Realidad virtual para reformar viviendas
Edify elabora proyectos de reestructuración de inmuebles a través de las nuevas tecnologías para ilustrar con antelación al comprador el resultado final de las obras
Para José Izquierdo mudarse de casa después del nacimiento de su tercer hijo fue una de sus peores pesadillas. Al no encontrar ningún piso que se adaptaba a sus necesidades, optó por comprar uno para reformarlo. “Fue un calvario. Se me dispararon el presupuesto y el tiempo de ejecución de las obras. Tuve que cambiar hasta de constructora”, cuenta. Tras una investigación con varias consultoras, se fijó en que muchas personas habían tenido una experiencia similar. Así, junto a sus dos socios, Paulo Santos y Carlos Peiró, se planteó elaborar un modelo de negocio para que la compra de un hogar fuese una experiencia placentera y satisfactoria. El pasado febrero los tres emprendedores pusieron en marcha Edify, una plataforma que desarrolla proyectos de reforma de viviendas a través de la realidad virtual para ilustrar con antelación al comprador el resultado final de las obras.
Izquierdo y Santos trabajaron juntos durante años en una pequeña empresa tecnológica. En cambio, Peiró ha desarrollado gran parte de su trayectoria profesional en el mercado hipotecario. “Nos juntamos los tres porque la fusión entre tecnologías e inmobiliaria era el engranaje perfecto para arrancar el proyecto”, cuenta Izquierdo. La plantilla de la empresa cuenta con 12 personas, entre arquitectos, interioristas, ingenieros informáticos, especialistas de marketing y de recursos humanos.
La startup no capta viviendas, sino que colabora con agencias inmobiliarias y con constructoras —como Inex y Decore— para cerrar las operaciones. El primer paso es entender el estilo de vida del cliente, es decir cuáles son sus hábitos y sus perspectivas de futuro. A partir de ahí, la empresa rastrea todo el mercado inmobiliario para buscar viviendas que encajen con las necesidades del comprador.
Una vez encontrado el inmueble, le proponen un proyecto de reforma con un presupuesto cerrado y le enseñan cómo quedará la casa reestructurada con un programa de realidad virtual. Cada cliente podrá seguir la evolución de los trabajos en tiempo real a través de una página web personalizada. El precio del servicio puede variar entre 200.000 y el millón de euros.
Para el desarrollo del software, Edify ha contratado a ingenieros que siguen perfeccionando sus funcionalidades. “A corto plazo, queremos que el programa seleccione de manera automática las viviendas para los clientes en función de sus preferencias. Otro objetivo es permitir a las constructoras que trabajen directamente con el sistema para que alimenten por su cuenta la información sobre los avances de las reformas”, apunta Izquierdo.
Javier García (31 años) compró con Edify el pasado diciembre una vivienda en el barrio valenciano de Ruzafa. Conoció a la empresa gracias a sus padres y actualmente queda a la espera de que se acaben las labores para poder entrar en el piso reformado. “Mi requisito principal era que fuera un hogar amplio y con mucha luz en todas las habitaciones. Si se da el caso de formar una familia, por lo menos tengo una base por donde empezar”, comenta. En cambio, Verónica (33 años) firmó junto a su pareja el contrato con la startup hace algunos meses, aunque todavía no ha encontrado el piso que se adapta a sus necesidades. “El gran culpable es el precio, porque ahora el mercado inmobiliario está disparado, pero confiamos mudarnos antes de final de año”, reconoce.
Después de una primera ronda de inversión de 200.000 euros, la compañía cerrará para junio otra financiación de casi un millón. A lo largo de su primer año de actividad, ha facturado casi 1,4 millones de euros con la venta de 25 viviendas y ha atendido a 150 clientes. Aunque hasta el momento ha centrado sus operaciones en Valencia, acaba de estrenarse en el mercado madrileño y para final de año prevén aterrizar en Barcelona, para luego extenderse a las capitales europeas, como Lisboa, París y Roma.
Según Izquierdo, en la compra de una vivienda las expectativas de los clientes son más altas que hace años. “Antes se conformaban más con el piso que encontraban. Aunque no encajaba exactamente con sus necesidades, ponían todo en una balanza, porque una terraza compensaba los pocos metros cuadrados. Ahora cada vez más quieren las casas adaptadas a sus exigencias y les apetece personalizarlas a su gusto”, señala. Desde el confinamiento, se valoran sobre todo los ambientes grandes con mucha luz y un pequeño local para teletrabajar. Además, considera que se está poniendo muy de moda instalar una chimenea en el salón, aunque sea ecológica.
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