Ir al contenido
_
_
_
_

Sando toma aire tras soplar las velas por su 50 aniversario

La compañía malagueña, nacida en 1974, cierra una etapa complicada tras liquidar con la banca la deuda heredada en la crisis de 2008

Obras en las salidas de emergencia de la estación de Sants (Barcelona) en una imagen cedida por la empresa.
Nacho Sánchez

El grupo de empresas Sando, una de las principales constructoras andaluzas, respira con más tranquilidad justo después de cumplir 50 años. Estos días ha puesto punto final a su reestructuración financiera y ha liquidado el 100% de su deuda con la banca. Acaba así un largo proceso nacido con los apuros de la crisis de la 2008, tras la que llegó a acumular un pasivo que superó los mil millones. Desde entonces se ha visto obligada a negociar préstamos con entidades como CaixaBank, BBVA y Banco Santander, además de Bank of América. Las conversaciones han llegado a buen puerto para abrir ya “un nuevo periodo en el que la compañía podrá aprovechar con más capacidad las oportunidades de mercado”, según asegura Luis Sánchez Manzano, presidente ejecutivo de la sociedad. “Concluimos una etapa complicada”, añade. Sando facturó 370 millones en 2024 —un 26% más que el ejercicio anterior— y cuenta con 2.400 trabajadores en plantilla.

La noticia ha supuesto una liberación para Sando, que llevaba meses buscando un pacto con los bancos para la reestructuración de su deuda. El objetivo era asumirla con capital propio y así ha sido. Ahora el acuerdo sirve para liquidar “el 100% de deuda con garantía corporativa” y, de esta manera, “reforzar el patrimonio neto del grupo” para fortalecer la viabilidad de una firma de orígenes familiares y que acaba de cumplir su 50 aniversario.

Sus inicios están muy lejos del gigante que es hoy. Fue José Luis Sánchez Domínguez (Málaga, 1938) su fundador, cuando en los años 50 empezó a trabajar con un motocarro. Con él repartió desde hortalizas a botellas de oxígeno. Le fue bien. El auge de la Costa del Sol le hizo pasarse al transporte de áridos y materiales de obra. Y en 1974 fundó Construcciones Sánchez Domínguez, más tarde conocida como Sando, que ya en sus inicios participó en la edificación de la primera gran superficie comercial de la ciudad de Málaga. Desde entonces ha levantado puertos, edificios industriales, líneas de alta velocidad, puentes, hospitales y viviendas. Llegó a facturar más de mil millones de euros al calor del bum del ladrillo a principios del siglo XXI.

Sánchez Domínguez, ya con 87 años, está retirado de la primera línea. Hoy es su hijo, Luis Sánchez Manzano, quien maneja las riendas como presidente ejecutivo junto a su hermana Esther, vicepresidenta ejecutiva. El padre, sin embargo, suele acudir con frecuencia a su despacho. “Es mi vida”, relataba en el libro Construyendo futuro, publicado el año pasado para conmemorar las cinco décadas del nacimiento de la empresa. En él se recoge cómo el auge inmobiliario de localidades como Torremolinos o Benalmádena fue clave para su rápido crecimiento y que pasara de distribuir materiales a dedicarse directamente construir. También su crecimiento, con oficinas en Sevilla y Madrid. Y su diversificación de la actividad cuando en 2002 se configuró el Grupo Sando con nuevas divisiones de servicios medioambientales, concesiones, materiales e inmobiliario.

Tres años después dio el salto internacional. “El primer país en el que establecimos una sede fue en Polonia”, recuerda Luis Sánchez Manzano en una entrevista respondida a través de correo electrónico. Más tarde aterrizaron en Colombia y Marruecos. El crecimiento fue tan veloz que se multiplicaron las compras de suelo en el extranjero y en 2008 superó los mil millones de facturación.

Una lenta recuperación

Todo iba bien hasta que aquel año la crisis financiera golpeó con fuerza. Durante los siguientes, la deuda acumulada con los bancos fue millonaria y negociada en numerosas ocasiones para lograr la supervivencia, proceso que acaba de terminar 17 años después. “Fue una época muy complicada”, destaca Sánchez Manzano. También prefiere olvidar las turbulencias ocasionadas por el caso Mercasevilla. “Ha supuesto un gran daño en la imagen de la compañía que cuesta ahora mucho reparar”, decía la empresa en un comunicado publicado en su página web en 2017, cuando los diez acusados del proceso judicial quedaron absueltos, entre ellos él mismo y Sánchez Domínguez.

El ahora presidente de honor también aparecía en los papeles de Bárcenas, pero la Audiencia Nacional sobreseyó la causa y exculpó al constructor de cualquier delito relacionado con la financiación ilegal del Partido Popular. Otro mal trago superado.

El grupo está formado hoy por 41 sociedades. Tiene sedes en Sevilla, Madrid y Tenerife además de sus oficinas centrales situadas en Málaga. Su cartera de obras está valorada en 500 millones de euros y todas están en España.

Una de las grandes decisiones recientes fue sacrificar la actividad en el extranjero, una operación que se completó a finales de 2023. “Decidimos hace varios años retirarnos de la actividad internacional y potenciar la apuesta por la diversificación de actividades en el ámbito nacional”, explica Sánchez Manzano.

Desde entonces han basado su trabajo en ampliar su cartera de clientes, sobre todo en el ámbito privado, para evitar que el público sea su único sostén. Participan en proyectos por toda la geografía nacional: desde tramos de AVE en Ourense, Murcia o Álava hasta la construcción de nuevas vías en la estación de Atocha (Madrid); el nuevo Hospital Universitario de Boadilla del Monte o la depuradora de Don Benito (Badajoz). Atrás quedan trabajos como la madrileña estación de Metro de Gran Vía; la presa de Melonares en Sevilla; la Torre Hércules en Sevilla; el puente norte de Varsovia o el reciente centro logístico de Mayoral en la capital malagueña. Es su ciudad, además, han protagonizado muchos de los grandes proyectos que le han cambiado la cara en las últimas dos décadas: desde la terminal 3 del aeropuerto a la Ciudad de la Justicia, la ampliación de la universidad o la remodelación del popular Caminito del Rey.

“Este año estamos diseñando nuestro plan estratégico para los próximos ejercicios, lo que nos permitirá seguir creciendo de manera sostenible en aquellas regiones donde tenemos menos presencia y reforzar y diversificar nuestras líneas de negocio tradicionales”, insiste el presidente ejecutivo de la compañía, quien revela que las áreas de construcción y de servicios de conservación de infraestructuras y equipamientos son las que mayor producción generan en el grupo, permitiendo que en 2024 su facturación sumase 70 millones a los 295 alcanzados un año antes. Su objetivo es lograr unas ventas de 390 a lo largo de este año.



Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Nacho Sánchez
Colaborador de EL PAÍS en Málaga desde octubre de 2018. Antes trabajé en otros medios como el diario 'Málaga Hoy'. Soy licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_