La organización internacional Campaign for Female Education, Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional 2021
La asociación está destinada a mejorar las perspectivas educativas de niñas de países como Zimbabue, Zambia, Ghana, Tanzania y Malaui
Cuando Angeline Murimirwa (40 años) estaba en primaria, obtuvo la mejor nota media en los exámenes finales de todo su distrito en Zimbabue. Su familia apenas podía pagar la matrícula ―un año de escolarización cuesta unos 25 euros por niño, y cerca de 124 en secundaria―. Murimirwa pudo continuar sus estudios de secundaria gracias a una beca de la organización internacional Campaign for Female Education (Camfed, Campaña para la Educación de las Mujeres), dedicada a mejorar las perspectivas educativas de niñas en peligro de exclusión social de Zimbabue, Zambia, Ghana, Tanzania y Malaui. Hoy Murimirwa es la directora ejecutiva del programa académico de Camfed en África. Por historias de éxito como la de Murimirwa la organización ha sido galardonada este miércoles con el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional 2021, concedido por la Fundación Princesa de Asturias.
Camfed, consorcio internacional creado en 1993 por nueve entidades en África, Australia, Estados Unidos, Canadá y Reino Unido que cuenta con más de 330 empleados y cerca de 150.000 voluntarios, está enfocada en multiplicar el número de niñas escolarizadas y “revolucionar la forma en la que se imparte la educación” a las pequeñas, según explican en su página web, que añade: “Hemos creado un modelo que mejora radicalmente las perspectivas de las niñas de convertirse en mujeres independientes e influyentes”. La asociación hace hincapié en “los grandes retos” que enfrentan en sus respectivos países, desde el matrimonio infantil a la exclusión de las niñas de la educación pasando por el cambio climático.
¿Cuál es el problema que tratan de solucionar? ¿Los Gobiernos de esos países no cubren las matrículas escolares de todos los niños? Angeline Murimirwa lo explica: “La raíz es compleja: pobreza intergeneracional, sistemas escolares infrafinanciados, y toda una serie de barreras físicas y de género para acceder a la educación, especialmente para las chicas”. Pone un ejemplo: “Algunos países sí cubren los gastos de matrícula, pero igualmente las alumnas necesitan comprar uniformes, zapatos, o libros... Los profesores no están bien formados y las ratios a veces llegan a 60 alumnos por aula”. Las niñas de familias pobres del entorno rural se gradúan siete veces menos en primaria que los chicos, y menos de una de cada 20 llega a la secundaria.
Las familias, señala Murimirwa, están plenamente concienciadas sobre la importancia de que sus hijas estudien y, en muchas ocasiones, venden sus últimas pertenencias, se acercan pronto por la mañana al mercado para conseguir algo dinero y poder pagar la matrícula mensual. En el contexto en el que trabajan, la Universidad no es el objetivo primordial para esas chicas. “Las apoyamos en función del riesgo de exclusión social que presentan, no por sus buenos resultados académicos. El éxito para ellas supone convertirse en mujeres independientes, con liderazgo para tomar decisiones y con acceso a redes de apoyo para su vida adulta”, añade.
Camfed ha creado una red panafricana de educadores, médicos, abogados y emprendedores para lograr que casi cinco millones de niñas vayan a la escuela en Zimbabue, Zambia, Ghana, Tanzania y Malaui, según explica la propia organización. La peculiaridad de esta entidad es que no solo provee de acceso a la educación a niñas en peligro de exclusión, sino que también las apoya en la transición hacia la vida adulta y estimula nuevas oportunidades empresariales para la creación de empleo e incremento de ingresos en zonas rurales. Gracias a su red de más de 157.000 exalumnas, el número de beneficiarias de Camfed sigue creciendo, dado que cada una de las exbecarias patrocina y apoya en sus estudios a unas tres niñas de promedio.
La candidatura fue presentada por Julia Gillard, ex primera ministra de Australia, y apoyada, entre otros, por la baronesa Martha Lane Fox, rectora de la Open University (Reino Unido). Naciones Unidas calcula que la pandemia agravará el absentismo escolar en estos países y empujará a 13 millones de niñas a matrimonios forzosos.
En esta edición concurrían al galardón de Cooperación Internacional un total de 29 candidaturas de 16 nacionalidades. Este ha sido el sexto de los ocho premios Princesa de Asturias que se conceden este año, en que cumplen su 41ª edición. Anteriormente fueron otorgados el Premio Princesa de Asturias de las Artes a la artista Marina Abramović, el de Comunicación y Humanidades a la periodista y escritora Gloria Steinem, el de Ciencias Sociales al economista Amartya Sen, el de los Deportes a la nadadora Teresa Perales y el de las Letras al escritor Emmanuel Carrère. En las próximas semanas se fallarán los correspondientes a Investigación Científica y Técnica y Concordia.
Cada uno de los premios Princesa de Asturias está dotado con una escultura de Joan Miró ―símbolo representativo del galardón―, un diploma y la cantidad en metálico de 50.000 euros.
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