El ‘sorpasso’ bursátil que se hace de rogar: por qué Europa siempre va a rebufo de Wall Street
Las acciones estadounidenses suben más que las plazas europeas desde hace años. Las cotizadas continentales han empezado bien el año y están más baratas, pero los analistas creen que aún es pronto para hablar de un punto de inflexión
En una cosa coinciden los analistas: las Bolsas europeas se encuentran mucho más baratas que el mercado estadounidense. Por ejemplo los valores que componen el Stoxx Europe 600 están valorados a 14 veces sus beneficios, mientras que a los componentes del índice S&P 500 se les permite cotizar a 25 veces sus ganancias anuales. Una diferencia tan grande que, como destaca Michele Morganti, estratega sénior de renta variable de Generali Investments, es la más alta en más de 20 años.
Con esta premisa resultaría fácil deducir que ya ha llegado la hora de que la renta variable europea consiga, por fin, dar el sorpasso al mercado estadounidense. De momento, en lo que llevamos de año las acciones europeas van ligeramente por delante —el Euro Stoxx sube un 12,4% desde enero frente al 9,5% del S&P 500—, pero aún es pronto para hablar de un punto de inflexión. En los últimos doce meses, la Bolsa estadounidense subió el doble que la europea y si se echa la vista al inicio del nuevo milenio, los mercados de EE UU se revalorizaron el 256%, frente al 42% del Stoxx Europe 600.
En esta victoria por goleada del mercado estadounidense tienen mucho que ver los valores tecnológicos que han ido, año a año, cogiendo más peso en el S&P 500 y que ahora marcan su máxima ponderación al decidir el 36% de la evolución del índice. Se trata de las famosas firmas billonarias (los siete magníficos) como Amazon, Apple, Alphabet (matriz Google), Meta Platforms (Facebook), Microsoft, Nvidia y Tesla. Existe también una reciente versión de los grandes valores europeos que, desde el banco estadounidense Goldman Sachs bautizaron como el acrónimo de las Granolas: GlaxoSmithKline, Roche, ASML, Nestlé, Novartis, Novo Nordisk, L’Oreal, LVMH, AstraZeneca, SAP y Sanofi, caracterizadas por la solidez de sus resultados y sus generosos pagos al accionista.
Además del atractivo de estos valores, Mark Denham, responsable de renta variable europea de Carmignac, encuentra otros puntos fuertes. “Creemos que la mayor diversidad de sectores en Europa debería ser beneficiosa. Del mismo modo, las empresas europeas tienen una fuerte representación mundial. Alrededor del 60% de las ventas de las compañías europeas se realizan fuera de Europa, frente al 30% en el caso de EE UU”, indica. Por su parte, Andrew Heiskell, estratega en Wellington Management, advierte de que el actual protagonismo de los valores tecnológicos en los índices estadounidenses “constituye un riesgo importante en caso de que se produzca un cambio en la confianza del mercado motivado por los tipos de interés y la aversión al riesgo”. Este experto apunta también a que la retribución al accionista, sumando dividendos y recompra de acciones, es ahora mayor en Europa que en Estados Unidos.
Otro de los analistas partidarios de Europa en este pulso geográfico es Tom Lemaigre, gestor de Janus Henderson: “A Europa se le da bien fabricar cosas, una tarea infravalorada durante la última década de obsesión por la tecnología y el dinero gratis. Las oportunidades que vemos, tanto desde el punto de vista estructural como temático, para la renta variable europea, junto con el hecho de que el mercado está más barato que nunca, le permitirá dar más rentabilidad que EE UU”.
Pero un argumento a mano para los defensores de Wall Street es la reciente publicación de los resultados empresariales de cierre del pasado ejercicio, así como las previsiones para este curso y los siguientes. El crecimiento del beneficio por acción en EE UU alcanzó de media en 2023 el 7,2%, y el de las ventas, el 4,1%. Sin embargo, en Europa el beneficio empresarial se mantuvo plano desde un punto de vista agregado, pese a la mejor evolución en último trimestre del pasado año. Sin embargo, no faltan expertos que matizan esta ventaja. “Los siete magníficos añadieron alrededor de un 12% al crecimiento anual del beneficio por acción en Estados Unidos, lo que significa que, sin ellos, este crecimiento habría sido negativo”, explica Wolf von Rotberg, estratega de renta variable en J. Safra Sarasin. Al mismo tiempo, este argumento supone un espaldarazo para seguir invirtiendo en estos gigantes tecnológicos. “Los recientes resultados publicados por estas compañías en el cuarto trimestre, siguen apoyando sus valoraciones. Estos resultados han vuelto a sorprender al alza, principalmente en el caso de Nvidia, Oracle, Microsoft, Intel, Adobe o Meta”, explica Jaime Medem, director de inversiones de Mirabaud Wealth Management en España.
Cuentas futuras
En cuanto a las previsiones de resultados para este 2024, también se decantan a favor del otro lado del Atlántico. Daniel Pingarrón, responsable de ventas de la gestora Natixis, explica las razones de sus estrategias para optar por la Bolsa estadounidense: “Este mercado lleva más de una década superando al europeo pese a estar permanentemente más caro. En segundo lugar, las empresas americanas van a incrementar sus resultados empresariales a un mayor ritmo en 2024, con un crecimiento esperado de los beneficios empresariales del 10% en S&P 500 frente a 5% en Europa. Además, está el cuadro macro, más favorable a EE UU desde un punto de vista de crecimiento económico como de relajación más agresiva de la política monetaria. Por otro lado, la vulnerabilidad europea a conflictos geopolíticos y su mayor dependencia de la economía china, hacen que las acciones de sus empresas sean más arriesgadas y volátiles”.
Los tipos de interés son otra variable que se maneja para apostar por uno u otro mercado. Jens Ehrhardt, fundador de la gestora DJE Kapital, considera que las condiciones para una bajada del precio del dinero en Europa son más favorables que en EE UU. “De hecho, los europeos deberían —por primera vez— recortar los tipos de interés antes que los estadounidenses. Sin embargo, esta independencia es bastante improbable”, indica.
Por último, el responsable de la gestora Abrdn para Iberia, Álvaro Antón, se permite dar consejos para que Europa recupere su atractivo: “Las expectativas de beneficios empresariales deben sustentar unas valoraciones comparativamente baratas, y las compañías europeas deben ofrecer un crecimiento de beneficios superior y sostenible, así como un periodo prolongado de estabilidad caracterizado por la rentabilidad y el crecimiento. Ésta será la mejor receta para que Europa vuelva a resultar atractiva a los ojos de los inversores”. De momento, el ansiado sorpasso bursátil se sigue haciendo de rogar.
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