Resiliencia climática
Los mayores impactos negativos, agregados y a largo plazo, se dan cuando no hay políticas climáticas
El Banco Central Europeo (BCE) acaba de publicar los resultados detallados de las pruebas de resistencia climática a empresas no financieras y bancos del área del euro. El ejercicio del BCE se construye en torno a tres elementos. Primero, tres escenarios climáticos diferentes, coherentes internamente pero con distintas combinaciones de riesgos físicos (inundaciones, sequías, incendios) y de transición (desencadenados por el impacto del coste de las reducciones de emisiones). Se establece como punto de referencia un escenario donde los países implementan de inmediato medidas que logran acotar los riesgos climáticos, y se compara con otro en el que no hay actuaciones, elevando la severidad y la frecuencia de los riesgos físicos; y finalmente, con un tercero en el que las políticas se adoptan sólo de modo tardío y abrupto, lo que no evita totalmente los riesgos físicos y genera otros de transición por la imprevisibilidad y severidad de las políticas.
En segundo lugar, se nutre de información muy granular por actividades económicas para las emisiones e incluso por el código postal para la exposición a riesgos físicos. Finalmente, todos estos datos se combinan y se modelan junto a la información financiera de empresas y bancos para estimar cuál sería el impacto en sus balances y cuentas de resultados de cada uno de los tres escenarios de referencia.
Los mayores impactos negativos, agregados y a largo plazo, se dan cuando no hay políticas climáticas, dada la mayor frecuencia de eventos climáticos disruptivos por el aumento de temperaturas. Así, más que compensa afrontar los costes de la transición climática, que los hay, de mitigación de sus efectos y de adaptación al cambio, al acotar así los elevados riesgos climáticos futuros. Y compensa aún más si se tiene en cuenta una segunda conclusión general del trabajo del BCE: los impactos climáticos en caídas de actividad y pérdidas de empleo en las empresas no financieras, o los efectos negativos en la capacidad de la banca para atender la demanda de crédito, son muy heterogéneos. Son mayores donde los riesgos físicos extremos, como incendios o inundaciones, lo son también, o donde se acumulan más empresas “marrones”, color cuyo tono puede ser más o menos oscuro dentro del mismo sector, y que pueden estar en zonas climáticamente más o menos seguras, para añadir complejidad al análisis.
En resumen: los impactos de cola, muy alejados del promedio y con elevada granularidad, son algo consustancial a los escenarios de riesgo climático. Si a ello se añade la sólo relativa certeza de los efectos en la temperatura de aplicar las políticas más apropiadas, y que los resultados se obtendrían a largo plazo, más nos conviene ir construyendo la resistencia climática de la sociedad desde ya.
J. Julián Cubero, de BBVA Research.
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