La escuela se libera este curso de la última limitación por la covid: el comedor recupera la normalidad
El fin de la última restricción en los colegios permitirá aumentar el número de alumnos que se quedan a comer y reducirá los turnos
Las escuelas recuperarán este curso su funcionamiento normal con la desaparición de la última gran limitación sanitaria que quedaba en vigor por la covid, la del comedor, que obligaba a limitar su aforo, aumentar los turnos y habilitar espacios adicionales para que cupieran todos los alumnos, según han confirmado este martes a EL PAÍS fuentes oficiales educativas. La desaparición de esta restricción, a la vista de la buena evolución de los datos de contagios y de casos graves de covid, se había convertido en una prioridad para las comunidades autónomas por las dificultades logísticas que ha supuesto para los centros educativos y porque las obligaba a contratar a miles de monitores de comedor extra para supervisar el almuerzo.
En mayo, se abordó una revisión del protocolo sanitario en el que las limitaciones en vigor se redujeron prácticamente al comedor y, ya fuera de los centros, al transporte escolar (en el que se mantuvo el uso de la mascarilla). Las fuentes educativas consultadas aseguran que también la normativa del transporte escolar será analizada próximamente, aunque la revisión se hará en este caso en el contexto del conjunto del transporte colectivo, y la decisión a adoptar está menos clara porque la norma que la regula tiene rango de ley.
La revisión del protocolo de mayo estableció que tanto los grupos de convivencia estable (o grupos de burbuja) con los que se organizaron las clases de infantil, primaria y educación especial, como los alumnos de la ESO, bachillerato y Formación Profesional podían “interaccionar entre sí tanto en exteriores como en interiores, excepto en el ámbito del comedor”. En colegios de infantil y primaria, el protocolo mantuvo que en este debía garantizarse “la estanquidad”, organizando el servicio “de forma que cada grupo de convivencia estable tenga su turno y espacio propio para comer”. Excepcionalmente, se permitía que dos o más grupos de convivencia estable coincidieran, pero estando “separados entre sí por la mayor distancia posible”, y como mínimo a 1,2 metros. Este criterio de distancia era el que regía para el alumnado de secundaria, que no estaba organizado en grupos burbuja.
El presidente de la federación de directores de colegios públicos, Vicent Mañes, celebra un paso que las escuelas confiaban en que las autoridades sanitarias y educativas dieran antes del inicio de las clases, que como norma general empezarán entre el 5 y el 12 de septiembre, según los territorios. “El mayor problema de la norma era que nos limitaba la posibilidad de tener alumnos que se quedaran a comer de forma eventual y que son habituales en todos los colegios. Al tener el espacio muy organizado, si un alumno quería quedarse un día, no podías colocarlo en cualquier lugar del comedor, como habíamos hecho siempre, así que no estaba permitido”. El cambio, prosigue el maestro, permitirá a los comedores escolares aumentar el número de plazas y dejar de utilizar otros lugares del centro para ello. En el caso del colegio de Mañes, situado en Valencia, dos grupos de infantil se han visto obligados durante dos años a comer en sus aulas.
Las comunidades autónomas han solicitado al Gobierno la eliminación de la restricción a lo largo del verano. El Ejecutivo realizó grandes transferencias de recursos en los cursos anteriores para adaptar los centros educativos a la pandemia, pero este año no está previsto. El contexto epidemiológico resulta, además, favorable. La última ola no ha llegado a poner en aprietos a los hospitales españoles, y el pasado viernes había ingresadas en las Unidades de Cuidados Intensivos 241 personas, la cifra más baja desde que el Ministerio de Sanidad empezó a publicar datos al respecto, en agosto de 2020. Un mes más tarde, los centros educativos estrenaron un protocolo sanitario que dio buenos resultados a la hora de prevenir los contagios dentro de las escuelas.
En agosto de 2021, la norma se suavizó mientras la vacunación se extendía a los adolescentes, lo que permitió que los institutos pasaran el curso con un nivel de incidencia relativamente bajo. La situación fue distinta en los colegios, donde la inmunización no llegó hasta finales de diciembre (y la tasa de vacunación sigue siendo baja, inferior al 50%), que vivieron un momento crítico al comienzo del invierno con la irrupción de la variante ómicron. A partir de ese momento, las medidas fueron flexibilizándose. Primero dejó de ser obligatorio confinar a todo el grupo burbuja en caso de un contagio, después el uso de las mascarillas dejó de ser obligatoria en clase, se permitió que los niños de grupos distintos coincidieran en el recreo, y a partir de ahora también podrán hacerlo en el comedor.
Nuevos líos
El pediatra y epidemiólogo Quique Bassat, que ha sido uno de los especialistas que ha asesorado al Gobierno en la elaboración de los protocolos sanitarios, lo considera una buena noticia: “Me parece muy sensato. No debería haber ninguna restricción dentro de la escuela. No tiene mucho sentido en la población de menos riesgo seguir manteniendo medidas estrictas cuando en el resto de la población no se hace nada”. Bassat prevé que con la vuelta a los centros educativos en un contexto de normalidad y con la llegada de la época de las enfermedades respiratorias vuelvan a producirse olas y picos de transmisión, un escenario que no considera preocupante gracias al elevado nivel de vacunación de la población. Solo queda insistir, afirma, en aumentar la vacunación infantil. “Son los únicos que faltan. Menos de la mitad lo están y, aunque son poco vulnerables, son los menos protegidos”.
La aplicación de los protocolos deja, afirma el pediatra, algunas lecciones que pueden aprovecharse, como el de la ventilación cruzada. “Por las mediciones de dióxido de carbono que se han estado haciendo en las aulas sabemos queestán mal ventiladas, y eso se traduce en mala concentración de los niños y peor rendimiento escolar”.
El presidente de la federación de directores de colegios públicos Fedeip, Vicent Mañes, comenta por su parte que la pandemia ha dejado de preocupar en las escuelas. “Con lo que estamos ahora es con la implantación de los nuevos currículos y con el hecho de que vayan a convivir dos sistemas y dos horarios en la escuela, que es otro lío”, comenta, en referencia a que la nueva ley educativa empieza a aplicarse este curso en los cursos impares, pero en los pares no lo hará hasta el siguiente.
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