La empresa que evita sobrecostes en las obras
Checktobuild permite detectar las desviaciones en un proyecto de construcción para ahorrar
Con un padre y un hermano trabajando como albañiles, Alejandro Ruiz quiso alejarse del mundo de la construcción. Quería evitar los sobrecostes, los retrasos en las obras, las peleas para cobrar al acabar. Estudió Ingeniería de software en la Universidad de Málaga. Más tarde se lanzó a un máster de dirección de proyectos que terminó en Silicon Valley. Allí conoció los modelos que los arquitectos desarrollan en 3D para dibujar y planificar sus edificios. Y mientras una luz se encendía en su cabeza, entendió que, a pesar de haberlo intentado, su camino había sido circular y, de nuevo, se acercaba a una obra. “El ecosistema de inversores de allí tuvo interés en la idea que les planteé y nos pusimos rápidamente en marcha”, cuenta el marbellí, de 26 años, hoy máximo responsable de Checktobuild, start-up con la que planea facturar 110.000 euros este año y rozar los dos millones en 2023 con una clara apuesta por Latinoamérica.
La compañía se pensó en agosto de 2020 y salió al mercado la pasada primavera tras desarrollar siete proyectos piloto y conseguir 270.000 euros en su primera ronda de inversión. Aquella idea original se aterrizó en una empresa que se define como un servicio autónomo que permite controlar e inspeccionar proyectos de construcción e industria a través de una plataforma web basada en la inteligencia artificial. Es decir, se centra en solucionar la vida a quien ejerce la dirección de obra: basta grabar un vídeo del proceso constructivo en cualquiera de sus fases, exportarlo en formato 3D y enviarlo, junto a los planos del arquitecto, a Checktobuild. En pocos minutos —13 de media— el sistema comprueba si el trabajo progresa en tiempo y forma o si, por el contrario, hay defectos y retrasos.
El algoritmo desarrollado por este ingeniero y su equipo —formado por ocho personas— detecta cualquier diferencia entre la realidad y el proyecto original con un margen de error de un centímetro. Baste el ejemplo de una casa en la que se construya el hueco para el aire acondicionado tres centímetros más pequeño que lo que necesita la instalación: habría que eliminar lo hecho para volver a hacerlo. “Es fácil de usar porque cualquier operario puede grabar el vídeo y sostenible, porque detecta errores tempranos y evita muchos escombros. Pero, sobre todo, ahorra tiempo y dinero”, añade el emprendedor, que promete a sus clientes disminuir un 70% sus costes de certificación y un 30% el desperdicio de materiales.
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