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Inversión
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

‘Corporate venture capital’, una clave estratégica

Esta operativa es una estrategia de inversión en la que empresas consolidadas apuestan por ‘start-ups’ innovadoras

Corporate venture capital
Bolsa de Madrid.Vega Alonso (EFE)

El Corporate Venture Capital (CVC) es una estrategia de inversión en la que empresas consolidadas apuestan por start-ups innovadoras. Este enfoque combina objetivos de crecimiento y diversificación de los negocios con los más clásicos de obtención de rentabilidad financiera. Los registros globales muestran que en 2023 la evolución de las operaciones de CVC ha sido más débil que en ejercicios anteriores, en un contexto de ralentización general de la inversión en capital de empresas, como consecuencia de una mayor dificultad para determinar valoraciones y un endurecimiento de las condiciones financieras. Así, el volumen global de operaciones y de inversión habría retrocedido a niveles similares a los de 2020, y substancialmente por debajo de la explosión de 2021. Este debilitamiento ha sido homogéneo en los diferentes bloques económicos, con caídas en los volúmenes de inversión que han superado el 40%.

A pesar de este comportamiento, hay elementos muy positivos. En primer lugar, la parte final del año alumbró un mayor dinamismo amparado en la afluencia de inversiones en empresas de inteligencia artificial (IA) y fintech, así como en semiconductores. Los grandes fondos presentan una composición sectorial diversificada, con posiciones destacadas en el número de operaciones realizadas por parte de compañías del sector de tecnología, automoción, contenidos audiovisuales, o el propio sector financiero. Esta diversificación es una muestra más de que los programas de CVC tienen capacidad de operar en el medio y largo plazo, en diferentes entornos de crecimiento.

El caso de España, hay diversas iniciativas de CVC cuyas temáticas son muy variadas. Destacan principalmente la transición energética, la digitalización, la robotización de procesos, el almacenamiento de energía renovable, la movilidad eléctrica y la IA. Estos proyectos están impulsados en una parte importante por empresas que están en Bolsa, pero también por compañías no cotizadas y con tamaños muy diferentes.

Hay dos aspectos muy relevantes en el caso español. El CVC se ha consolidado como una línea estratégica concreta de las empresas (la antigüedad de muchos programas supera los 10 años) y, en mayor medida, desligada de la pura responsabilidad social corporativa, operando como una unidad orgánica o, incluso, a través de una sociedad concreta para el desarrollo de esta actividad por parte de empresas asentadas que buscan con esto crear sinergias y potenciar la innovación y la atracción de talento.

El peso tan relevante que representan las pequeñas empresas en el tejido empresarial de España es un elemento crítico que refuerza la importancia estratégica del CVC, no solo a nivel corporativo sino a nivel macroeconómico, por su capacidad aceleradora para estos negocios. De este modo, el CVC genera beneficios tanto a empresas como a emprendedores, y se consolida como una herramienta fundamental para hacer frente a los retos de transformación estructural que sigue requiriendo nuestra economía.

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