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Por qué los grandes inversores se han enamorado de la Bolsa japonesa 30 años después

El mercado del país asiático está en máximos gracias a un contexto económico, empresarial y político bastante favorable

La Bolsa de Japón
Varios peatones pasan ante un panel con las cotizaciones del Nikkei en Tokio, el pasado 1 de marzo.KIMIMASA MAYAMA (EFE)

Treinta y cinco años ha tardado la Bolsa de Japón en escapar de los perniciosos efectos de la burbuja financiera que vivió el país a finales de la década de los ochenta. El índice NIkkei 225 vuelve a máximos históricos por encima de los 40.000 puntos, tras una larga travesía de desinflación, tipos negativos y continua intervención de su banco central, el Boj, en los mercados financieros, comprando bonos y también acciones. El año pasado volvió la inflación a su economía y se espera que, por fin, el Boj eleve los tipos de interés este año que llevan anclados en el -0,10% desde 2016. “Después de tres décadas de bajos precios, e incluso de deflación, una inflación moderada es bienvenida en Japón. La deflación lleva a empresas y consumidores a retrasar la inversión y aplazar las compras; no tiene mucho sentido comprar algo ahora si mañana será más barato. En cambio, una inflación moderada da confianza a las empresas para invertir en el futuro y anima a los consumidores a gastar”, explica Alex Tedder, responsable de renta variable global de Schroders.

Pero esta vuelta a la inflación no es el único motivo de optimismo de los analistas sobre la resurrección de una Bolsa japonesa, ignorada durante muchos años por el dinero internacional y que ahora se está poniendo de moda. El caso es que los inversores extranjeros han infraponderado Japón durante gran parte de los últimos veinte años. El cambio de interés del dinero extranjero ya se evidenció en 2023, cuando la afluencia de flujos de inversión extranjeros al mercado de renta variable japonés llegó a ser la mayor en diez años. “Japón se ha beneficiado de la llegada de inversores mundiales que están diversificando sus inversiones en Asia. Las tensiones geopolíticas y la desaceleración del crecimiento han provocado una rotación de China a Japón”, puntualiza Aneeka Gupta, directora de análisis en WisdomTree. Una idea en la que coincide con Dan Carter, gestor de inversiones de Jupiter AM: “En general, los inversores mundiales están infraponderados en el mercado, lo que significa que su rendimiento superior es doloroso para sus carteras. Parte de esta infraponderación se está subsanado. El éxodo de accionistas del mercado chino, hasta hace no mucho destino favorito de los inversores mundiales, ha hecho que el capital busque un nuevo hogar”, concluye.

La valoración de este mercado y los beneficios empresariales avalan la apuesta. “Cotizan a 13 veces beneficios esperados (PER), frente a las 20 veces del S&P 500 estadounidense. Más aún, prevemos que el aumento de beneficios por acción de las acciones japonesas sea de 6,2% en 2024, superando a todos los mercados desarrollados”, explica Luca Paolini, estratega de Pictet. Una mejora de las ganancias empresariales que también se apoya en la debilidad de su divisa, el yen, que aumenta las exportaciones. Por ejemplo, las importaciones japonesas disminuyeron el 9,6% anual en enero, mientras que sus exportaciones crecieron el 11,9%. El yen ha perdido frente al dólar la mitad de su valor en los últimos veinte años, haciendo más competitiva su economía y sin soportar los efectos indeseados de crecimiento de los precios en los productos importados.

Un dato que también resalta el atractivo de Japón frente a los mercados occidentales es la mayor diversificación en la actividad de las empresas que componen sus principales índices (Topix 500 y Nikkei 225), frente a la excesiva concentración en la tecnología que sufren los estadounidenses.

Pese a ello, la economía japonesa se encuentra en recesión, después de los dos últimos trimestres del pasado año en negativo, pese a crecer en el conjunto del año el 1,9%, cediendo el tercer puesto de las mayores economías mundiales a Alemania. Sin embargo, las perspectivas para este 2024 son alentadoras y el propio Banco de Japón espera que termine con un crecimiento del 1,3%.

También existe una voluntad política para estimular las Bolsas, tanto del lado de las empresas como de los inversores locales. El Gobierno está adoptando medidas para modernizar su tejido empresarial y priorizar los intereses de los accionistas. “A finales de 2022, se emitió una circular en la que se instaba a las empresas japonesas a devolver dinero a los propietarios, ya fuese a través de programas de recompra de acciones o del reparto de dividendos más altos. Ya se ha producido una respuesta en principio enérgica por parte de las empresas, y esperamos que la tendencia se mantenga”, comenta Tedder, de Schroders.

Estímulos

Los analistas de Capital Group indican otras iniciativas para hacer más atractivas las cotizadas. “En marzo de 2023, la Bolsa de Tokio pidió a las compañías que mejorasen la rentabilidad, los resultados a largo plazo y las valoraciones. El objetivo es que la empresa generase una rentabilidad sobre el patrimonio superior a su coste de capital. Entre las distintas maneras de conseguirlo se incluyen la reducción del exceso de liquidez en el balance y la eliminación de las filiales menos rentables”, explican.

Y la otra pata de este estímulo es que el ahorro de los japoneses vaya al mercado. “Japón se está transformando en una nación dirigida por la gestión de activos bajo el liderazgo del primer ministro Kishida. En un esfuerzo por desbloquear cerca de 14 billones de dólares de activos financieros de los hogares inmovilizados en depósitos en efectivo”, explica Aneeka Gupta. Y añade: “Se han revisado las características de la Cuenta de Ahorro Individual Nippon (NISA) que ofrece ventajas fiscales y portabilidad. A partir de 2024 se han incrementado los importes máximos de inversión permitidos en el NISA y los inversores pueden disfrutar de las ventajas fiscales del sistema de forma permanente”.

Por lo tanto, hay un contexto económico, empresarial y político favorable para la Bolsa japonesa. Y parece que la luna de miel con los inversores durará. BlacRock cree que el repunte de la renta variable japonesa aún tiene recorrido, a diferencia de otras salidas en falso vistas en el pasado. “Tanto las perspectivas macroeconómicas como la evolución de las empresas impulsarán el próximo tramo alcista. Creemos que el Boj irá replegando con cautela su política monetaria ultralaxa para no perturbar la salida de décadas de deflación y mantenemos la sobreponderación de los valores japoneses”, concluyen.

Atentos a los salarios

El envejecimiento de la población es una de las claves de la economía japonesa, lo que provoca fuertes tensiones en los salarios por la escasez de mano de obra. En los próximos días terminarán las negociaciones para la subida salarial de 2024. Raphael Olszyna-Marzys, economista en J. Safra Sarasin, indica que el Banco de Japón ha hecho mucho hincapié en los salarios. La frase “círculo virtuoso entre salarios y precios” aparece en muchos de sus informes recientes, señalando la posibilidad de que unos mayores aumentos salariales apoyen simultáneamente el gasto y obliguen a las empresas a subir los precios para proteger sus márgenes. “Esto supondría una clara ruptura con el periodo que comenzó a finales de los años noventa, cuando la congelación de salarios y precios se convirtió en la norma”. Y continúa: “Varias grandes empresas, como Asahi Beer, Mizuho y Mitsui Estate, ya han anunciado subidas salariales del 6% o más”. A más sueldo, más poder de compra y más crecimiento.

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