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Ryan Reynolds, de estrella de Hollywood a hombre de éxito en los negocios

El famoso actor canadiense tiene un gran olfato como inversor. Después de su pelotazo con Mint, ha entrado en la fórmula 1 y el fútbol

Luis Pablo Beauregard
Ryan Reynolds
Ryan Reynolds durante la gala del año pasado de las 100 personas más influyentes para la revista 'Time'.getty

En octubre de 2021, Ryan Reynolds anunció en sus redes sociales que se tomaría un año sabático. El popular actor canadiense de Hollywood dio la noticia tras estrenar Spirited, una comedia junto a Will Ferrell y Octavia Spencer para Apple que fue un decepcionante fracaso para la crítica. Reynolds ponía en pausa su trayectoria en la industria, pero redoblaba al mismo tiempo su exitosa apuesta como inversor y emprendedor. Desde hace un par de años, la estrella, quien prepara la tercera entrega de Deadpool, ha estado vinculado al fútbol europeo, a la venta de la ginebra Aviation a Diageo por 600 millones de dólares, a las telecomunicaciones e incluso a la fórmula 1. Todas estas operaciones lo han convertido en una de las escasas estrellas de cine con sólido olfato para los negocios.

Reynolds (Vancouver, Canadá, 46 años) desveló recientemente que forma parte de un grupo de inversores que se han hecho con el control del 24% de Alpine Racing, el equipo de la fórmula 1 de Renault, hoy controlado por el conglomerado Liberty Media. La operación, valorada en 218 millones de dólares, se hizo junto a los fondos privados RedBird Capital, que tiene participación en el Liverpool y en el AC Milán, y Otro Capital. La operación llega después de que la escudería registrara en 2021 su mejor ejercicio desde 2017. En aquel año, el equipo de coches ganó 33 millones de euros en un periodo que coincidió con Fernando Alonso detrás del volante.

Reynolds es el más joven de los cuatro hijos del matrimonio formado por una dependienta y un miembro de la Policía Montada canadiense. En su faceta inversora, la estrella del celuloide no está sola. Le acompaña su amigo y socio Rob McElhenney, el actor estadounidense y creador de la comedia Colgados en Filadelfia, y Michael B. Jordan, el intérprete de Creed, spin off de Rocky. Los tres controlan Maximum Effort, la productora fundada en 2018 y cuyo nombre fue inspirado por una de las frases más repetidas por el irreverente superhéroe de Deadpool.

Dentro de su gusto por los deportes, tanto Reynolds como McElhenney también han probado suerte en el mundo del fútbol europeo, plagado ahora de petrodólares. A finales de 2020 compraron el modesto club galés Wrexham, un equipo de la quinta división de la liga inglesa. Vieron en él una posible cenicienta que podía convertirse en princesa. Y no van desencaminados. Si algo les ha enseñado la experiencia en Hollywood es que nada gusta más al público que una buena historia de superación: el pasado mes de abril, el equipo logró el soñado ascenso y la próxima temporada jugará en la tercera división inglesa por primera vez en 15 años.

La experiencia con el Wrexham, un club en una ciudad de 135.000 personas, es una forma de entender la filosofía de Reynolds. Es difícil, incluso para el forofo más apasionado del fútbol, conocer la historia de un equipo que habita muy lejos de los grandes clubes de la Premier. Sin embargo, con la llegada de la estrella de Hollywood, el club se ha convertido en una marca internacional. Los galeses cuentan ahora, por ejemplo, con una serie documental en la plataforma FX, llamada Welcome to Wrexham. Sus jugadores llevan en la camiseta publicidad de la aerolínea United y acaban de fichar a HP, mientras que sus rivales anuncian empresas de furgonetas o pequeños negocios locales. El rey Carlos III de Inglaterra visitó el campo del club en diciembre para conocer el fenómeno de primera mano. “Están trabajando duro poniendo el nombre de Wrexham en el mapa como nunca antes”, dijo el monarca.

En una entrevista de abril, un periodista de Bloomberg preguntó al actor sobre las lecciones que ha aprendido como inversor. “Genuinamente, creo que arriesgar el pellejo en el juego es muy importante, esto quiere decir que tengas una inversión emocional”, contestó. “He dicho en otras ocasiones que no soy ningún experto en finanzas, pero lo que hacemos en Maximum Effort es comprender y manejar muy bien esas inversiones emocionales”, añadió. Días antes de la entrevista a la agencia económica, Reynolds había anunciado que entraba en el sector de las fintechs, un ámbito nuevo para él. Eligió Nuvei, una empresa de pagos digitales con sede en Montreal y que tiene presencia en 47 países. La compañía no hizo pública la cantidad que el intérprete desembolsó en la operación.

Con 49 millones de seguidores tan solo en Instagram, Reynolds conoce bien el poder del marketing. Esa es una de las principales fortalezas de su compañía, que es dirigida por George Dewey, el ejecutivo de promoción de la primera entrega de Deadpool. Las redes sociales le han dado acceso directo a los consumidores. Desde sus plataformas, el actor proyecta a las marcas con las que se asocia la frescura y el sentido del humor que lo han convertido en una estrella. Lo que facilita la viralidad de las campañas y lo distingue de otras celebridades que prestan su imagen a un producto.

Plusvalías generosas

La empresa lanzó en enero un anuncio para Mint Mobile, la compañía de telefonía móvil de bajo coste en la que tenía una participación significativa. La ejecución era sencilla. Reynolds mira a la cámara y anuncia que el guion de la publicidad ha sido escrito por ChatGPT. Lo único que pidió a la inteligencia artificial es que se mencionara su promoción vigente para diferenciarse de las grandes telefónicas, que incluyera una broma y que introdujera una palabrota en la fórmula, uno de los sellos del actor cómico. El vídeo tuvo cerca de dos millones de reproducciones en YouTube y cumplía con lo que el actor y productor exige de Maximum Effort, una rápida capacidad de reacción para escribir, grabar, editar y lanzar velozmente un anuncio sobre temas que la gente tiene en la mente.

En marzo pasado, T-Mobile, una de las principales compañías de telefonía en Estados Unidos, anunció que se hacía con Mint, que ofrecía algunos de los planes más económicos sin tener una sola tienda en el país y en la que Reynolds poseía una participación del 25%. La compañía había crecido un 50% en clientes y un 70% en ingresos en los últimos cuatro años con un estilo fresco. La operación se cerró en 1.350 millones de dólares, el 39% en efectivo y el 61% en acciones. El actor recibió por sus acciones cerca de 300 millones. Los seguidores de Reynolds y Mint no quedaron demasiado contentos con que el pez grande se comiera al chico después de varios años de campañas comerciales a contracorriente. En un anuncio de la empresa, Satán era contratado como responsable del servicio al cliente de una gran telefónica. Los fanáticos quedaron más tranquilos cuando se hizo público el mensaje que confirmaba la transacción. Mike Sievert, el consejero delegado de T-Mobile, daba las gracias a Reynolds y a su equipo mientras anunciaba que mantendrán el popular plan de 15 dólares mensuales. A lo que Reynolds bromeaba: “T-Mobile me ha asegurado que no tocarán nuestra increíblemente improvisada y casi temeraria estrategia de comunicación”.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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