El coste de la desigualdad de género

Se ha cumplido el 30º Aniversario de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, documento que sigue siendo el plan de acción más progresista y más ampliamente respaldado para el avance de los derechos de las mujeres y niñas en todo el mundo. Es por ello que la ONU decidió celebrar este 8 de marzo de 2025, Día Internacional de la Mujer, con el lema: “Para las mujeres y niñas en toda su diversidad: derechos, igualdad y empoderamiento”.

En el marco de este aniversario se realizó una revisión de 159 informes nacionales que han puesto de manifiesto que, aunque se viene avanzando por el camino indicado, queda aún mucho por hacer para superar los problemas, vencer obstáculos y cerrar brechas. En el momento actual, ningún país del mundo, ni los que se consideran más desarrollados, alcanza la igualdad de género en puestos de alta dirección, consejos de administración, ni lo que es más importante, su legislación garantiza igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Y es que según el informe de ONU Mujeres 2024, al ritmo actual, la igualdad de género en las más altas esferas de decisión no se logrará hasta dentro de 130 años.

En este escenario, irrumpe la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de eliminar todos los planes de diversidad e inclusión, denominados por las siglas DEI, en todas las empresas federales y con impacto en todos los proveedores de dichas empresas.

Tras esta decisión de la Administración estadounidense, se ha producido una avalancha de anuncios por parte de las empresas privadas, fundamentalmente estadounidenses, respaldando o enfrentándose a esta idea. Y nuestra pregunta es, ¿son necesarios los planes de igualdad o diversidad en las empresas?

Pues ciertamente, si observamos los resultados obtenidos hasta ahora, en los que la igualdad de género en muchos países aún está lejos, incluido Estados Unidos, quizás tengamos que dar la razón a Trump. Pero si analizamos en detalle las series históricas, país por país, y vemos la evolución de las mujeres en puestos de alta dirección o consejos de administración, sobre todo en Europa, desde que la regulación comunitaria —y, por ende, también la española— impone medidas a las empresas en términos de igualdad, el avance ha sido mucho más rápido y se han conseguido empresas más resilientes, competitivas y rentables.

Según el último informe del Banco Mundial, el coste de la brecha de género en el ámbito laboral supone una pérdida para las economías entre un 5% y un 30% según el país. En el caso de España, según el informe Closing Gap, la brecha de género nos está costando un 15% del PIB. En conclusión, pocas medidas políticas o económicas, como las encaminadas a reducir dicha brecha, podrían generar mayor riqueza.