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Clases contra las ‘fake news’

El auge de las redes sociales en el modo en que se informan los jóvenes requiere estrategias para evitar que crean en los bulos

EXTRAS COLEGIOS 06-03-22
Miodrag Gajic (Getty Images)

No me gusta generalizar, pero una gran mayoría de chavales se informan básicamente por las redes sociales y tienen poco contacto, por ejemplo, con la prensa. Ellos son conscientes de que están rodeados de fake news, incluso del fenómeno del clickbait, pero otra cosa es que sepan identificar esas desinformaciones”, afirma Roser Montañola, tutora de 6º de primaria y profesora de Lengua en 3º y 4º de la ESO en el colegio concertado El Pilar de Premià de Mar (Barcelona).

Esa sensación de que sus alumnos no se estaban informando por los canales correctos fue uno de los motivos que empujaron al centro a sumarse al Programa Junior Report, que diseña talleres, recursos didácticos y canales informativos —un medio de comunicación propio realizado por estudiantes— para fomentar la educación mediática. Los alumnos de 6º de primaria dedican una hora a su alfabetización mediática. Los de 3º de la ESO, en cuya clase han creado una redacción para generar sus propias noticias, dos. “Estas actividades nos han aportado muchas cosas a muchos niveles, pero sobre todo la toma de conciencia sobre la necesidad de estar bien informado. Además, el hecho de que ellos tengan que hacer sus propias noticias y buscar sus propias fuentes también es una manera muy atractiva de desarrollar el pensamiento crítico”, explica la docente.

Talleres profesionales

Desde Junior Report, Lali Bueno, coordinadora del proyecto Revista Escolar Digital (RED), reconoce que en todos los centros donde despliegan sus programas, reciben multitud de comentarios de agradecimiento de los profesores. “El de las fake news es un tema que no tocan. Muchas veces porque no tienen las herramientas para tocarlo y otras porque determinados temas son tan sensibles que incluso puede llegar a ser conflictivo abordarlos en el aula y no saben cómo hacerlo”, asegura. Explica Arianna Ranesi, coordinadora de los talleres, que éstos empiezan habitualmente con una mirada general sobre la realidad de los medios de comunicación y del periodismo para ir acercándose poco a poco al tema de la desinformación (qué es, cómo detectarla, plataformas que luchan contra ella, etcétera), a partir del cual hacen unos ejercicios prácticos para que los alumnos aprendan a detectar noticias falsas. “A muchos les sorprende que determinadas empresas puedan comprar páginas de periódico dando una información que no aparece directamente como publicidad. También la cantidad de información falsa que les llega, no son conscientes”, añade.

Recientemente, en el mismo sentido, la Consejería de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía, las asociaciones de la prensa de la comunidad autónoma y el Colegio Profesional de Periodistas de Andalucía (CPPA) anunciaban la puesta en marcha del programa Desenreda, por el que los alumnos de 40 centros de educación secundaria andaluces participarán en un innovador proyecto de alfabetización mediática. “Nunca han faltado centros o docentes preocupados y ocupados en la alfabetización mediática del alumnado, pero el sistema educativo generalmente ha dado la espalda a esta necesidad”, afirma el doctor Carlos Maciá-Barber, profesor titular de Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid e investigador de ética en los medios, que considera que los datos e indicadores sobre la relación entre fake news y niños y adolescentes “son preocupantes en extremo porque no solo está extendida la credulidad ante cualquier fuente, sino que los estudiantes poseen una percepción distorsionada de su capacidad personal para detectar el engaño o la mentira. Es como autodiagnosticarse una enfermedad desconociendo lo primordial en medicina”.

Problema acuciante

Para la periodista portuguesa Isabel Meira, autora de Likeo, luego existo: redes sociales, periodismo y un extraño virus llamado ‘fake news (Takatuka), el problema de estas falsas informaciones es tan acuciante que cada vez se hace más necesaria la alfabetización mediática de los estudiantes: “Cada día nos enfrentamos a noticias falsas, a estrategias de desinformación que nos hacen ciudadanos más pasivos y sujetos a manipulación. ¡Tenemos que despertar nuestros cerebros!”. En ese sentido, considera que el papel de escuelas e institutos debe ir más allá de prohibir el uso de los smartphones en las aulas —”eso no soluciona nada”— y pasa por asumir que, como ciudadanos digitales que somos, necesitamos aprender a consumir información en internet. “Es la única forma de que también podamos ser ciudadanos libres, capaces de tomar decisiones informadas. Y ahí la escuela juega un papel fundamental, pero solo si éste es un trabajo conjunto con las familias y con el resto de la sociedad”, argumenta.

Maciá-Barber apoya que la educación mediática se extienda también al seno de los hogares, ya que, en su opinión, el problema se agrava porque la sociedad carece de ella: “Los progenitores no pueden facilitar a los menores aquello de lo que carecen”. El enfoque de esa formación en las aulas, para el investigador, debería ser muy similar al que proponen en los talleres de Junior Report. Es decir, eminentemente práctico, con casos de estudio donde se compruebe lo fácil que resulta engañar y ser engañado. “También es fundamental acoger iniciativas tipo prensa-escuela que familiarizan a los alumnos con el quehacer periodístico y con la decodificación de los mensajes de los medios, pero toda iniciativa es bienvenida para acabar con este lastre”, concluye.

Siete pasos para convertirse en un ‘fact checker’

En su libro informativo Likeo, luego existo: redes sociales, periodismo y un extraño virus llamado ‘fake news’, la periodista Isabel Meira propone siete pasos para comprobar la veracidad de las informaciones que se pueden aplicar de forma práctica en el aula.
1. Leer con atención antes de compartir.
2. Desconfiar siempre que sea necesario y hacerse preguntas.
3. Evaluar las fuentes de la noticia.
4. Investigar: buscar la misma noticia en otros medios, comprobar la identidad de las fuentes, etcétera.
5. Dar una ojeada a los comentarios que genera la noticia.
6. Buscar si la información ya ha sido aclarada y desmentida en portales especializados en fact checking.
7. En el caso de encontrar una noticia falsa, denunciar en la plataforma en la que ha sido publicada. 

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