La economía del dato llega a la sanidad
EL PAÍS y Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS) reúnen a expertos para debatir sobre la información médica
En plena economía del dato, la sanidad —ya sea pública como privada— se enfrenta a una gran transformación, impulsada por un entorno cada vez más digital en el que la información fluye entre ambos sistemas sin ningún tipo de cortapisas. Este avance representa una oportunidad para alcanzar una mejora en el servicio que se le ofrece al paciente: permite a los centros optimizar sus resultados, fomenta la transparencia y da a las personas la posibilidad de elegir con confianza el lugar que les inspire mayor seguridad. La integración de los datos, de igual forma, promete aliviar la carga asistencial, reducir pruebas innecesarias y facilitar el acceso directo a historiales clínicos desde dispositivos personales, marcando un antes y un después en la relación médico-paciente.
La integración de los datos sanitarios entre los sectores público y privado no es solo una necesidad, sino una exigencia marcada por Europa. La Unión Europea ha establecido el Espacio Europeo de Datos Sanitarios (EEDS) como una iniciativa estratégica para fomentar el intercambio seguro y protegido de datos sanitarios entre los países miembros. Para ello, España necesita acelerar la integración de su información tanto pública como privada. “Estamos en un momento convulso. La sanidad está cambiando”, dijo Marta Villanueva, directora general de la Fundación IDIS, que junto a EL PAÍS celebró un encuentro con diversos expertos para hablar sobre la transparencia en los resultados sanitarios. Actualmente, el 26% de la población en España cuenta con doble aseguramiento, lo que resalta la importancia de que los datos generados en ambas esferas se complementen.
“El sistema sanitario en España debe avanzar hacia la unificación de la historia clínica de cada persona”, comentó Villanueva. Europa exige una historia clínica resumida única por individuo, accesible en cualquier país de la Unión mediante un sistema transfronterizo y multilingüe, un reto que sitúa a España en un punto de no retorno. Desde la Fundación IDIS, trabajan en la construcción de un espacio de datos sanitarios del ámbito privado que, llegado el momento (aún no hay fecha para que entre en vigor el EEDS), se integrará con la red pública para responder a este compromiso comunitario.
La sanidad privada, siguiendo los pasos de la pública, lleva varios años recabando información relevante para sus usuarios y profesionales, a través del estudio RESA (Resultados en Salud en la Sanidad Privada). En su última edición analiza 128 indicadores clave de más de 600 centros (incluidos 139 hospitales y 300 clínicas de reproducción asistida). Entre los datos destacados están los tiempos de espera: 24 días para cirugías, 27 minutos en urgencias, menos de 15 días para consultas con especialistas, 8,4 días para realizarse una mamografía, 5,9 días para una resonancia magnética y 2,9 días para un TAC prescrito por un especialista. “En promedio, una cita con un especialista se obtiene en 14,6 días, mientras que pruebas de laboratorio se realizan en 0,3 días y análisis de microbiología en 1,6 días”, dijo Villanueva durante el encuentro.
“Los datos son fundamentales. Si no se mide no se puede mejorar”, recalcó durante el evento Sonia Gutiérrez, directora de Gobierno Clínico y Docencia de Sanitas Hospitales. “Creo que todas las instituciones públicas y privadas tenemos la obligación de esa rendición de cuentas con la sociedad”, agregó. Para Carina Escobar, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), el sistema sanitario español atraviesa por un momento “crucial”, donde hay una alta demanda y con una población en la que casi el 50% padece problemas crónicos de salud. “No es lo mismo atender a pacientes agudos que a pacientes con patologías crónicas complejas”, subrayó en el encuentro titulado Transparencia en Sanidad: clave para la confianza y la mejora continua. En este sentido, dijo que contar con datos fiables sobre el funcionamiento del sistema es una forma de empoderar a la ciudadanía. “Nosotros como usuarios del sistema debemos tener voz para detectar dónde existen problemas, como las listas de espera o las diferencias en la práctica clínica entre comunidades autónomas”, destacó. La transparencia de la información permitirá poner el dedo en la llaga y disminuir las desigualdades.
“Debemos invertir en salud, porque lo que no se invierte se traduce en inseguridad social, pobreza y desempleo, además de la carga emocional y económica que la enfermedad genera en las familias”, agregó Escobar. Además, esta nueva perspectiva sobre el tratamiento de los datos busca superar el modelo paternalista, fomentando una ciudadanía corresponsable y mejor informada. “La transparencia no solo nos implica a todos, sino que nos permite tomar mejores decisiones. Los datos son abundantes, pero debemos priorizar indicadores que reflejen las verdaderas necesidades de los pacientes y orienten la planificación sanitaria”, abundó. “La transparencia y la transmisión clara de la información son fundamentales para generar confianza”, agregó Ignacio Riesgo, consultor independiente y asesor de empresas, durante el encuentro. En su opinión, el sistema sanitario, tanto público como privado, sigue siendo opaco para los pacientes.
Falta de regulación
El informe RESA demuestra que la calidad es un aspecto importante para el sector sanitario privado, subrayando la valía de que se publiquen estos datos, aunque no exista una obligación para ello. Según Riesgo, esto pone de manifiesto la falta de regulación en este ámbito, algo que debería abordarse para permitir la comparación entre el sector público y privado. “Si vas al Ministerio de Sanidad, los datos están agregados a nivel nacional o, como máximo, a nivel de comunidades autónomas, pero no por centros. Solo en este sentido, la Comunidad de Madrid y la Comunidad de Cataluña publican datos por centros, y esto es importante porque lo que realmente interesa al paciente, más allá de los datos generales sobre la calidad del sistema, tanto público como privado, es saber qué resultados tiene un centro específico o una especialidad concreta a la hora de elegir dónde recibir atención”, explicó el experto.
“En todo caso, creo que la información y la transparencia de los datos deben estar orientadas a favorecer el derecho a una elección informada, como primer punto, y en segundo lugar, a facilitar la toma de decisiones clínicas compartidas”, enfatizó Riesgo. “Hoy en día, el paciente ya no es alguien que se entrega por completo al médico que decide todo. Ahora, se implica activamente en las decisiones, lo cual requiere transparencia y diálogo, pero hay un camino que debemos recorrer”, concluyó.
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