Un brasileño encuentra medio millón de euros olvidados en el banco
El Banco Central impulsa una campaña para que los ahorradores recuperen los 1.300 millones que todavía quedan sin reclamar tras la devolución de 800 millones
Se desconoce su nombre. Si es mujer, hombre o de qué edad. Tampoco ha trascendido si el dinero estaba en una cuenta a su nombre o era parte de una herencia. Pero el caso es que un brasileño se llevó recientemente la alegría de su vida al encontrar (y recuperar) 2,8 millones de reales (más de medio millón de euros y dólares) que él o un allegado fallecido se habían dejado olvidados en algún banco, quién sabe cuándo. Un dineral inesperado que hace feliz a cualquiera. Y que resolvería la vida a prácticamente todos los brasileños. Es la cantidad récord de dinero rescatado por un particular gracias a la campaña que ha emprendido el Banco Central de Brasil para que los ahorradores recuperen el dinero que, sin saberlo, un día quedó abandonado por el motivo que sea en algún recoveco del sistema bancario. La empresa más beneficiada rescató 3,3 millones de reales (600.000 euros).
La mala noticia es que el caso del cliente anónimo es excepcional porque la inmensa mayoría de las cantidades a la espera de que alguien las reclame son inferiores a los cien reales (19 euros), según la autoridad monetaria. La buena noticia es que todavía quedan más de 1.300 millones de euros olvidados en entidades.
La campaña Valores a Receber (dineros a cobrar) arrancó en marzo pasado. Y desde entonces, 800 millones de euros han regresado a sus legítimos propietarios gracias a esta iniciativa del Banco Central, que ejerce de intermediario. “Este es un proyecto gana, gana, gana”, explicaba el director de atención institucional, Carlos Eduardo Gomes, en el directo que el BC hace en YouTube todos los lunes. “Gana la institución financiera, porque nadie quiere quedarse con dinero que no le pertenece. Gana el ciudadano, que tiene acceso a un dinero que olvidó. Y gana el Banco Central, que ofrece un servicio super popular”, detallaba el directivo después de admitir entusiasmado y en mangas de camisa los beneficios para la imagen pública de la institución: “Pocas cosas ha hecho el Banco Central tan guays y que le hayan dado tanta popularidad”.
Para los ahorradores, la gran virtud de este sistema es que es gratuito y extremadamente fácil de usar. Casi un milagro en un país tan desigual que es también burocrático como pocos. Basta entrar en la web creada ex profeso y teclear la fecha de nacimiento y el CPF (un número de identificación fiscal de once dígitos imprescindible desde el primer día para cualquiera que vive en Brasil). En un instante, usted averigua si es uno de los 37 millones de ahorradores (uno de cada cinco brasileños) o los casi tres millones de compañías que tienen dinerillos listos para cobrar. Como esto también es un paraíso de los timos por Internet, las autoridades multiplican las advertencias para no caer en engaños.
Con iniciativas como esta, el Banco Central, inventor del Pix, un método de pago instantáneo que causa furor, ofrece su cara más simpática a la sociedad. Mientras, sufre reiterados ataques por parte del presidente de la república, el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, que desde que asumió el poder proclama su indignación con las elevadas tasas de interés. Ahora están al 13,25% después de que el BC las redujera el mes pasado medio punto.
El líder del Partido de los Trabajadores (PT) insiste en que con el crédito así de caro no hay manera de que el pueblo se anime a gastar, impulse el consumo interno y contribuya así a la reactivación de la economía. Con ese panorama y consciente de que ocho de cada diez brasileños están endeudados, el Gobierno ha lanzado una campaña que durará todo este año para que renegocien con los bancos a cambio de una quita que puede alcanzar el 96%, según el ministro de Hacienda, Fernando Haddad. Han empezado por las más pequeñas, las inferiores a 100 reales (18 euros, 19 dólares). Ya se han negociado unos tres millones de impagos, con lo que sus titulares han logrado limpiar sus nombres de la lista de morosos. Ya pueden volver a pedir crédito.
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