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La crisis energética se cruza en la ruta de Baleària

La empresa prevé recuperar este año los niveles de tráfico de pasajeros previos a la pandemia, pero la escalada del precio de los combustibles es una seria amenaza

Balerària
Balerària lidera el transporte de pasajeros y mercancías entre las islas Baleares y la Península.
Lucía Bohórquez

Al empresario alicantino Adolfo Utor la afición a los barcos no le viene de familia. Nadie de su entorno trabajaba en el sector naval, que le tentó cuando apenas era un adolescente. Comenzó vendiendo billetes en la ventanilla del puerto de Dénia en la compañía Flebasa, la empresa naviera en la que inició una ascensión meteórica que le llevó de amarrar barcos a saltar a las tareas administrativas, para terminar siendo director general. Tras la quiebra de la compañía en 1998, plantó la semilla de lo que hoy es Baleària junto a un grupo reducido de trabajadores. La naviera lidera actualmente el transporte de pasajeros, vehículos y mercancías entre las islas Baleares y la Península, y cuenta con rutas en las islas Canarias, Francia, el norte de África y Estados Unidos.

Desde esos comienzos en el puerto de Dénia ha llovido mucho. Cinco años después de su fundación Baleària absorbió Umafisa, la principal naviera de Baleares propiedad del exministro del PP Abel Matutes, que a través de su grupo empresarial mantuvo hasta el pasado mes de octubre el 42,5% de las acciones de la empresa, que finalmente fueron adquiridas por Utor. “Fue una iniciativa de Matutes, que decidió desinvertir. El motivo está relacionado con que querían concentrar sus activos en el core business de su negocio, que es la parte hotelera. En todo caso, la relación ha sido de total confianza y lealtad durante estos 17 años”, explica el empresario.

Una relación estable en la que las ideologías políticas, dice, nunca se han entremezclado a pesar de que ambos empresarios vienen de espectros políticos opuestos; Utor fue concejal en el Ayuntamiento de Dénia por el PSOE durante su breve paso por la política, mientras que Abel Matutes cuenta con una larga trayectoria en el PP, partido por el que fue ministro de Asuntos Exteriores, también senador y del que se desvinculó definitivamente en 2008. “Las ideologías no influyeron porque son cuestiones que no afectan a la política, sino a las relaciones humanas. Compartíamos un modelo de negocio, el de querer desarrollar una red de transporte marítimo en Baleares, donde hemos tenido una relación fructífera para ambas partes y para la sociedad”, subraya.

Durante estos años la naviera ha crecido hasta expandir su actividad en seis países, operando rutas con 29 buques y empleando a 1.500 personas. La irrupción de la pandemia en marzo de 2020 y las fuertes restricciones a la movilidad provocaron pérdidas de 15 millones de euros a la compañía, que logró recuperarse el pasado 2021 cuando cerró con unos beneficios de 49 millones, una facturación de 396 millones y un beneficio de explotación (ebitda) de 103 millones. “En nuestro negocio el 50% de los ingresos viene del pasaje y la otra mitad de la carga. En 2020 nos vimos muy afectados por la pandemia, pero nos lanzamos muy pronto al mercado, programamos servicios y tuvimos un resultado moderadamente bueno para el año de restricciones a la movilidad que padecimos”.

La naviera logró incrementar en 2021 un 15% el volumen del tráfico de mercancías, con más de 6,5 millones de metros lineales y doblando sus esfuerzos en rutas como las que operan en Marruecos, donde el cierre de fronteras sólo permitió el movimiento de buques de carga. El tráfico de pasajeros se incrementó un 38% hasta superar los 2,9 millones de viajeros, el 95% de ellos en rutas nacionales, ya que las internacionales experimentaron una caída del 85% de pasajeros por las restricciones a la movilidad. Los datos del año pasado aún están un 34% por debajo del volumen de pasajeros de los años prepandemia, aunque el mercado nacional casi ha duplicado su crecimiento. Ahora las perspectivas para el verano parecen prometedoras y el nivel de reservas es ya un 30% superior al de 2019 por estas fechas, lo que para el presidente de la naviera demuestra que la gente “está ávida de viajar”.

Un horizonte que puede verse empañado por las inciertas consecuencias de la invasión rusa de Ucrania en el comportamiento de los consumidores, por la creciente competencia y por la subida de los precios del combustible, que pretende contrarrestar incrementando pasajeros y mercancías. “Tener una empresa es riesgo y ventura. Cuando baja el precio del combustible ganamos y cuando sube perdemos. Sabemos que es cíclico y que tenemos que tener solvencia para acometer las situaciones difíciles. Lo pasamos mal en 2008, pero al llegar la covid-19 estuvimos preparados porque ya teníamos la experiencia de la anterior crisis y pudimos resistir bien las pérdidas”. A pesar de su calma a la hora de hablar del impacto de la subida de precios de la energía, Baleària se ha visto obligada a apagar los motores de gas licuado de los nueve buques de su flota que pueden navegar con motores duales de este combustible y de fueloil ante unos precios “desbordados” desde octubre.

Apuesta por el gas

La apuesta para la conversión y construcción de buques de gas natural licuado que permitan reducir un 30% las emisiones de efecto invernadero alcanza los 380 millones de euros. “No nos hemos equivocado con el gas. El sentido común dicta que tiene que ser más barato porque hay mucho y no necesita tratamiento ni refinamiento. Esperamos que vuelva a estar a precios competitivos y de forma transitoria lo hemos reducido de manera significativa porque los derivados del petróleo son más baratos. Es por una cuestión de viabilidad y competitividad”, advierte. Y es que para el empresario es necesario que el Gobierno central fomente las energías que son “más limpias”, como ya ha hecho Europa y como viene haciendo con el sector del automóvil eléctrico, porque de momento “hay voluntad, pero nada concreto”.

Los planes de expansión de Baleària podrían recuperarse con el fin de las restricciones, vigilando muy de cerca la irrupción de la competencia, sobre todo en el mercado balear. La compra de Trasmediterránea por parte de Grimaldi Lines y la irrupción de Grandi Navi Veloci en la operación de rutas de Baleares a la Península agitarán las aguas en el Mediterráneo, aunque Baleària mantiene planes para lanzar posibles rutas entre Barcelona y Valencia con el norte de África e impulsar otras en el Caribe. “Estamos en un proceso de reemprender estos proyectos, pero todavía no tenemos nada concreto”, concluye Utor.

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Sobre la firma

Lucía Bohórquez
Colaboradora de EL PAÍS en las Islas Baleares. Periodista de la Cadena SER en Mallorca desde el año 2008, donde se ha especializado en temas de tribunales. Estudió Periodismo en la Universidad del País Vasco.

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