rodríguez, junto a los alumnos que viajan: de izquierda a derecha, Aitor, Hugo, Marina, Teo y Sergio.
Alumnos del colegio público Nuestra Señora del Carmen de la pedanía Torre de la Reina (Guillena), que viajan a la NASA como parte de un proyecto educativo. De blanco, el profesor Herminio Rodríguez, junto a los alumnos que viajan: de izquierda a derecha, Aitor, Hugo, Marina, Teo y Sergio.PACO PUENTES
Amalia Bulnes

“Somos un colegio muy pequeñito, una escuela pública en una pedanía de un pueblo de Sevilla, pero eso no nos impide soñar a lo grande”. Lo asegura, henchido de orgullo, el maestro de primaria Herminio Rodríguez en la víspera de la expedición que, compuesta por cinco niños de entre 7 y 11 años, parte este jueves hacia el Centro Espacial Houston de la NASA (la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos) como culminación de un proyecto educativo científico desarrollado durante todo el curso.

La gesta escolar de llegar a la meca de la investigación espacial en el mundo la había conseguido hasta la fecha un solo colegio en España, privado y reservado a los hijos de las élites económicas de Barcelona; pero en esta ocasión, esta es la historia sin precedentes del centro público de infantil y primaria Nuestra Señora de la Reina en Torre de la Reina, perteneciente al municipio sevillano de Guillena, un sencillo pueblo agrícola y minero de la Vía de la Plata, en el que imparte clases el maestro Herminio, que se hace constantemente la misma pregunta: “¿Por qué no?”.

Dos alumnos del colegio atienden a los medios antes del viaje a la sede de la NASA.
Dos alumnos del colegio atienden a los medios antes del viaje a la sede de la NASA. PACO PUENTES

“Aquí enseñamos a soñar, queremos que los chavales crean que todo es posible, incluso las oportunidades que parecen destinadas a otros. Ahora que está tan de moda la agenda 2030, yo me quedo con ese eslogan de Una oportunidad para las personas, con las alianzas, y la vinculación de la sociedad civil y de las empresas. Es maravilloso cómo la comarca se ha movilizado para hacer realidad este sueño. Eso es inspirador para otros coles, compartimos la experiencia para mejorar la calidad de la enseñanza pública. Hay que generar ilusión en los chavales y obsesionarnos con conectarnos con la sociedad”, explica Herminio Rodríguez, que reconoce que para llegar hasta aquí “hay que ser un poco Quijote”.

Este docente soñador ya logró el año pasado embarcar a otros seis alumnos en un viaje a Egipto, invitados (y sufragados todos los gastos) por el Gobierno del país, como premio al proyecto educativo Tocando la historia, desarrollado con motivo de la celebración del centenario del descubrimiento de la tumba del faraón Tutankamón (1922-2022) y tras recibir el reconocimiento de la Casa Real Española y del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Siguiendo este modelo educativo, y gracias a la labor investigadora constante de su profesor, los 189 alumnos de Nuestra Señora del Carmen han dado continuidad este curso al programa varado por la pandemia Viajando a través del mundo, durante el desarrollo del cual han conseguido, con mucho más empeño que recursos económicos, conectar en directo con el astronauta canadiense David Saint-Jacques en la Estación Espacial Internacional, a 400 kilómetros de la Tierra, a través de la retransmisión facilitada por la Unión de Radioaficionados Españoles (URE); han recibido vídeos de los ingenieros españoles de la NASA Eduardo García Llama y Carlos García-Galán, con responsabilidades en la misión Artemis (de una nave no tripulada a la Luna); y han participado en la toma de imágenes de la Tierra a través de las cámaras de la Estación Espacial Internacional en su programa EarthKam. Ya puestos a realizar sueños a priori imposibles, también han podido culminar la actividad divulgativa con este viaje al Centro Espacial de Houston que arranca este jueves y tendrá una duración de una semana.

Alumnos del colegio público Nuestra Señora del Carmen junto con sus familias.
Alumnos del colegio público Nuestra Señora del Carmen junto con sus familias. PACO PUENTES

Pero esta es también la historia de una ilusión colectiva: de cómo el proyecto escolar ha reunido un apoyo singular en toda la comarca, desde los pequeños comercios y bares del pueblo, que han aportado lo que han podido para pagar el viaje, hasta grandes instituciones privadas como Cobre Las Cruces, empresa minera con fuerte arraigo en la zona, y el apoyo público de ministros, el tenista Rafa Nadal, y los astronautas españoles Pablo Álvarez y Sara García. “Era un sueño de todos, toda la sociedad se ha unido. Y esto anima a que nos quitemos el complejo que da no tener recursos, porque cuando la comunidad educativa y la sociedad se unen, esto es un tsunami”, sostiene el profesor.

El valor de la educación pública

Así que esta pequeña historia va incluso también de algo grande: “el valor de la educación pública”, asegura Herminio. “La escuela es la clave, lo dicen Pablo y Sara, nuestros astronautas españoles en la NASA, cada vez que son entrevistados: sin la educación pública no hubieran llegado a donde están hoy. Y la calidad de la enseñanza tiene su fuerza en las alianzas, que es lo que hemos estado buscando nosotros durante todo el curso”.

La primera en creer en el proyecto fue la geóloga Adriana Ocampo. Herminio muestra satisfecho a EL PAÍS el audio de whatsapp enviado por esta geóloga planetaria colombiana, directora del programa de ciencia de la NASA y vinculada a España como miembro del jurado de los Premios Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica. “Ella encendió la mecha y nosotros comenzamos a darle forma”, recuerda el profesor. “En su mensaje lleva implícitos los valores de tenacidad y el trabajo en equipo, y eso los niños lo han interiorizado”.

A partir de ahí se allanó el camino para que Marina (8 años), Teo (7), Hugo (7), Sergio (9) y Aitor (11), hayan sido los seleccionados mediante sorteo —”era lo más justo”— entre los 189 niños del colegio que viajan, junto al docente y un progenitor, hasta Houston. Allí serán recibidos por el ingeniero español de la NASA Eduardo García Lama, jefe de guiado y control del cohete Orión de programa Artemis, impulsado por este centro para implantar la presencia humana continuada y sostenible en la Luna, primer paso para en un futuro enviar una misión tripulada al planeta Marte.

La primera Constitución Lunar

Los componentes de la expedición tienen previsto entregar al ingeniero un regalo singular: la primera Constitución Lunar, que los alumnos del Colegio Nuestra Señora del Carmen han redactado con los derechos y deberes de los que pudieran ser en un futuro los primeros humanos habitantes de la Luna. “Cada niño ha escrito su punto de vista de cómo puede ser su gobernanza de la luna”, con citas tan contundentes como “que haya sanidad lunar gratis” o “la riqueza de la Luna sea repartida de manera justa y controlada”, según puede leerse en un emocionante documento de letra infantil.

Igualmente, los cinco alumnos serán testigos directos de los métodos de exploración espacial, más de 400 objetos, expuestos en el Centro de Houston, además de muestras relacionadas con los proyectos de este ámbito. También conocerán de primera mano el programa Artemis, que a finales del año pasado completaba su primera misión de órbita no tripulada a la luna. El recorrido incluye, finalmente, una visita al Centro Espacial Johnson, ubicado en la misma ciudad del Estado de Texas, en el que se coordina y supervisa todos los vuelos tripulados de Estados Unidos y la estación espacial internacional.

Esta es, por tanto, una pequeña gran historia de un pequeño gran centro escolar: “Ya nos llaman por ahí el colegio milagro”, presume Herminio. Un pequeño paso para un niño, que diría Neil Amstrong…

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