_
_
_
_

La empresa de los 4.000 productos médicos

El grupo Cardiva nació en Bilbao en 1989 y hoy vende en 70 países, cuenta con 300 trabajadores y espera cerrar el año con una facturación de 90 millones, un 11% más

Cardiva Malaga
Instalaciones en Málaga de la compañía Cardiva.
Nacho Sánchez

En marzo de 2020 se paró el mundo. Llegó el confinamiento, se cerraron las fronteras y España se quedó sin muchos de los productos sanitarios que llegaban desde China. Ente ellos, las batas médicas: aún perduran las imágenes de los profesionales vestidos con bolsas de basura en sus puestos de trabajo. Fue entonces cuando Cardivais, empresa ubicada en Málaga, adaptó sus líneas de producción y aumentó un 30% su plantilla para fabricar 2,5 millones de esta prenda en menos de un año, con máximos de 12.000 al día. Hoy han vuelto a su labor principal, los packs sanitarios, especialización de esta filial fundamental del grupo Cardiva, compañía creada en 1989 en Bilbao, dedicada inicialmente a la distribución y comercialización de material médico que más tarde pasó también a la fabricación. Con una plantilla que supera las 300 personas, opera en España, Portugal e Italia, pero vende sus productos en 70 países. En 2021 rondó los 81 millones de facturación, cifra que en 2022 puede llegar a 90 millones, un 11% más.

Presidido por Ignacio Vega, el grupo Cardiva tiene su sede principal en Lezama, cerca de las instalaciones del Athletic Club. Es el eje logístico de la firma, desde donde se proveen más de 4.000 referencias a hospitales públicos —el 70% de su volumen de negocio es a través de adjudicaciones y concursos de las distintas administraciones— y privados. Ahí caben desde stents y prótesis o catéteres hasta dispositivos para el tratamiento del dolor, equipos de radiofrecuencia o instrumental quirúrgico y vestimenta hospitalaria. Muchos de ellos proceden de 40 empresas de otros países que ellos distribuyen por el territorio nacional. Pero también de los que elaboran en Cardivais, así como el resto de empresas que forman parte de su plan para fomentar la fabricación propia y disminuir la dependencia del extranjero.

En esa hoja de ruta hay varias paradas. En 2010, el grupo Cardiva creó —junto a Life Vascular Devices, Polytech, Kern Pharma y Ames— la compañía iVascular, asentada en Sant Vicenç dels Horts, localidad del Baix Llobregat a unos 17 kilómetros de Barcelona. Es el único fabricante español de dispositivos médicos centrados en cardiología intervencionista, cirugía endovascular y neurorradiología. “Nos da valor e independencia”, asegura Albert Sanjuán, director de la división de Cirugía Vascular y Endovascular de Cardiva. Para fortalecer su propio tejido industrial han entrado en el accionariado de otras empresas españolas. En 2018 lo hicieron en Peaches Biotech y en junio de 2021 en la biofarmacéutica bilbaína Histocell.

“Lo que estamos buscando es aumentar el catálogo de referencias y trabajar en una medicina que sea cada vez más personalizada, con productos que permitan regenerar tejidos o curar patologías. También optimizar los recursos del sistema sanitario”, explica Albert Sanjuán, quien confía en los próximos años mantener un crecimiento de doble dígito a partir de la innovación propia y la importación de las novedades del mercado extranjero.

Sus objetivos, señala, se complican ante el contexto económico y el incierto clima internacional. Inflación, problemas de suministros y logísticos, costes disparados o las tensiones geopolíticas les permiten planificar lo justo. Mientras, se preparan con un almacén de productos lo más cercano posible a los clientes para evitar desabastecimientos o ante futuras dificultades. En 2019 ya invirtieron siete millones para ampliar las instalaciones de Cardivais, que superó su primera prueba de fuego ante una crisis inesperada como la del coronavirus fabricando batas.

El origen del grupo Cardiva fue la comercialización y distribución de material médico, primero en el norte y más tarde en todo el territorio español desde mediados de los años noventa. Un modelo de negocio que, sin embargo, no está exento de riesgo. “Distribuir siempre va a ser necesario, porque habrá empresas de material médico pequeñas o medianas con productos innovadores que necesitan que alguien los introduzca en el mercado. Pero supone un peligro: a veces esas empresas se hacen grandes y ya no les hacemos falta o las compran multinacionales y tampoco nos necesitan”, explica Albert Sanjuán. Con el objetivo de diversificar, el primer paso de la compañía fue adquirir Dispotex en 2002, una empresa familiar de cobertura quirúrgica, de Málaga. Así se convirtieron en fabricantes.

Exportaciones

Modernizaron la planta y hoy tienen el proceso de fabricación integrado, desde la laminación del tejido al corte o la esterilización final de batas, paños, sábanas o protectores de equipamiento. Un tercio de su producción se exporta a más de 70 países, de Lituania a Chile, Túnez o Líbano. El resto se vende en España, sobre todo al Servicio Andaluz de Salud —su mejor cliente—, “pero también a otros centros públicos y privados del resto del país”, señala Francisco Roca, director gerente de Cardivais, cuyas instalaciones malagueñas acogen a 160 trabajadores. Su especialización son los packs adaptados a los requisitos de cada hospital: en un solo paquete se incluye todo necesario para una intervención quirúrgica, ahorrando excesos de uso de material y, también, espacio. “Esa diferenciación nos permite fabricar en España”, subraya Roca, que destaca la existencia de unas instalaciones propias en China, centradas en los procesos manuales “porque no hay otra manera de ser competitivos”, sentencia.


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_