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España quiere producir más medicamentos

Los expertos piden reducir la dependencia externa, sobre todo de Asia, en un evento organizado por EL PAÍS y Farmaindustria

Durante los primeros meses de la pandemia, los países europeos entraban en un “sálvense quien pueda” ante la escasez de material sanitario. “La covid-19 se ha comportado como una marea que mostró nuestras debilidades”, reconoció Silvia Calzón, secretaria de Estado de Sanidad. En el encuentro titulado Reactivación, reindustrialización y seguridad: la fabricación de medicamentos en España, organizado por EL PAÍS y Farmaindustria, la representante del Gobierno explicó que la crisis sanitaria y los problemas que se dieron en las cadenas de suministros han exhibido la dependencia en medicamentos que tiene el Viejo Continente de los países de Asia. Sobre todo de aquellos fármacos con décadas de existencia y ya sin la protección industrial, que son una referencia para hacer frente a diversas enfermedades. A pesar de ser el segundo mercado farmacéutico del mundo, la Unión Europea no es capaz de garantizar a sus habitantes el acceso a algunos tratamientos. En las últimas décadas, algunos medicamentos han sido sometidos a constantes bajadas de precio por parte de las autoridades sanitarias (los llamados precios de referencia). Ello ha llevado a las empresas a desplazar su producción a países como China e India en busca de ahorros que permitan competir en costes.

Este fenómeno lleva a que en los momentos más duros esa dependencia se exacerbe. De ahí que en octubre de 2021, la Comisión de Salud Pública y de Medio Ambiente del Parlamento Europeo lanzara una estrategia farmacéutica para el continente con el fin de reducir la vulnerabilidad de la región frente a potenciales problemas. El Ejecutivo europeo quiere que el plan definitivo esté listo antes del fin de su mandato, en octubre de 2024. “El sector farmacéutico es estratégico”, dijo Calzón. España, en este sentido, está lista para hacer frente al reto. “Contamos con un tejido productivo fuerte. Somos los terceros en exportaciones [en Europa], con un personal cualificado, con tecnología puntera, con más de 100 plantas de fabricación. Hay que ser capaces de dar el salto”, enfatizó.

Silvia Calzón, secretaria de Estado de Sanidad.
Silvia Calzón, secretaria de Estado de Sanidad.Santi Burgos

Los primeros pasos ya se han dado. Hace ya casi un año, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios publicó un primer listado de fármacos (un total de 541 que contienen 295 principios activos clave) para los que no existe ninguna autorización de comercialización, pero que se consideran necesarios para el tratamiento de un segmento específico de la población o pacientes concretos. “Parece una tarea fácil, pero no muchos países en Europa lo han hecho aún. Nosotros sí”, aseveró Calzón. Lo siguiente es definir con las empresas del sector cómo será la colaboración público-privada que permitirá poner a funcionar la maquinaria para producir los medicamentos. “Vamos a sentarnos con la industria para trabajar en lo que en el plazo de cuatro meses será el Plan Estratégico de la Industria Farmacéutica, un plan que nos permita abordar de forma transversal acciones que den respuesta a las necesidades tanto de los pacientes como del sistema”, resaltó.

“La industria está preparada para hacer grandes inversiones en el país”, afirmó Juan Yermo, director general de Farmaindustria. “En España tenemos cuatro plantas productoras de vacunas, tenemos una centena de fábricas que hacen muchos medicamentos que se venden en todo el mundo”, comentó el representante de 139 laboratorios que innovan para mejorar la salud y el bienestar de las personas. “En la pandemia hubiéramos vivido una situación mucho peor si no hubiésemos tenido esta capacidad”, abundó María Jesús Lamas, directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. Según la representante del organismo responsable de asegurar el cumplimiento de los criterios de calidad, seguridad y eficacia de los fármacos, del listado de productos estratégicos, un 90% se produce en la UE con un 60% de los principios activos. “España es uno de los países que más capacidad de producción tienen”, agregó Lamas.

En el sector consideran importante también reformar el sistema de precios de referencia, con vistas a la nueva producción de fármacos. En el mercado de medicamentos de oficina de farmacia, casi 4 de cada 10 de ellos se venden a un precio de 1,60 euros por unidad, que es una tarifa muy ajustada para lograr la viabilidad financiera de esos productos. Otro 65%, explicó el representante de Farmaindustria, tiene un precio de 3,20 euros. “Estamos hablando de que se producen con unos márgenes de beneficios muy estrechos”.

Cooperación y autonomía

Para Diego Rubio, director de la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia del Gobierno, el corregir las vulnerabilidades es relevante, pero no tiene que entenderse como una fractura económica con el mundo o enfocado a posiciones autárquicas y proteccionistas. La prioridad de esta Administración, dijo Rubio, es impulsar la Autonomía Estratégica Abierta. “Lo que en el fondo viene a decir es que hay que seguir cooperando y colaborando con el resto de países del mundo, pero buscar nuestra autonomía en aquello que sea necesario. Puede parecer contradictorio, pero ha sido la política de casi todos los países del mundo durante décadas. Nos hemos movido siempre en ese equilibrio”, aclaró. Recuperar las capacidades de fabricación de ciertos medicamentos es una prioridad, pero no es la única alternativa para asegurar el abasto de fármacos.

Existe un abanico de soluciones que van desde evitar el despilfarro hasta traer las industrias a una nación cercana. Garantizar la autonomía de medicamentos estratégicos es una decisión política, pero que implica el futuro de las empresas privadas, señaló Jordi Sevilla, exministro de Administraciones Públicas. Estas últimas tienen que considerar una serie de circunstancias económicas antes de dar el salto a la nueva producción. “Fabricar los principios estratégicos que se estaban haciendo en otro lado, los encarece y, por tanto, vamos a tener que asumir que suba el precio. En segundo lugar, las industrias deben tener excesos de capacidad que puedan garantizar, en un momento determinado, fabricar y producir más, y eso habrá que pagarlo”, concluyó Sevilla.


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