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La fiebre por recomprar acciones tiene truco (y las autoridades estrechan el cerco)

Las supervisores bursátiles buscan evitar la manipulación de precios y los gobiernos persiguen la elusión de impuestos frente al tradicional dividendo

Ibex
Patio de operaciones de la Bolsa de Madrid.ALTEA TEJIDO (EFE)

En los mercados europeos está cada vez más de moda la recompra de acciones por parte de las empresas para luego amortizar (destruir) esos títulos. Una práctica habitual en Estados Unidos desde hace décadas y otra forma de retribuir al accionista: si hay menos acciones en circulación, sube el beneficio por acción y, además, en el futuro el dividendo que se perciba será mayor. La típica ecuación de repartir la tarta entre menos comensales. Desde la gestora Mutuactivos ponen un interesante ejemplo en un reciente artículo: en Apple —la compañía que más ha invertido en amortizar acciones— mientras que su beneficio neto ha crecido un 107% en los últimos cinco años, su beneficio por acción lo ha hecho casi el doble, un 196%.

En el primer semestre del año las empresas del Ibex 35 han amortizado acciones por valor de 7.595 millones de euros, un 130% más que en todo 2021 y récord histórico. Los grandes bancos, (Santander, BBVA, Caixabank), Arcelor Mittal, ACS o Repsol han sido las más activas en esta práctica que deben comunicar al organismo supervisor (CNMV).

La controversia sobre este sistema ha saltado en EE UU, donde la administración Biden maneja aplicar un impuesto a estas recompras que Goldman Sachs estima que moverán un billón de dólares este 2022 para los valores que forman el índice S&P 500. A diferencia de los dividendos, donde el inversor paga sus impuestos —retención del 19% en el IRPF en el caso del mercado español—, las recompras no soportan ningún impuesto porque el inversor no recibe nada, únicamente disminuye el capital en la compañía de la que es accionista. Hipotéticamente, al haber menos acciones, el valor de la compañía subirá en Bolsa y pagará más impuestos porque obtendrá una mayor plusvalía.

Un punto de vista este último que comparte Javier Garrido, subdirector del Servicio de Estudios de BME: “Con la amortización de acciones no se elude el pago de impuestos sino que se retrasa, ya que las ventajas de la operación para el precio de la acción supondrán una mayor ganancia por la que el inversor pagará cuando venda”, explica. Para Garrido, la clave de las recompras de acciones en España obedece sobre todo a realizar reestructuraciones financieras después de muchos años de pagar dividendos mediante la entrega de acciones (scrip dividend). Esto ha supuesto un incremento muy elevado en el número de títulos en circulación de numerosas compañías. También las limitaciones que el Banco de España impuso a las entidades en el pago de dividendos pueden explicar esta fiebre de las recompras. “No preveo que los volúmenes de este año en amortizaciones se repitan en el futuro. En España y en Europa, en general, pesa mucho la retribución al accionista mediante el dividendo, pero creo que es interesante contar con flexibilidad para retribuir al accionista”, concluye.

El otro quebradero de cabeza de los supervisores es el de evitar que la compra de acciones en el mercado por parte de las empresas —se amorticen o no— provoque una manipulación de su precio. En España, existe un límite de autocartera del 10% del capital, aunque las restricciones llegaron de la mano de Europa, mediante el Reglamento de Abuso de Mercado que entró en vigor en 2018. Las empresas no pueden tener más de tres años esa autocartera sin tomar una decisión. Estas compras se deben aprobar en la junta de accionistas y, mientras las acciones estén en poder de la compañía, carecen de derechos políticos (voto) o económicos (dividendo).

La CNMV extrema la vigilancia sobre estas operaciones: “Esta operativa deberá ejecutarse exclusivamente al amparo de un programa de recompra o estabilización contemplado en el Reglamento sobre Abuso de Mercado o de un contrato de liquidez. Cualquier operativa con acciones propias que se aparte de lo previsto estará sujeta a actuaciones que pueda realizar la CNMV para comprobar el cumplimiento de la prohibición de manipulación de mercado o de uso de información privilegiada”.

En EE UU también se considera que muchas de las recompras buscan una subida del precio de la acción “para que los ejecutivos puedan cobrar sus stock options (opciones sobre acciones), una forma de remunerar a los empleados de una empresa y, en especial, a los directivos en vez de atender el interés estratégico de la misma”, explica Mutuactivos. Una práctica también conocida en España.

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