Formarse en las empresas
Resulta imprescindible permitir que la actualización y capacitación de adultos se pueda adaptar a sus horarios y responsabilidades laborales y personales
La globalización, el rápido avance de la tecnología y la digitalización, la transición hacia una economía verde, el aumento de la esperanza de vida y los cambios demográficos están transformando tanto el tipo y la calidad de los trabajos como las habilidades requeridas para desempeñarlos. Sacar partido de estos cambios en beneficio de la sociedad, la economía, las empresas y los individuos en particular va a depender principalmente de los sistemas de aprendizaje de adultos con el fin de ayudar a las personas a desarrollar y mantener las habilidades relevantes a lo largo de sus trayectorias profesionales cambiantes.
Por ello, el entorno empresarial es uno de los principales proveedores de capacitación y actualización de los trabajadores. La inversión en formación en las empresas les posibilita habilitar a su fuerza laboral, les ayuda a integrar el cambio tecnológico en su entorno mediante la actualización tanto de antiguos como de nuevos empleados a las nuevas necesidades laborales y les permite mantener y mejorar su competitividad en el mercado, por lo que es una inversión con retorno claramente positivo en el corto y medio plazo.
El informe elaborado por los técnicos de la OCDE titulado Formación en las empresas: nuevas evidencias a partir de 100 casos de estudio, proporciona información sobre cómo se lleva a cabo el aprendizaje formal e informal en las mismas, qué oportunidades ofrecen, los motivos y cómo se produce la toma de decisiones al respecto de la formación, con el objetivo de que los resultados permitan que los gobiernos y los interlocutores sociales planteen y desplieguen mejores políticas de apoyo a la formación en las empresas.
El estudio muestra que las empresas no estaban proporcionando suficiente capacitación a sus empleados antes de la pandemia, además de una disminución de los niveles de formación tras la misma, debido, principalmente, a la falta de información, —especialmente en las pequeñas y medianas empresas—, y a que no tienen en cuenta las externalidades positivas del aprendizaje en términos de productividad y mejora del bienestar de los empleados.
Para incrementar las cifras de formación de los empleados identifica cinco palancas para ayudar a los responsables de formulación de políticas al respecto con el fin de apoyar e impulsar la formación en empresas: 1) campañas de información; 2) redes de financiación; 3) subsidios e incentivos fiscales; 4) proporcionar formación con contenidos específicos; y 5) instrumentos regulatorios y cláusulas de reembolso. Para ello, resulta también imprescindible flexibilizar la formación y permitir que la actualización y capacitación de adultos se pueda adaptar a sus horarios y responsabilidades laborales y personales.
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