La empresa que quiere hacer de la minería un proceso limpio
Lain Tech, de la biotecnóloga Eva María Laín, permite producir metales sin emisiones y consumir menos agua durante la extracción
Eva María Laín jugaba a alquimista en sus ratos libres en el laboratorio de la Universidad de Cambridge, donde estudiaba un doctorado en Biotecnología y, casi sin pretenderlo, abrió una senda que la industria minera llevaba buscando 80 años. Trató de obtener metal puro a partir de minerales primarios de manera efectiva, sostenible y rentable, con un método de lixiviación (disolución) distinto. En vez de fuerza y condiciones agresivas, ella aplicó electricidad y “maña”. Ya hay procesos comerciales de lixiviación rentables para minerales de tipo secundario (los que están más oxidados, más expuestos al aire), que representan el 20% de las reservas mundiales. Pero, hasta ahora, para el otro 80% (los minerales primarios, más duros de extraer) no existía un método similar, que cristalizó en la empresa Lain Tech.
“Mis estudios no tenían nada que ver con eso, me gustan cosas muy diversas y me apeteció experimentar”, sonríe Laín, que además habla cinco idiomas (algo de chino incluido). La investigadora bautizó su hallazgo como E-Lix —de electrolixiviación—, lo patentó y elaboró una estrategia, que arrancó con mucho trabajo en solitario, financiación propia y sin subvenciones. “No tuve mucha suerte con las subvenciones, pero, en realidad, no quería dar muchas pistas de lo que estaba haciendo”, dice. Cuando tuvo su proyecto armado, se arrimó a las minas de Riotinto, lo presentó al gigante minero Atalaya Mining y le convenció. Eso sí, ella debía correr con todos los gastos para construir y probar un modelo en miniatura, cosa que le llevó dos años más, 14.000 euros de ahorros propios “y salir a buscar piezas recicladas o a Leroy Merlin, en vez de ir de compras”.
En la práctica, la tecnología de Laín, además del ahorro en todo el proceso de producción, prometía hacer viables y rentables cientos de yacimientos que hoy no lo son.
Tras el éxito de su planta piloto, Atalaya, ahí sí, entró de lleno en el proyecto prestando a la joven dos millones de euros para montar la empresa y contratar a los primeros 12 operarios (hoy son 40). Dos años después, ha conseguido otros 20 millones (de la empresa minera y de bancos) para construir su primera planta operativa, que el pasado diciembre acaba de ofrecer los primeros resultados. E-Lix puede producir cobre y zinc puros, con residuo cero, sin emisiones, con mínimo consumo de agua y sin condiciones extremas (abrasivas, de presión, oxidantes, ácidas…). “Después de nueve años de escalado de tecnología y de eliminación de riesgos, ya lo podemos decir. Hemos obtenido mejores resultados de lo esperado”, afirma la ingeniera madrileña que ha sido galardonada con la Medalla de Andalucía de la Investigación, la Ciencia y la Salud.
En España no se produce cobre metal (puro), sino un concentrado con un 25% de cobre, que luego debe viajar en barco hasta las fundiciones, que suelen estar en Asia. El descubrimiento de la científica no solo evita esos miles de kilómetros hasta Asia, su contaminación y su coste, sino que, además, recupera más del 98% del cobre que procesa (una fundición, el 70%) y también todo el zinc que viaja adherido a él y que se lo quedan las fundiciones tras separarlo. “Solo ese zinc que nosotros perdemos (unas 20.000 toneladas) tiene un valor de unos 50 millones de euros anuales”, explica Alberto Lavandeira, consejero delegado de Atalaya Mining. “El potencial de E-Lix es enorme, entre yacimientos propios y ajenos en la Faja Pirítica hay unos 200 millones de toneladas de material pasivo (mezclado de cobre, plomo y zinc) que podríamos explotar”.
Lain Tech facturó en 2023 cinco millones de euros y su fundadora cree que ahora es el momento de crecer. “Estamos valorando qué es lo mejor, si crecer solos o asociarnos con alguna minera. Estamos deseando llevar nuestra tecnología por todo el planeta”.
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