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Wall Street mira de reojo a la Casa Blanca

La incertidumbre sobre quién será el nuevo presidente de EE UU traerá volatilidad, pero a medio plazo los inversores estarán más pendientes de la situación económica

Donald Trump y Joe Biden
Un grupo de estudiantes observa a Donald Trump y Joe Biden en el debate presidencial de las elecciones de 2020 en Nueva Jersey.MICHELLE GUSTAFSON (New York Times/CONTACTO)

Este año las urnas echarán humo. En 2024 están llamados a votar 3.700 millones de personas en 70 países. A primeros de junio hay elecciones en la Unión Europea para fijar la composición del Parlamento comunitario. A lo largo de 2024 también se elegirán nuevos gobiernos en la India, Pakistán, Brasil, México, Bélgica, Bulgaria… Las citas con la tan manida “fiesta de la democracia” se acumulan, pero si una sobresale por encima del resto es la convocatoria para elegir al próximo inquilino de la Casa Blanca. Las elecciones presidenciales estadounidenses se celebrarán el martes 5 de noviembre. Hasta entonces, por una razón o por otra, estarán en boca de todos. Hasta junio, porque los Estados y los partidos políticos realizan las elecciones primarias y sus asambleas de partido (los llamados caucus). De julio a principios de septiembre, porque tanto demócratas como republicanos celebrarán sus convenciones nacionales para elegir a sus candidatos. Y, posteriormente, porque será el turno de los debates entre los presidenciables que, si no hay sorpresa, serán el actual presidente, Joe Biden, y su antecesor en el puesto, Donald Trump.

¿Cómo afectará a los mercados la incertidumbre electoral en torno a la primera potencia económica del planeta? Los expertos de la gestora Panza Capital avisan de que se avecinan unos “meses de ruido” tanto para Wall Street como para el testo de Bolsas “por la importancia de EE UU en el mundo financiero”. Desde JP Morgan Private Bank,recuerdan que los años electorales “tienden a ser más volátiles que el resto, especialmente en el periodo previo al día de la votación”. Schroders y Capital Group comparten esta opinión y señalan que es más que probable que la incertidumbre sobre cual será el resultado final y, sobre todo, cómo quedará la composición de la Cámara de Representantes y el Senado, afecte a los mercados. A su juicio, habrá quien trate de anticipar el impacto que estos resultados puedan tener en la política monetaria, fiscal, sobre el cambio climático o la inmigración y “de rebote” sobre determinados sectores cotizados, teóricamente beneficiados o perjudicados en función de las políticas del próximo presidente.

A pesar de este efecto de mayor volatilidad electoral en las cotizaciones, todos los expertos consultados creen que hay que poner en perspectiva el impacto real de los comicios estadounidenses en los mercados a medio y largo plazo.

En Capital Group, por ejemplo, explican que hay poca diferencia en la cosecha bursátil obtenida bajo presidencia del partido del elefante (republicanos) como en las legislaturas dominadas por la institución simbolizada por un burro (demócratas). Desde 1936, la rentabilidad anualizada a diez años de las acciones estadounidenses (según el índice S&P 500) obtenida desde el inicio de un año electoral fue del 11,2% cuando el Partido Demócrata ganó las elecciones y del 10,5% cuando el vencedor fue el Partido Republicano.

Series históricas

Según los análisis de JP Morgan Private Bank, la rentabilidad de las acciones no suele diferir mucho en años electorales. “Si nos remontamos a 1928 (desde que disponemos de datos), la rentabilidad media de las acciones en años electorales fue del 7,5%, frente al 8,0% en años no electorales”. Tampoco es cierto, a su juicio, que los mercados se hundan si gana uno u otro candidato: “Hemos visto auges y caídas a ambos lados del espectro político. El trasfondo económico tiende a importar más”.

Es precisamente este fondo macroeconómico lo que, desde Schroders, creen que determinará el comportamiento en 2024 de los distintos mercados financieros. A su juicio, si se produce, tal y como está inicialmente previsto, un recorte de los tipos de interés, se puede esperar un comportamiento positivo tanto de las acciones como de los bonos. Según muestra uno de sus más recientes informes sobre datos históricos de la rentabilidad de las inversiones durante 22 ciclos de recortes de los tipos de interés en EE UU, desde 1928, la rentabilidad media de las acciones estadounidenses ha sido un 11% superior a la inflación en los 12 meses posteriores al inicio de los recortes de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal. Las acciones también han superado, de media, en un 6% a los bonos del Estado y en un 5% a los bonos corporativos. La renta variable también ha superado al efectivo en un 9% de media en los 12 meses posteriores al inicio de la bajada de tipos.

En Panza Capital creen que el inversor no debería cambiar su estrategia a largo plazo “por muy año de elecciones presidenciales americanas que sea”. En su opinión, condicionar la selección de unos u otros valores en función de las expectativas de quien tendrá el poder en la Casa Blanca puede ser un error, “no solo porque es difícil saber qué es lo que va pasar sino que aún lo es más saber cómo se va a reaccionar”. Los expertos de esta gestora insisten también en esta idea al comentar que “si bien con la llegada de Joe Biden a la presidencia se podía esperar que los sectores bursátiles más favorecidos fueran los vinculados a la energía verde, el cambio climático o las farmacéuticas, la realidad es que ha sido al revés con un comportamiento más positivo, al margen de las tecnológicas, en el sector financiero, de defensa o incluso petrolero”. No hay que olvidar, concluyen, que si bien demócratas y republicanos tienen propuestas políticas distintas, que podrían alterar expectativas de crecimiento y beneficios en algunos sectores, “la realidad es que no siempre esas propuestas acaban saliendo adelante”. En este sentido, desde Capital Group señalan que cuando a todo el mundo le preocupa que una nueva política gubernamental pueda llegar a destruir un sector, dicha preocupación “suele ser exagerada”.

Teniendo en cuenta que aún queda un largo camino hasta llegar a las elecciones americanas de noviembre próximo, desde desde JP Morgan concluyen que, aunque la política puede evocar emociones fuertes, los inversores no deben perder de vista sus objetivos de inversión a largo plazo. “Creemos que la economía seguirá siendo el motor predominante de las decisiones políticas y de los mercados en general”. A su juicio, por supuesto, existen riesgos, desde los actuales puntos de fricción, como la inflación, hasta los imprevistos, como la geopolítica, pero en la medida que el crecimiento se mantenga, las presiones sobre los precios disminuyan y la Reserva Federal se embarque en una senda de relajación monetaria, habrá amplias oportunidades para los inversores en fondos multiactivos en el próximo año.


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