Una historia en la que caben Alaska, García Lorca, Suárez y Popper: la Universidad Internacional Menéndez Pelayo cumple 90 años
La institución trata de recuperar el esplendor de un centro abierto durante la Segunda República para que España se asomase al mundo
Hace años que los cursos de verano, que se han generalizado por todas las universidades públicas de España, ya no tienen el gancho que tenían, y han dejado de ser ese gran escaparate utilizado por la clase política, económica y cultural para hacer grandes anuncios durante periodo estival. Pero la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), pionera y referente en la oferta, intenta, cuando se cumplen 90 años de su creación, recuperar todo ese esplendor de antaño, difundiendo y haciendo cultura en lo que el poeta José Hierro llamó durante la Transición “una isla de libertad”.
La UIMP nació en 1932 durante la Segunda República con el nombre de Universidad Internacional de Verano (1933-1936), a instancias del ministro Fernando de los Ríos, y se ubicó en el palacio de la Magdalena, la residencia de verano del rey Alfonso XIII en Santander durante 17 años. El filósofo y ensayista Julián Marías describió esta universidad, que tuvo dos únicos rectores ―el hispanista Ramón Menéndez Pidal y el físico Blas Cabrera―, como “algo asombroso”, un “faro luminoso por el que España se asoma al mundo”.
En esos tres años, con el poeta Pedro Salinas como secretario general, pasaron por las aulas de la Universidad Internacional de Verano celebridades españolas ―José Ortega y Gasset, Américo Castro, Dámaso Alonso, Miguel Unamuno o Xavier Zubiri― e internacionales―los pensadores Bertrand Russell y Jacques Maritain; el aeronauta Auguste Picard; el teórico marxista Harold Laski o el poeta Paul Valéry―, pero el inicio de la Guerra Civil paró su actividad. La universidad, que seguía el modelo suizo y estadounidense, bebía, pues, del espíritu de la Residencia de Estudiantes y la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, germen del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Ya durante la dictadura, volvieron los cursos de idiomas en 1938, se rebautizó como la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y, en 1949, tras su paso por un seminario, volvió a su sede en la península de la Magdalena gracias a un acuerdo con don Juan de Borbón. Sobreponiéndose a las afrentas de los vencedores, Menéndez Pidal visitó conmovido el campus: “Con la más profunda emoción vengo hoy a hablaros...”, comenzó su discurso. Con los años se sumaron a su profesorado figuras de renombre, como Pedro Laín Entralgo y Rafael Lapesa, y con la Transición se convirtió en la “isla de libertad” que clamó Hierro.
Ya en democracia, han impartido lecciones magistrales o dirigido seminarios celebridades intelectuales de toda índole ―escritores latinoamericanos y españoles como Ernesto Sábato, Jorge Luis Borges, Mario Vargas Llosa, Camilo José Cela y Gonzalo Torrente Ballester; actores como Vittorio Gassman, premios Nobel de Física como Donna Strickland o Andre Geim― junto a personajes menos académicos como Alaska, Els Comediants o Nacha Pop. “Seguimos con la ambición de seguir anticipando el futuro, abriendo España al mundo, contribuyendo a su desarrollo a través del estudio, la ciencia, la cultura y el cultivo de la convivencia y la paz”, aseguró el nuevo rector, Carlos Andradas, la semana pasada, durante la inauguración de los cursos de 2022.
La UIMP es hoy un trasatlántico con 11 sedes por España, con cursos de lenguas y avanzados a lo largo de todo el año, además de posgrados y doctorados. Este verano se espera, aunque no al mismo tiempo, a los cuatro expresidentes del Gobierno vivos, y al ministro Joan Subirats, que dirigirá un curso. Además, se descubrirá una escultura de Jaume Plensa.
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